Imaginario de Ibiza : La soledad inabarcable de Cala d’Albarca

Pocos lugares de Ibiza ofrecen un paisaje tan vasto y libre de presencia humana que esta orilla abrupta, situada a los pies del llano de Sant Mateu. Alcanzarla, sin embargo, requiere de una larga caminata

Panorámica de Cala d’Albarca.

Panorámica de Cala d’Albarca. / X.P.

La soledad es el imperio de la conciencia. (Gustavo Adolfo Bécquer)

Resulta imposible imaginar la sensación de soledad inabarcable, asfixiante, si fueran reales, que experimentan esos personajes de ficción que habitan mundos apocalípticos, donde la raza humana prácticamente se ha extinguido o ha perdido su posición dominante en el vértice de la pirámide alimenticia.

Me refiero al hombre que interpretaba Viggo Mortensen en 'La Carretera', basada en la novela de Cormac McCarthy ganadora del Pulitzer, el Robert Neville de 'Soy Leyenda' o el astronauta George Taylor de 'El Planeta de los Simios', cuando transita sin rumbo por esa playa desierta de otro planeta, hasta que encuentra los restos de la estatua de la libertad y descubre que se halla en su propio mundo devastado.

En esta Ibiza veraniega y colapsada, poblada por otra clase de simios y zombies, no existe semejante percepción de peligro, salvo cuando se circula por las carreteras. La sensación de soledad, para quien la persigue y la encuentra, constituye esencialmente una bendición. La búsqueda de un lugar sin ruido, vacío de gente, donde no exista rastro alguno de humanidad, puede parecer una quimera, pero, si se elige el momento oportuno, el esfuerzo acaba siendo fructífero.

Un buen lugar para tratar de atrapar esa impresión de aislamiento es Cala d’Albarca, en Sant Mateu. Desde que las peñas han rodado por los acantilados que la envuelven y ya no queda una orilla cómoda para aproximarse al mar y zambullirse, mantiene ese estatus de solitaria de manera bastante regular. El calor extremo del verano, además, facilita dicha coyuntura, ya que descender hasta el nivel del mar exige una larga caminata, para después tener que deshacer el camino cuesta arriba.

Paciencia

Hallar el punto donde se inicia la bajada ya demanda cierta dosis de paciencia y conocimiento del terreno, pues las señales que lo indican a menudo son arrancadas por aquellos que quieren gozar de Cala d’Albarca en exclusiva. Una vez se localiza el sendero, en lo alto del llano, resulta imposible disfrutar de una panorámica amplia de la costa desde estas alturas. La muralla de pinos es de tal frondosidad que impide avistar otra cosa que no sean fragmentos de paisaje. Dicha visión limitada perdura durante casi toda la caminata, hasta que se alcanza el llano donde aguarda el famoso puente de piedra, que la naturaleza ha labrado de una manera casi milagrosa. Nadie que baje hasta este punto evitará la tentación de atravesarlo, salvo aquellos aquejados de vértigo porque, literalmente, sobrevuela el mar desde una altura considerable. A lo largo de toda esta zona ya se puede experimentar sin limitaciones una visión completa del paisaje de Albarca, con la mola al oeste y esos impresionantes macizos de roca viva entre los pinos.

Allí mismo, frente a la inmensidad de la naturaleza, se vive esa sensación de caminar por un mundo ajeno a la civilización casi con la misma intensidad que debió de experimentar Jeremiah Johnson al adentrarse en las 'Montañas Rocosas'. No se avista una sola casa, ni muros, ni caminos, y tampoco se escuchan coches o motocicletas…

Con un calzado adecuado, una vez continuado el descenso hasta el agua, se puede acceder al mar y disfrutar de tan abrupto paraíso como si no quedara nadie más en el mundo. Lo bueno de Cala d’Albarca, en todo caso, es que basta con ascender nuevamente al llano de Sant Mateu, para creerse parte de la civilización de nuevo. La persona que alcanza la cima, en todo caso, ya no es la misma de antes. Cala d’Albarca ejerce un efecto inevitable sobre las personas; al menos hasta que se les olvida.

Símbolo de es Amunts

Cala d’Albarca constituye la mejor metáfora de lo que es el Área Natural de es Amunts, una de las zonas mejor conservadas de Ibiza, con la naturaleza más vigorosa a pesar de algunas notables imperfecciones. Bordea el litoral por el extremo norte desde aproximadamente Cala Salada, en el municipio de Sant Antoni, a s’Aiguablanca, en el de Santa Eulària, ocupando toda la costa de Sant Joan.  

Xescu Prats es cofundador de www.ibiza5sentidos.es, portal que recopila los rincones de la isla más auténticos, vinculados al pasado y la tradición de Ibiza

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