Manifestación del 8M en Ibiza: «Nos quieren calladas, invisibles, sumisas, incluso asesinadas»

Alrededor de mil personas, la mayoría mujeres, se suman a la manifestación del 8M que recorre las principales calles de Vila

Cerca de mil personas participan en la manifestación del 8M en Ibiza

Marta Torres

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

«Nos quieren calladas, invisibles, sumisas, incluso asesinadas. Pero no, una vez más no callamos y salimos a la calle a gritar contra el sistema heteropatriarcal y capitalista que nos oprime y enferma», grita, desde el escenario del parque Reina Sofía, Núria Prieto Tur, encargada junto a Àngels Cardona Tur, de leer el manifiesto del 8 de Marzo, casi el colofón (aún queda el karaoke feminista) a una tarde de reivindicación que ha comenzado unas horas antes, en el parque de la Paz. De allí ha salido la manifestación del Día Internacional de la Mujer, en la que participan cerca de mil personas, la gran mayoría mujeres. Y un importante número de políticos.

Las más jóvenes encabezan la marcha, que parte prácticamente en silencio. Apenas algunos «Visca! Visca! Visca! Ibiza feminista» que suenan de fondo, casi al final, mientras la manifestación traspasa la frontera del parque de la Paz. «¡Oye, Manolo! ¡Hazte la cena solo!», claman, entre risas, las integrantes de la avanzadilla que saltan, gritan y aplauden cuando, a escasos metros de la avenida de España escuchan los tambores de Aiyé. Las integrantes del grupo de batukada, con hombreras brillantes, gafas steampunk y conos morados al estilo Madonna en los pechos, las reciben con un chute de energía. Un ritmo tribal que no se detiene ni un segundo en la algo más de una hora de recorrido, que contó también con la animación de un par de mariposas zancudas, cuyas alas de colores se despliegan sobre el mar de cabezas y pancartas moradas que inunda la avenida.

Los mensajes, tan variados como manifestantes: «Somos más fuertes que un Nokia3310», «Mengem-nos el patriarcat», «Si te acosan prende un porro, así sí viene la policía», «Incluso mi perro entiende un no a la primera», «A mí también me gustan las mujeres y no las acoso», «Nos queremos vivas y sin miedo», «No somos histéricas, somos históricas».

Proclamas y batukada

«¿Cuánto tiempo va a estar cerrado el tráfico? Es que estamos esperando el autobús...», preguntan a los policías que controlan la protesta, con cara de circunstancias, quienes aguardan en la parada de Cruz Roja. Así como avanza la marcha, decenas de personas se van sumando. Si del parque del barrio de es Clot han salido algo más de 600 personas, a escasos metros de Vara de Rey superan las 900. Afrontando ya los últimos metros de la manifestación, las participantes retoman las consignas, que se mezclan con los toques de tambor: «¡Un machista muerto, abono pá mi huerto!», «Ibiza serà la tumba del masclisme» y«¡Estamos hasta el culo de tanto machirulo!». Los decibelios de los gritos aumentan cuando la cabecera alcanza el parque Reina Sofía, donde las luces del escenario parpadean, saludándolas minutos antes de que las Aiyé, a las que esperan ya unas cuantas botellas de agua para recuperar fuerzas, echen el resto unos últimas segundos más.

«Seguimos gritando contra las desigualdades sistemáticas que sufrimos hace siglos, y contra la violencia machista que vulnera nuestros derechos humanos y nos asesina», continúa el manifiesto, consensuado por ocho asociaciones: Emprendada Feminista, Xiringuito Teatre i Comunitat, Dones Progressistes, Plataforma Pensionista Pitiusa, Metges del Món, Sa Clau de S’Armari, Amnistía Internacional y Sa Reminyola. Un texto que exige la mejora de las condiciones laborales «de todas las mujeres», que denuncia la «precarización de sectores feminizados», que los cuidados siguen recayendo «mayoritariamente» en las mujeres y que reclama la eliminación de la «brecha salarial» y en las pensiones. Un texto que recuerda la situación especialmente delicada que sufren las mujeres migrantes.

Las leyes de la polémica

Un texto que pasa, sin mencionarla específicamente, por la ley del Sólo sí es sí —«avances que estamos consiguiendo para que nuestro consentimiento esté en el centro»—, pero que no menciona en ningún momento las reducciones de condenas o las excarcelaciones que están consiguiendo, gracias a ella, agresores sexuales. Sí menciona, con todas y cada una de sus letras, la polémica ‘Ley trans’, uno de los motivos por los que el feminismo se resquebraja, una ley que el texto consensuado por las ocho agrupaciones de la isla apoya claramente. «Deseamos que los bebés intersex dejen de ser mutilados para adecuar sus genitales y su vida a un sexo/género que quizás ellas/ellos no elegirían», reza el largo manifiesto en su parte más polémica, que deja frías a algunas de las asistentes al 8M ibicenco. Precisamente, cómo estas leyes han dividido al feminismo es uno de los temas que, una hora antes, antes de emprender la marcha, más se comentaba en los corrillos. «Es una pena», es una de las frases más repetidas.

«Luchamos contra un patriarcado capitalista, racista e imperialista. Por la eliminación de las violencias machistas en todas sus formas: psicológica, física, económica, institucional, cultural y estructural», continúan los últimos compases de la lectura del manifiesto, que continúa: «Luchamos por las que estamos, por las que ya no estarán y por las que vendrán». Que empiece el karaoke feminista.

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