«En Ibiza los turistas ya tienen más derechos que los residentes»

Tres analistas críticos del fenómeno turístico de Balears desgranan las «amenazas del turismo» en una mesa redonda organizada por el Institut d’Estudis Baleàrics en la Fira del Llibre en Català de Barcelona

Un momento de la mesa redonda que se celebró el pasado domingo en Barcelona. | IEE

Un momento de la mesa redonda que se celebró el pasado domingo en Barcelona. | IEE / redacción. eivissa

Redacción

Las islas Balears se están convirtiendo en un lugar donde el turismo «está expropiando la vivienda y el espacio público a los residentes» y donde, de hecho, «los turistas ya tienen más derechos que los mismos residentes». Esta es una de las conclusiones de la mesa redonda que protagonizaron este domingo en Barcelona tres analistas del fenómeno turístico, el mallorquín Antoni Janer, el ibicenco Joan Lluís Ferrer y la menorquina Irene Riudavets, bajo el título ‘Balears, davant l’amenaça del turisme’, según una nota remitida por el Institut d’Estudis Eivissencs. El acto fue organizado por el Institut d’Estudis Baleàrics y tuvo lugar en el marco de la Fira del Llibre en Català, celebrada en la capital catalana con participación de varias editoriales y entidades baleares, entre ellas Edicions Aïllades y el Institut d’Estudis Eivissencs.

Esas «amenazas» centraron un debate conducido por el sociolingüista ibicenco Isidor Marí, que afirmó que las islas están en peligro por dos motivos: «El exceso descontrolado de turistas» y, también, por «la invasión de visitantes que a veces no merecen el nombre de turistas y que vienen para hacer y deshacer lo que les da la realísima gana».

El profesor y periodista mallorquín Antoni Janer dijo que Mallorca empieza ya a sufrir la misma carencia de vivienda que Ibiza por culpa de la explotación de pisos y otros alojamientos residenciales con fines turísticos. Esto hace que muchos mallorquines «ya no puedan pagar una vivienda» por los elevados precios que causa su explotación turística.

«Más que vivir del turismo, estamos empezando a malvivir del turismo», añadió Janer, que también destacó el impacto cultural que todo esto provoca. «En Mallorca, ya solo una tercera parte de la población habla catalán. El turismo puede ser también nuestra tumba cultural», dijo.

Según él, puede ser que la única limitación efectiva que frene el crecimiento turístico sea el cambio climático, por el malestar que causa el calor extremo durante el verano, un fenómeno cada vez más perceptible.

El caso de Ibiza

Por su parte, el periodista ibicenco Joan Lluís Ferrer opinó que la principal amenaza derivada del turismo en las Pitiusas consiste en el hecho que esta industria «nos está expropiando nuestra isla», porque los residentes se sienten cada vez más extraños y desplazados a muchos lugares ocupados por la masificación turística. «Hay playas en Ibiza donde los ibicencos ya no vamos porque parecen reservadas para un turismo excluyente», señaló.

Ferrer añadió que la urbanización dispersa es ahora el principal problema medioambiental de Ibiza y Formentera, y expresó su temor que, con la nueva mayoría política en el Parlamento balear, se vuelva a permitir la edificación dentro de los principales espacios naturales de las Pitiusas. «Lo que se construye con el nombre de viviendas unifamiliares en Ibiza son en realidad macrocasas turísticas que a menudo acaban convertidas en discotecas privadas que atormentan a todo el vecindario», dijo.

También criticó el intento del Consell de Ibiza de permitir que se alquilen turísticamente las tradicionales casas payesas de la isla, «cuando justamente lo que falta es alojamiento para residentes y funcionarios; con esta ley perderemos una gran cantidad de plazas residenciales para darlas al turismo».

La representante de Menorca, Irene Riudavets, arqueóloga, alertó por su parte que, «en los últimos 10 ó 15 años, Menorca ha entrado también en una tendencia hacia la masificación», a pesar de que históricamente «los mismos menorquines habían visto que la destrucción ocasionada por el turismo de sol y playa no era lo que querían».

También en Menorca han empezado a notarse problemas de acceso a la vivienda por parte de los propios residentes. «Los menorquines empezamos a tener dificultades para encontrar donde vivir», comentó Riudavets.

La arqueóloga menorquina recordó, como hitos positivos que han identificado siempre esta isla como un destino más sostenible que Mallorca o Ibiza, su declaración como Reserva de la Biosfera el 1993, la obtención del sello Starlight para la observación astronómica el 2019 y la nueva de Patrimonio de la Humanidad para la Menorca Talaiòtica. Aun así, consideró que estas distinciones pueden acabar convirtiéndose «en un llamamiento» que aumente la masificación turística.

Los tres ponentes expresaron su rechazo a una posible desestacionalización turística, porque puede representar extender al conjunto de todo el año los problemas que ya se viven en verano. También consideraron que, en vista de la actual masificación turística, no tiene sentido seguir invirtiendo dinero público en actividades promocionales.