María José Castillo, presidenta de la SD Portmany, condena el comportamiento violento de algunos aficionados de su equipo

La dirigente del club lanza un mensaje de repulsa hacia el comportamiento violento de varios aficionados de su equipo y avisa de que no van a permitir ningún altercado más: «Estamos estudiando endurecer nuestros códigos de conducta»

María José Castillo, segunda por la derecha, con la directiva de la SD Portmany y el alcalde. | SD PORTMANY

María José Castillo, segunda por la derecha, con la directiva de la SD Portmany y el alcalde. | SD PORTMANY / jesús rodríguez pazos. eivissa

Jesús Rodríguez

Jesús Rodríguez

La flamante presidenta de la SD Portmany, María José Castillo, expresó ayer su condena y rechazo al altercado ocurrido el pasado fin de semana en el partido entre la Peña Deportiva y la SD Portmany, en el que el padre de uno de los jugadores de su equipo (de 14 y 15 años) insultó y amenazó a un árbitro de 16, hasta el punto de que éste tuvo que suspender el partido y activar el protocolo Antiviolencia de la Federación de Fútbol de les Illes Balears. «Lamentamos y condenamos los hechos ocurridos, y estamos trabajando para que no vuelvan a ocurrir», afirma con contundencia. La tangana tuvo lugar en el campo municipal de Santa Eulària.

Además, la presidenta, que lleva en el cargo un mes, desvela que están tomando medidas estrictas: «Estamos tratando de realizar un código de conducta interno para erradicar este tipo de actuaciones en cualquier evento deportivo». Castillo remarca que el club es el primer damnificado por las sanciones que se le van a aplicar, una multa de 500 euros y un partido a puerta cerrada (sin público).

La responsable del club también se muestra preocupada porque los primeros que sufren estos comportamientos son los propios niños: «Primero por los niños, que son los que más lo sufren, y luego por el espectáculo, porque aquí se viene a jugar y a que los chicos se lo pasen bien, no a que nadie amenace ni venga a incitar a la violencia», asevera.

«Que no vuelva a pasar»

Como club, se pone a disposición de la Federación y del Comité de Competición, con los que están colaborando estrechamente. «Nosotros como club acataremos y cumpliremos las sanciones que nos toquen, como es lógico», al tiempo que manda un mensaje contundente: «Estamos analizando todo lo que ha ocurrido y estudiando implementar alguna medida más estricta en nuestro código de conducta, para que esto no vuelva a pasar».

Este fin de semana el equipo tiene partido, y será a puerta cerrada, debido a la sanción impuesta desde el Comité de Competición. «Este fin de semana jugamos, lo haremos a puerta cerrada, pagaremos y cumpliremos con todo lo que nos toque, como no podía ser de otra manera. Pero estamos de acuerdo en que no solo los clubes somos los responsables de este tipo de actuaciones, ya que como club nosotros hemos estado realizando charlas con jugadores, padres y madres para censurar este tipo de actos», prosigue.

Castillo hace hincapié en que una de las soluciones podría ser sancionar no solo a los clubes, sino a las personas que no tienen el comportamiento que se requiere en este tipo de eventos. Por parte del club, asegura que están haciendo todo lo posible: «Hemos convocado otra vez a todos los padres y madres de los jugadores para volver a condenar este tipo de altercados, y vamos a aprobar el reglamento que sancione estas actitudes, así como crear un comité específico, integrado por representantes de padres y madres de cada categoría, que se encargará de detectar y prevenir situaciones que perjudiquen la práctica deportiva en un entorno seguro y saludable para los menores», concluye.

Intentos de agresión

Además, después de estos lamentables incidentes y de que el árbitro diera por finalizado el partido, hubo intentos de agresión de unos aficionados a otros. «Un aficionado del Portmany se abalanzó sobre otro del Santa Eulària, siendo el último menor de edad, intentando darse puñetazos y sujetándose la ropa entre sí». Gracias a que había más personas no hubo que lamentar heridos, pero según informó el propio colegiado en el acta, se formó «un tumulto en el que participaron colectivamente unos 40 aficionados de los dos equipos», por lo que el árbitro suspendió el partido de inmediato, para evitar que la cosa fuese a mayores. «Viendo la gravedad de los hechos y considerando el peligro que suponía continuar el encuentro, decidí decretar su suspensión», concluyó el árbitro en el acta del partido.

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