Dominical

No todas las tortugas cruzan océanos

Las especies de quelonio ‘Testudo hermanni’ y ‘T. graeca’ prácticamente desaparecieron de Ibiza y Formentera por culpa del negocio de las mascotas y hoy el GEN trabaja en la reintroducción de la primera de ellas.

Tortuga mediterránea fotografiada enMenorca. CAT

Tortuga mediterránea fotografiada enMenorca. CAT / Cristina Amanda Tur

Dicen que el infierno está lleno de buenas intenciones. Y de ignorancia, probablemente también. El periódico italiano Corriere della Sera publicaba hace unos días que unos turistas, en Castiglione della Pescaia, encontraron una tortuga mediterránea en las dunas y, confundiéndola con una tortuga marina, la echaron al agua. El animal se ahogó.

Las tortugas marinas, con su colonización de las costas mediterráneas por culpa del calentamiento global, son las protagonistas del verano. Y quizás, con esa preponderancia, haya quien olvide que no todas las tortugas son marinas. De hecho, hay muchas más especies de tortugas terrestres que de mar. Y entre ellas están dos especies muy ligadas a la historia de las islas, la tortuga mora (Testudo graeca) y la tortuga mediterránea (T. hermanni), especie, esta última, a la que pertenecía la desgraciada que fue a toparse con los turistas incapaces de entender la diferencia entre unas patas y unas aletas.

Las poblaciones de estos dos reptiles fueron abundantes hace medio siglo –tanto en las Pitiusas como en el resto del archipiélago–, pero en los años 60 y 70 prácticamente llegaron a desaparecer debido al intenso tráfico de animales destinados a convertirse en mascotas. Hoy están protegidas y extraerlas de su medio natural es un delito. En realidad, la tortuga mora se da por desaparecida en Ibiza desde el siglo XIX. En Formentera pudo resistir hasta los años 80 del siglo XX y se realizó una reintroducción de ejemplares hace menos de una década. Respecto a la mediterránea, ocasionalmente se registra alguna cita de su presencia pero resulta difícil encontrarse con alguno de estos quelonios en estado salvaje.

DESDE LA EDAD DEL BRONCE

Se considera que las tortugas terrestres llegaron a las islas en la Edad del Bronce, por lo que su introducción es antigua y ya se consideran especies propias en Balears. Hoy está prohibido tenerlas y comerciar con ellas, tanto si son ejemplares vivos como muertos.

Para contribuir a evitar su extinción, el Grup d’Estudis de la Naturalesa (GEN-GOB) tiene en marcha un proyecto de cría en cautividad que se inició en 2015 y que tiene como objetivo la reintroducción de ejemplares en los bosques pitiusos. De hecho, ya se han liberado algunas de las tortugas de este núcleo zoológico –situado en la finca Can Toni d’en Jaume Negre– y se espera poder continuar esta liberación a finales de verano, cuando bajen las temperaturas y se logre controlar una enfermedad que ha afectado a varios ejemplares. En estos momentos, en la finca hay una veintena de tortugas, concretamente de la especie Testudo hermanni.

En el Libro Rojo de los Vertebrados de Balears (actualizado en 2021) la tortuga mora está clasificada como especie en peligro, mientras que la mediterránea figura como especie de preocupación menor, pero hay que tener en cuenta que en las Pitiusas la situación es mucho peor que en Mallorca y Menorca. Se están realizando esfuerzos para consolidar poblaciones en todas las islas del archipiélago y en Mallorca existen otros trece centros de cría autorizados que pueden contribuir a los programas de reintroducción. En el conjunto de Balears, el Consorci per la Recuperació de Fauna de les Illes Balears (COFIB) recupera cada año en sus centros una media de un millar de ejemplares. Algunos individuos llegan allí cuando son hallados heridos –sus amenazas actuales son la pérdida de hábitats por la urbanización, los incendios y los perros–, pero también llegan ejemplares que algunos ciudadanos han mantenido cautivos y que desean liberar. En este caso, desde el COFIB recomiendan siempre avisarlos para que los expertos decidan cuál será el lugar apropiado para liberar al animal en función de las poblaciones que se conozcan y del hábitat apropiado. Para quienes deseen hacerlo, se garantiza que no habrá ni multa ni sanciones; sólo las gracias por hacer lo correcto.

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