Imaginario de Ibiza

Las plagas de vándalos de es Culleram

El santuario próximo a la cala de Sant Vicent ha sido asediado históricamente por expoliadores y practicantes de rituales estrambóticos. Estos últimos aún siguen empeñados en llenarlo de basura y poner en peligro su supervivencia y la de los montes cercanos.

Entrada a es Culleram.

Entrada a es Culleram. / X.P.

Xescu Prats

Xescu Prats

La religión mal entendida es una fiebre que puede terminar en delirio. (Voltaire)

Hay quien dice que el topónimo es Culleram lo propagaron los payeses de Sant Vicent de sa Cala, cuando comenzaron a descubrir numerosas piezas cerámicas con forma de cuchara en el interior de esta cueva de la finca Can Quintals, a 150 metros sobre el nivel del mar. El término y su singular origen, al parecer, llegó a oídos de la Sociedad Arqueológica Ebusitana, que en 1907 organizó la primera excavación en un lugar tan retirado e inhóspito de la sierra que concluye en sa Punta Grossa.

Imagino la cara de asombro de aquellos hombres cuando, armados con rasquetas, cepillos y picoletas, comenzaron a desenterrar una estatuilla púnica tras otra. Probablemente revelara la misma incredulidad de los buscadores de oro de la fiebre californiana, cuando hallaban una veta grande y radiante que iba a cambiarles la vida.

En aquel primer acercamiento a las entrañas de la gruta se recuperaron más de seiscientas estatuillas de terracota completas y un millar de cabezas de otras figurillas fragmentadas, así como un altar, piedras sagradas y un león esculpido en hueso, entre otros objetos. Es Culleram se convirtió, junto con la Necrópolis de Puig des Molins, en el más extraordinario yacimiento arqueológico de la isla, además de revelar la existencia de un santuario dedicado a deidades como Tanit o Melkart, que era atendido por sacerdotes y que probablemente alimentara una industria local de artesanía de la cerámica, dedicada a producir exvotos para las ofrendas.

El derrumbamiento 

El santuario de la cueva de es Culleram permaneció activo hasta el siglo II a. C., cuando, según apuntan algunos historiadores, pudo cesar su actividad a causa de un derrumbamiento. Tal vez aquellos sacerdotes dedujeran que si la diosa había provocado el desplome de su templo, aquello significara que, en lugar de reconstruirlo, más les valía marcharse de allí. El oratorio, en todo caso, tenía una estructura bien definida, con una antesala erigida con materiales de la zona y dos cámaras naturales en el interior de la cueva, además de un pozo que recogía agua de lluvia. Los sacrificios de pequeños animales se hacían en el exterior del templo y luego sus restos eran quemados y depositados en el interior, junto a las efigies cerámicas. 

Hasta allí peregrinaban los púnicos entre los siglos V y II antes de Cristo, con la intención de rogar a los dioses que les concediesen suerte en los negocios, buena mar para un viaje o el feliz alumbramiento de un hijo.

En 1909 se produjo una nueva excavación y en los años 60 y 80 hubo otras, pero la primera fue la que resultó más apabullante. A partir de los años 30, sin embargo, apareció la primera horda de vándalos contemporáneos, que se dedicaron al saqueo constante de la cueva, desenterrando más terracotas y a saber qué otros valiosos objetos vinculados a los tiempos púnicos. Apenas dejaron nada tras de sí.

Iluminados

En nuestros días, se ha publicado la noticia de que ahora otra plaga anda asediando es Culleram y poniéndola en peligro, aunque su naturaleza es muy distinta. Se trata de una caterva de iluminados que han ideado nuevos rituales dedicados a Tanit y que, mientras proclaman su comunión con la Vía Láctea, se dedican a llenar de basura todo el entorno y además dejan velas encendidas por doquier, con el consiguiente riesgo de incendios.

Ibiza tiene un poderoso imán para majaderos de toda ralea, que lo mismo se inventan un nuevo ritual de comunión con la madre tierra retozando en el santuario de Tanit, que te montan una rave para ponerse ciegos de pastillas en un bosque perdido o construyen un poblado de chabolas para practicar el yoga y fomentar el espíritu cósmico entre los pinos.

Es Culleram, en todo caso, corre peligro, al tiempo que representa uno de los lugares menos aprovechados y divulgados de nuestro patrimonio arqueológico.

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