Natalia, la primera mujer policía de Sant Joan: «Lo difícil es aceptar que estás para hacer cumplir la ley, no para hacer justicia»

La agente acudió a un cuartel de la Guardia Civil a «pedir información» con tan solo 17 años y dos años más tarde se incorporaba a las patrullas de Sant Antoni, donde empezó su carrera policial

La agente Natalia, primera mujer del cuerpo.

La agente Natalia, primera mujer del cuerpo. / TONI ESCOBAR

Ángela Torres Riera

Ángela Torres Riera

Aceptar que, como agente, tu trabajo es hacer cumplir las leyes a la ciudadanía y no hacer justicia. Ésa es una de las conclusiones a las que ha llegado la agente Natalia, la primera mujer en formar parte del cuerpo de Policía Local de Sant Joan, en sus dieciséis años de trayectoria profesional. «He sido la única mujer, antes y también después de que se conformara la plantilla de manera oficial», añade con una sonrisa la policía.

Algo que sucedió hace poco, en 2021. Cuando tenía 17 años, Natalia acudió a un cuartel de la Guardia Civil a «pedir información» y solo dos años más tarde pasaba a formar parte de la Policía Local de Sant Antoni, donde inició su carrera. Al ser preguntada por la situación más complicada que ha vivido como policía, contesta: «Ibiza da para mucho».

¿Cuándo decidió que quería ser agente de policía? ¿De dónde nace esa voluntad?

En mi caso, no es una profesión que haya heredado de casa, sino algo que he querido hacer siempre, desde pequeñita. De hecho, con solo 17 años, me presenté en el cuartel de la Guardia Civil para pedir información y saber qué era necesario para formar parte del cuerpo. Al final, entré en la Policía cuando tenía 19 años.

¿Cómo empezó su carrera profesional?

Estuve en la academia en el curso 2007-2008. Luego tres años en Sant Antoni antes de estar aquí [en Sant Joan], donde fui la primera mujer incluso antes de que se creara el cuerpo (en junio de 2021). Más tarde trabajé en Santa Eulària, luego en Menorca y ahora he vuelto a Sant Joan.

Y ahora vuelve a ser la primera mujer tras formarse oficialmente el cuerpo policial.

En Sant Joan sí, he sido la primera mujer antes y después de que se creara la Policía Local de manera oficial. Aunque no sé por qué nos choca tanto que haya una mujer policía. En mi opinión, últimamente tenemos la piel un poco sensible con el tema de las mujeres.

¿Cuál es, para usted, la mayor satisfacción a la hora de llevar a cabo el trabajo?

Es un trabajo muy poco agradecido, pero cuando realmente has ayudado a una persona, la sensación con la que te vas a casa es buenísima. Es un poco egoísta, porque al final te sientes tú bien por haber ayudado a otro. Pero poder solucionar algo y que ese ciudadano venga, incluso al cabo de años porque se acuerda de ti y te de las gracias por la manera en que le ayudaste, eso no tiene precio.

¿Le ha pasado muchas veces, que alguien le agradezca su trabajo como policía?

Algunas veces, sí. Por ejemplo, cuando hemos socorrido a víctimas de accidentes. En ese sentido, a veces te toca hacerle a una persona una RCP (maniobra cardiopulmonar) y luego a esa víctima se la lleva la ambulancia y allí le pierdes la pista…También es difícil que nuestro trabajo llega tan solo hasta un punto y que luego no sabes cómo termina tu ayuda.

¿Esa es, diría, una de las partes más desagradables?

Sí, puede ser. Pero luego cuando viene alguien a quien has ayudado y te lo comunica, eso te hace volver a casa con orgullo. Otra cosa que valoro mucho es la relación con los compañeros, la confianza que puedo depositar en el que va al lado.

¿Es fundamental esa complicidad con el agente o la agente con la que se trabaja?

A veces somos tres, aunque normalmente sí que vamos de dos en dos. Estar en una historia gorda con, por ejemplo, cuchillos, amenazas... o estar frente a un caso de violencia de género o de una persona en un estado muy agresivo, que ha consumido drogas y no tener ni que mirar dónde está tu compañero porque sabes de sobra que lo tienes cerca, eso hace muchísimo. Y en la Policía no todo el mundo es así . En ese sentido, dentro del cuerpo hay trabajadores que son agentes y otros que son funcionarios.

¿Qué cree que es lo más complicado de ser policía?

Lo más difícil es aceptar que nosotros estamos para que se cumpla la ley, no para que se haga justicia. De esto me he ido dando cuenta a lo largo de los años. Muchas veces podemos, desde nuestros valores, no estar de acuerdo con lo que estamos haciendo cumplir, pero es nuestro trabajo.

¿Alguna vez se ha sentido desvalorizada respecto a sus compañeros por el hecho de ser mujer?

Tengo una forma de ser que no deja entrever diferencias. El tema está en la preparación y en la formación. Hay cosas, como por ejemplo técnicas, que si las sabes pueden sustituir a la fuerza. No estoy de acuerdo con el hecho de que se reserven plazas específicas para las mujeres para hacer una discriminación positiva. Tampoco que tengamos baremos [en las pruebas físicas de los exámenes de acceso] más bajos. Al final el trabajo que vas a realizar es el mismo.

¿Ha vivido muchas situaciones, como policía, en las que se haya visto realmente en peligro?

Quince años en Ibiza dan para mucho: cuchillos, armas y personas puestas y completamente enajenadas que por mucho que les reduzcas no sienten ni padecen. Aquí, todo eso se multiplica. En la isla además los temas de drogas están a la orden del día.

Agente Marcos: Aquí sales a cazar y cazas, sales a pescar y pescas (interviene el jefe de Policía en relación a las drogas). Control que hay, sustancia que pillas. La gente que maneja se mueve por donde sabe que no hay presencia policial.

¿A lo largo de su trayectoria, qué cambios ha habido en cuando al desempeño del trabajo?

Antes el Policía Local era el alguacil de turno que le decía a ‘Pepe’ que moviese el coche y ya está. Ahora, a mi parecer, los agentes municipales tenemos cada vez más competencias y hay que estar constantemente en formación. Sobre todo, por nuestro bien físico y jurídico. Es supervivencia ponerse al día, porque aunque aprendas A, B y C, luego cuando saldrás a la calle y el mundo no siempre va a ser A, B y C.

Suscríbete para seguir leyendo