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GORDOFOBIA: de Alfonso Guerra a Carmen Lomana

El reciente enfrentamiento entre dos rostros visibles de Antena 3 a cuenta del peso de una periodista es el último episodio de muchos en los que, en todos los ámbitos, se cuestiona a las personas por su físico y no por otras cosas.

Tania Llasera, que presume de cuerpo porque "la salud es sexy"

Tania Llasera, que presume de cuerpo porque "la salud es sexy" / Efe

La gordofobia ataca desde varios frentes y la agresión más reciente se ha producido hace unos días en el programa Espejo Público de Antena3. La periodista Pilar Vidal se secaba las lágrimas con estas palabras: «Me ha llamado gorda, que lo sepa toda España. La señora Carmen Lomana, que va de paz, amor y supereducación, me ha llamado gorda». Que Lomana padece gordofobia está fuera de toda duda,porque también se cubrió de gloria cuando dijo de la Infanta Sofía: «No hubiera enseñado tanta pierna, porque no ha salido a su madre, ha salido a la otra parte, y las tiene un poco gordas».

Otra televisiva, la vasca Tania Llasera, comentó al respecto en sus redes: «Para mí la salud es sexy. La lozanía y el sentido del humor es para mí donde reside el auténtico atractivo. Y depende quien me diga que estoy fea o gorda... a veces miro y pienso: voy bien si esa persona me lo dice, voy genial por este camino». Y Cristina Pedroche no se corta al afirmar:«No me importa nada en absoluto que algunos digan que estoy gorda. Estoy muy feliz con mi cuerpo, con mi constitución y con mi genética… Está claro que no podemos gustar a todos pero a quien siempre debéis gustar es a vosotros mismos.

Sufría y sufre gordofobia Alfonso Guerra. Siendo vicepresidente del gobierno socialista de Felipe González, declaró que no le gustaban losgordos, que le gustaba la gente delgada y su amor platónico era (y sigue siendo) Audrey Hepburn.

Isabel Preysler y la elegancia

Isabel Preysler, icono social, dijo en un programa de televisión de los años 80 que una mujer gorda nunca podía resultar elegante. Al día siguiente apareció en el mismo programa el modisto Pedro Rodríguez flanqueado por dos damas talla 50 exquisitamente vestidas por él. El diseñador argumentó que la elegancia es una actitud, no una talla, frase que muchos se adjudicaron posteriormente.

Los haters temblaron. Tamara Falcó engordó de forma ostentosa antes de su boda. Las redes sociales se llenaron de preguntas sin respuesta, de exclamaciones, de críticas. Incluso Bibiana Fernández se pronunció acerca del engorde y añadió:«Antes dellegar a los 120 (kilos) se tienen 80 y no se pone remedio».

Kate Winslet y Jennifer Lawrence son dos actrices en permanente lucha contra el peso por exigencias del guion, pero están lejos de vivir amargadas por ello. Lawrence cuenta que al comenzar su carrera le afectaba. «Ahora, si a alguien se le ocurre aunque sea susurrar la palabra ‘dieta’, yo le digo: puedes irte a la mierda», comenta.

Winslet declara que llegó a aceptarse y le importa poco que opinen de ella. Abanderada contra los retoques digitales para mejorar el aspecto físico, la actriz montó en cólera cuando el director de la serie ‘Mare of Easttown’ quiso reducir el perfil de su barriga. Ya años antes hizo retirar de la venta una revista que la había «adelgazado» dostallas.

Los hombres no escapan a las oscilaciones de peso. James Corden lo defiende diciendo: «Si burlarse de los gordos y las gordas consiguiera de verdad que adelgazaran, creedme, no habría niños gordos en los colegios y yo tendría unos abdominales como una tableta de chocolate». A John Travolta le importa menos que nada su aumento de peso; de hecho sigue siendo aplaudido cuando emula bailando a sus propios personajes en Grease o Pulp Fiction. Russell Crowe aumentó los 36 kilos que no logra perder para interpretar a Roger Ailes, fundador de Fox, del mismo modoq ue Robert de Niro aumentó 27 para interpretar al boxeador Jake La Motta en Toro Salvaje y Christian Bale para ser el vicepresidente Dick Cheney en ‘El vicio del poder’. Aunque el récord masculino lo ostenta Brendan Fraser, que engordó 130 kilos para su papel en la oscarizada ‘The Whale’ y ahí sigue, instalado en la obesidad.

Brendan Fraser engordó 130 kilos para interpretar un papel

Brendan Fraser engordó 130 kilos para interpretar un papel / DI

La contrapartida a la gordofobia es el body positivity, lo que significa estar feliz con el propio cuerpo. Se trata de un movimiento promovido por activistas que empoderan a las personas independientemente de su aspecto físico, del color de su piel o de sus incapacidades. Las etiquetas desaparecen y ahí comien- za la lucha contra los estándares estéticos impuestos principalmente por lamoda.

Todos los cuerpos tienen voz, cada uno la suya, y ahí están para quien quiera escucharlos, un mensaje que desde la escultura lanzó Fernando Botero al ensalzar las curvas. También lo hizo envuelta de polémica Marianne Lindberg con su escultura en el exterior del Museo de Arte de Växjö, en Suecia: dos mujeres cara a cara, una obesa y otra anoréxica.

Lo que no cuentan tertulianos y haters gordofóbicos, y sin embargo afirman psicólogos y médicos, es que detrás de un exceso de peso suele haber razones que van más allá de los asuntos estéticos. Al igual que detrás de la obsesión por la delgadez, o de los tratamientos estéticos por intentar reducir una edad del todo irreducible.

Luego está la frase recurrente «en una posguerra no hay gordos». Tampoco hay comida. Tampoco había depresiones porque se añadían al agua los sobres de litines, un componente del litio, el antidepresivo más poderoso de la naturaleza.

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