Nueve candidatos paralizados por el pánico a la derrota electoral en Baleares

El debate no fue solo en IB3 sino también sobre el canal autonómico, el PSOE ofreció argumentos a la oposición con su pretensión fallida de manipular las intervenciones pactadas

Armengol examina el plató que quiso moldear infructuosamente. MANU MIELNIEZUK

Armengol examina el plató que quiso moldear infructuosamente. MANU MIELNIEZUK

Matías Vallés

La mayoría de telespectadores estaban poseídos todavía por el espíritu de Eurovisión, cuando se incorporaron al debate de candidatos de IB3. Cabe imaginar la decepción de la audiencia ante nueve intérpretes solistas que no sabían ni sonreír. De hecho, la mueca de afabilidad impostada desapareció tras la presentación.

las islas le sobran motivos para desconfiar de sus jueces, de ahí la feliz sorpresa que supone el pronunciamiento de la Junta Electoral, que anuló la intervención de IB3 por parte del PSOE. La maniobra atentaba contra la lógica y contra todo el espectro político, incluidos Més y Podemos. La resolución del órgano de control fue impecable en el fondo y exquisita en las formas, donde se ceñía a la «incoherencia» flagrante de la marcha atrás ordenada por IB3. Por no hablar de la revelación sonrojante de que no existe un documento socialista, que reclame la anulación de la agenda pactada por todos los partidos sin reservas. A la mallorquina.

La manipulación infructuosa afectó a los candidatos, con mayoría de cinco mujeres de blanco en claro homenaje colectivo a Yolanda Díaz. Todos los aspirantes parecieron sorprendidos ante la pregunta inicial sobre por qué habría que votarlos, el minuto de cronómetro se les antojaba demasiado largo. Aquí radica el meollo de la noche, ninguno tiene claro quién va a apoyarles, y mucho menos qué argumentos satisfarán a sus votantes. De ahí la propuesta masiva de que toda persona será una familia numerosa a partir del 28M.

Marga Prohens atacó de inmediato las sacudidas al formato del debate, antes de acabar con los atascos. También Jorge Campos denunció la «deriva antidemocrática» y a «TeleArmengol», que compensó con un elogio a «los grandes profesionales de este canal». Dado que Francina Armengol ha asumido en primera persona la decisión de someter a IB3, un teléfono que asegura no haber marcado en dos legislaturas, cabe plantear preguntas concretas:

¿Qué ha ganado el PSOE con su minigolpe en IB3? Nada.

¿Qué hubiera ganado el PSOE de haberse impuesto su secuencia de intervenciones? Nada.

¿Quién percibió los presuntos efectos insoportables del protocolo que los telespectadores no pudieron escuchar por un fallo técnico? Nadie.

¿Qué ha perdido el PSOE con su intento fallido de demostrar quién manda en IB3? Se determinará el 28M, pero una Armengol excesivamente acelerada y agria anoche vuelve a comprobar que el peligro de no destituir a nadie es que el entorno se te puebla de inútiles.

Sea por la tormentosa gestación del debate o por carencias propias, los cinco candidatos de izquierdas y cuatro de derechas se mostraron dolientes, inseguros. Carecían de la mínima confianza en sí mismos, a excepto de Sílvia Tur, que logró que se hablara más de Formentera en una noche que durante toda la legislatura.

La nómina incluía a dos diputadas al Congreso y a la líder estatal de Ciudadanos, pero los nueve estaban paralizados por el pánico a la derrota electoral. La mayoría aspiran a una presidencia o vicepresidencia del Govern, aunque Lluís Apesteguia se conforma con una conselleria, pero todos han perdido la fe siempre artificial en la victoria. Nadie se cree los sondeos esculpidos por Tezanos, pero la soberbia rebajada de Josep Melià delataba la melladura causada por el barómetro, que no le vaticina el umbral del cinco por ciento.

Pilotar un debate con nueve contendientes es misión imposible, tiene mérito que los copresentadores no encallaran y mantuvieran la fluidez pacífica de las intervenciones. Recibieron la ayuda impagable de la incertidumbre que se ha adueñado de los candidatos. Estar en manos de los votantes es la mayor pesadilla de un político.

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