Dominical Imaginario de Ibiza.

Es Palleret, más allá de laTorre d’en Rovira

Aunque situado en sus confines, el único islote que existe en la bahía de Portmany se encuentra frente a la atalaya de vigilancia que la Corona española construyó en el siglo XVIII para proporcionar mayor seguridad a la costa de poniente. Minimizado por la presencia de farallones mucho más grandes en el entorno, constituye uno de los destinos favoritos de los submarinistas. A sus pies aguarda una vespa.

El islote de es Palleret, situado
 frente a la torre d’en Rovira. x.p.

El islote de es Palleret, situado frente a la torre d’en Rovira. x.p. / xescu prats

Xescu Prats

Xescu Prats

Las personas son icebergs. Mucho de nosotros está por debajo.

(Neil Gaiman)

Más escollo que islote, es Palleret pasa desapercibido hasta que lo tienes encima. A pesar de ser visible incluso desde la carretera de Ibiza a Sant Antoni, según se desciende hacia poniente por las inmediaciones de sa Casilla, sus modestas dimensiones y forma redondeada, casi anodina, lo invisibilizan frente a la grandiosidad de los islotes de poniente, muy especialmente sa Conillera, sobre la que se superpone.

Cuando nos aproximamos hacia a él a bordo de una embarcación, emerge su forma cónica y su considerable altura en relación a la modesta superficie que abarca. Según se trasluce del topónimo, recuerda a un pajar, que en ibicenco se denomina paller, aunque también a la cúspide de un volcán, tanto por estructura como por la negrura carbónica de la base. Piedra desnuda, exenta de vegetación que, cual iceberg, esconde una montaña sumergida que, en temporada, frecuentan submarinistas prácticamente a diario. Éstos, ávidos de explorar la vida que concentra una de las inmersiones esenciales de la bahía de Portmany, descienden hacia el fondo enroscándose a sus paredes hasta alcanzar la arena, a unos cuarenta metros de profundidad.

Por el camino probablemente encuentren barracudas, doradas, sargos, alguna morena en las oquedades de los pliegues, pulpos y otras especies, y una vegetación densa y colorida que contrasta con el erial exterior.

Una vespa

La gran atracción de esta excursión, sin embargo, no la aporta la naturaleza, sino la execrable costumbre del hombre de utilizar el mar como desguace y vertedero. De una forma difícilmente explicable, en la base del islote aguarda la presencia fantasmagórica de una vespa momificada, que nadie se explica cómo acabó ahí y que ya ha sido engullida por la vida marina, mimetizándose con la roca y el musgo submarino, aunque conservando la inconfundible artificiosidad de sus formas.

Para avistar es Palleret desde tierra, la mejor opción es partir desde Platges de Comte, dedicando tiempo suficiente a admirar los tonos turquesas, esmeraldas y aguamarinas que se alternan en la orilla del embarcadero, los rústicos varaderos de ses Roques Males y la impresionante presencia de s’Illa des Bosc y sa Conillera en primer término, así como s’Espartar, que va quedando a la espalda, y ses Bledes, que se asoman a lo lejos a través del paso que separa a las primeras. Según nos aproximamos a la torre d’en Rovira, es Palleret va vislumbrándose como un montículo que parece adherido al cabo sobre el que se asienta la torre.

Sin embargo, en cuanto nos aproximamos lo suficiente, descubrimos que el islote no está tan cerca como cabía esperar, pues median alrededor de quinientos metros desde los farallones que aguardan al pie de la torre y unos trescientos a partir del extremo con forma de aguja que cierra esta pequeña península por el norte.

Aunque a cierta distancia se distinguen algunas construcciones repartidas por la ladera de ses Roques Males, al igual que las antenas de comunicaciones que coronan sa Talaia de Sant Josep, en las inmediaciones de la torre, salvo un minúsculo almacén de piedra anexo, no hay edificio alguno. Tan solo el beis del suelo y las rocas, el verdor de las sabinas, con sus troncos ensortijados por el viento, y el tono cobalto que adquiere el mar ya en la propia orilla, denotando profundidad. Hay muchas maneras de visitar es Palleret y todas son buenas.

Mirador de primera categoría

La torre d’en Rovira constituye el mejor observatorio de es Palleret desde tierra. A diferencia de otras de la isla, probablemente por el hecho de estar situada en una zona de acantilados bajos, es de primera categoría. Su forma troncocónica con talud es similar al resto, pero sus dimensiones son mayores, proporcionando una seguridad añadida a los torreros que la ocuparon durante los siglos XVIII y XIX. La proyectó el ingeniero Juan Ballester de Zafra en 1756, aunque no fue construida hasta 1763. 

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