Medio ambiente

La falta de lagartijas agrava el problema de la procesionaria, a punto de ser declarada plaga en Ibiza

Las serpientes se comen a las lagartijas, el principal depredador de las larvas de la oruga, lo que está provocando su expansión

Fumigación contra la procesionaria en Formentera.

Fumigación contra la procesionaria en Formentera. / Consell de Formentera

César Navarro

César Navarro

La presencia de la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), una especie de lepidóptero defoliador que ataca a todas las clases de pinos, fue detectada por primera vez en Ibiza hace casi medio siglo, en 1975, en una zona boscosa próxima a Cala Vedella (Sant Josep).

Desde entonces, el control para evitar la expansión en la isla de este insecto que se ceba en los pinos estaba siendo un éxito, hasta el punto de que era un ejemplo para las zonas que sufren la voracidad de estas orugas cubiertas de pelos urticantes.

Pero algo está cambiando, y para mal. Los expertos han detectado un fuerte incremento de la actividad de este insecto en amplias zonas de Ibiza, la única isla de Balears en la que todavía no se ha declarado como plaga.

La falta de lagartijas agrava el problema de la procesionaria, a punto de ser plaga

La falta de lagartijas agrava el problema de la procesionaria, a punto de ser plaga / César Navarro

En Formentera, la plaga de la procesionaria fue declarada en 2007 y desde entonces se ha extendido por todos los bosques de la isla, desde es Cap de Barbaria, donde comenzó, hasta la Mola. No tiene marcha atrás, es decir, que es imposible erradicarla y a lo único que se puede aspirar es a controlar su expansión.

Las omnipresentes serpientes

El jefe del Servicio de Sanidad Forestal de la conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural, Luis Núñez, advierte ahora sobre el peligro que representa la procesionaria para la población pinar ibicenca, ya que temen que, si no se actúa con rapidez y contundencia, Ibiza se unirá al club de las islas con una plaga de procesionaria en «dos, tres o cuatro años; el peligro es real y estamos realmente muy preocupados», añade este experto.

Hay muchos factores que pueden ayudar a la expansión de este parásito (se alimenta de la madera y perforan los árboles hasta destrozar los conductos por los que circula la savia; algo muy parecido al sistema sanguíneo de los animales), entre ellos que cada animal pone alrededor de 200 huevos cada año. Pero hay uno que sorprende y alarma.

Lo explica Núñez de manera muy didáctica: «Precisamente, hay menos lagartijas en las zonas boscosas donde más se desarrolla la procesionaria. ¿Por qué? Porque las serpientes se comen a las lagartijas y las lagartijas se comían a la procesionaria. Mi teoría es que la procesionaria estaba hasta ahora muy controlada gracias a las lagartijas, porque cuando la larva de la oruga está en el suelo y sale las mariposas, antes de extender las alas, se las comen las lagartijas. Eso ocurre en los meses de agosto o septiembre», apunta el responsable del Servicio de Sanidad Forestal.

El ecosistema, en peligro

Este experto advierte de los peligros para el ecosistema que representa la llegada, hace ya muchos años, de un depredador como las serpientes. Y ahora, la situación de preemergencia obliga a los responsables de la salud de la masa forestal de las islas a actuar con todos los medios disponibles.

«Tenemos contratados servicios de fumigación para 7.200 hectáreas desde hace unos años en el mes de octubre, pero queremos ampliarlo en 15.000 más», adelanta Luis Núñez, que agrega: «Ibiza tiene 25.080 hectáreas de pinar y queremos actuar sobre 22.200 a partir de octubre», esto es, sobre casi toda la superficie susceptible de verse afectada.

¿Cómo? «Haremos de todo. Tratamiento terrestre, tratamiento aéreo, introducción de parasitoides, trampas… 16 actuaciones diferentes. Porque nos preocupa mucho la situación de Ibiza y tenemos que ser muy agresivos» con este parásito, reconoce.

Pero el responsable de Salud Forestal del Govern señala que «toda la superficie en la que actuamos es de propiedad privada y deberían llevar a cabo las labores de control sus propietarios, pero lo hace la Administración».

Lo que tiene claro Luis Núñez es que hay que actuar cuanto antes para intentar evitar su mayor preocupación: declarar la procesionaria como plaga en Ibiza, tantos años después.

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