la producción de aceite cae un 40%

la producción de aceite cae un 40%

la producción de aceite cae un 40%

El oro líquido que sale de los campos de Andalucía (hasta el 80 por ciento del total nacional) es una de las mayores señas de identidad del país. Sin embargo, el cambio climático también amenaza este liderazgo. La asociación de Cooperativas Agro-Alimentarias de Andalucía lo ha dejado muy claro: sus estimaciones sitúan la producción de aceite en la campaña 2022-2023 en 918.000 toneladas, casi un 40 por ciento menos que el pasado año, cuando se elevó por encima de las 1,5 toneladas. El drama es especialmente acusado en Jaén, la provincia olivera por excelencia, donde la cantidad de producto caerá hasta la mitad. La sequía extrema y los altos costes de producción (en especial de la energía), son los principales culpables. El proyecto RitmeNatura estima las pérdidas económicas en valores por encima de los 1.700 millones de euros.

Parecía algo imposible, debido a las características de los olivos. Son árboles fuertes y tienen una alta capacidad de adaptación y resistencia a las temperaturas extremas, tanto altas como bajas. Su supervivencia parecía asegurada. Sin embargo, los cambios radicales en las temperaturas y en las lluvias afectarán a sus ciclos vegetativos, a las características de sus aceitunas y, por ende, a la composición de los aceites de oliva vírgenes. En la década de 2010 se produjeron de media 1,3 millones de toneladas al año y la mitad correspondían a la categoría ‘AOVE’ (aceite de oliva virgen extra, el más cotizado). Para conseguir este preciado ‘AOVE’ se tienen que alinear varios factores, entre ellos la calidad de la propia aceituna, el clima y el terreno. Para que el olivo crezca de forma correcta debe estar sometido a temperaturas entre 26 y 32 grados, es decir, en regiones con inviernos suaves y veranos cálidos y secos.

Y aunque hay estudios que apuntan a que un incremento de las temperaturas de algo más de un grado puede ser bueno para los olivos, este primer diagnóstico se corrige cuando se tienen en cuenta el resto de consecuencias del cambio climático (las ya mencionadas sequías, olas de calor y frío, las DANA…), que pueden arruinar miles de hectáreas de cultivos.

Las características del suelo influyen y mucho en el resultado final. Que el terreno sea más lluvioso o más soleado se nota en el grado de picante o suavidad del aceite resultante.

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