Coses Nostres| El registro del antropoceno en un coral

Una investigación ha hallado el rastro del inicio del impacto del ser humano en el planeta en esqueletos de madrépora mediterránea, un coral protegido, emblemático y abundante en Ibiza y Formentera.

Colonia de Cladocora caespitosa a 15 metros de profundidad en s'Espartar.

Colonia de Cladocora caespitosa a 15 metros de profundidad en s'Espartar. / CAT

Cristina Amanda Tur

Cristina Amanda Tur

Hace más de dos décadas, el químico neerlandés y premio Nobel Paul Crutzen popularizó el término Antropoceno para referirse a una nueva era geológica que daría por cerrado el Holoceno y que se caracterizaría por las profundas transformaciones en el planeta que provocan las actividades humanas. Desde entonces, los científicos buscan el registro que indique la fecha exacta del inicio de esa nueva era y, con ello, las pruebas que le den validez. Y ahora, una investigación —cuyos resultados han sido publicados en Science of the total Environment— ha encontrado, por primera vez, el registro de la quema de combustibles fósiles en esqueletos de madrépora mediterránea (Cladocora caespitosa), una especie emblemática de los fondos marinos de las islas y abundante en Ibiza y Formentera.

En la investigación ha participado el investigador Diego Kersting, del Instituto de Acuicultura de Torre de la Sal (CSIC), quien, en declaraciones al programa Nautilus de IB3 ràdio, explicaba que «este coral es el único que puede formar arrecifes en el mar Mediterráneo. Crece muy lentamente y va registrando en su esqueleto las condiciones del medio ambiente. Es decir, tanto la temperatura, por ejemplo, como el estado de salud del coral. Y en este caso, ha registrado también partículas contaminantes».

De hecho, los corales son un archivo natural usado de forma habitual en estudios paleoclimáticos, y aunque se han empleado para reconstruir el pasado climático —datos de temperatura o condiciones químicas del agua— es la primera vez que se buscan y se encuentran en corales partículas contaminantes (más allá de microplásticos). En concreto, los esqueletos de madrépora analizados fueron recogidos en la reserva marina de Islas Columbretes, en un arrecife considerado centinela del cambio climático. «Llevamos en él más de veinte años estudiando el efecto del aumento de la temperatura del agua sobre los organismos y también trabajamos con otros temas relacionados con el cambio global, como el impacto de las especies invasoras», según destaca Kersting.

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Respecto a las pruebas del Antropoceno registradas en los corales, el científico detalla el hallazgo: «Las partículas que hemos encontrado se denominan partículas carbonosas esferoidales y son unas partículas que se originan, concretamente, cuando se queman combustibles fósiles. Por esta razón, se han propuesto como marcadores del inicio de la época geológica del Antropoceno. En el caso de los corales de Columbretes, hemos empezado a encontrar estas partículas en los años 50 del siglo pasado, a partir de 1950». Estos datos, con registros de contaminación que se prolongan a lo largo de las décadas, concuerdan, además, con los obtenidos en otras mediciones de contaminación, «en los sedimentos de los lagos, en sedimentos marinos o incluso en núcleos de hielo». Los corales representan el único archivo natural usado por la paleoclimatología en el que no se habían encontrado estos marcadores de contaminación. «Es uno de los candidatos a ser un marcador universal de la era del Antropoceno, que ahora mismo está en discusión. Es decir, se está evaluando cómo se ha de marcar y cómo se ha de describir esta época para ver si finalmente se acepta como era geológica», concluye Diego Kersting, investigador en este estudio en el que han participado también el University College London y la Universidad de Leicester (Reino Unido).

Superviviente del Plioceno

La madrépora mediterránea es un coral pétreo antiguo -un superviviente del Plioceno- que se encuentra en la categoría de especie en peligro en la lista roja de los invertebrados marinos de Balears y en las listas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Es una especie, sin embargo, abundante en las Pitiüses y pueden destacarse las concentraciones de colonias en s’Espardell (en la reserva de es Freus), en s’Espartar o en sa Conillera, aunque las colonias más grandes del Mediterráneo se encuentran en islas Columbretes y en el parque nacional de Mljet (mar Adriático). 

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