Imaginario de Ibiza | Cuando el viento aún arrastra silencios en es Jondal

Ahora que ya quedan pocas semanas para que comience la temporada turística, aún puede disfrutarse la cara apacible de una de las orillas más exclusivas de la isla, integrada sólo en parte en el Parque Natural de ses Salines.

Vista de es Jondal. x.p.

Vista de es Jondal. x.p. / xescu prats

Xescu Prats

Xescu Prats

Los que se enferman de la calma es que no conocen la tormenta

Dorothy Parker

De todo el polígono imaginario que delimita el contorno del Parque Natural de ses Salines de Ibiza y Formentera, el tramo más singular se halla en es Jondal, atravesando su orilla en perpendicular. Es la única frontera de la amplia reserva que secciona una playa en dos mitades, situando su zona más abrupta, bajo el acantilado del Puig des Jondal, que es igualmente accesible y de naturaleza rocosa que el resto de la ribera, en el interior de la reserva. Por el contrario, la zona llana, donde se asientan los cuatro establecimientos que se alinean frente al mar, queda fuera.

Más allá de las insondables razones que empujaron en su momento a proyectar la línea de esta forma tan extraña, en lugar de extenderla hasta el final de la orilla, la realidad es que dicha condición hace posible que estos establecimientos –al menos aquellos que así lo quieren, que no son todos–, programen fiestas y música a todo volumen. Justo al contrario de lo que se les permite a otros locales de la misma zona, que sí quedaron en su momento afectados por la reserva y que ahora no pueden ni siquiera programar un espectáculo suave de tangos o flamenco.

Sorprende también que ni siquiera se recurriera a seguir el curso del torrente de es Jondal, alejado tan solo unas docenas de metros de dicha línea imaginaria, cuyo curso, en las proximidades de la desembocadura, llegó a albergar una sucesión de plantaciones de cereales, árboles de secano e incluso huertas, que se alimentaban del agua que se deslizaba hacia el mar cuando llovía con intensidad.

Ahora que ya se percibe cercano el arranque de la temporada turística, con la Semana Santa a tiro de piedra y la consiguiente reapertura de todos estos restaurantes y clubes de playa, aún es tiempo de disfrutar de la versión más apacible de es Jondal y su condición de playa singular. Por la mañana temprano, cuando el sol ya se eleva por encima de la punta hueca que cierra la cala por levante, el agua adquiere una hipnótica tonalidad turquesa, con reflejos de luz en forma de anillas irregulares que tiemblan sobre la arena del fondo, al ondular por la corriente.

También impresiona el cúmulo de cantos rodados en el litoral. Forman una pronunciada pendiente hasta el mar que, de no ser por las veredas abiertas por los chiringuitos, complica el acceso al agua. En el interior, sin embargo, la presencia de las piedras sólo se prolonga unos pocos metros y, a continuación, todo el fondo se vuelve arena.

Quién podía imaginar antaño que un enclave tan abrupto, pétreo y abierto acabaría convirtiéndose en una de las playas más exclusivas de la isla, con todos los efectos secundarios que ello implica. Su costa, por esta misma morfología, no contiene un solo varadero, al contrario que es Xarco, en la orilla contigua, al oeste. Ésta se halla separada por un escueto tramo de acantilado, accesible por la carretera que conduce a esta segunda playa y que ofrece la mejor perspectiva de ambas.

En unas semanas, cuando los establecimientos abran sus puertas y comiencen a celebrarse fiestas, volverá a imperar el ruido y una barrera de grandes lanchas y yates se apostará en el horizonte. Ahora, sin embargo, es Jondal constituye un auténtico y plácido paraíso.

Es Codolar, una orilla hermana

En Ibiza existen varias playas con la orilla cubierta de cantos rodados. Sa Caixota y es Torrent, a poca distancia y también en territorio de Sant Josep, constituyen buenos ejemplos, al igual que Sòl d’en Serra, en el municipio de Santa Eulària, a continuación de Cala Llonga. Es Codolar, sin embargo, es la más parecida, por la orilla inclinada por este paisaje pétreo, que, cuando es arrastrado las olas en mitad de un temporal, produce una banda sonora característica. Tal vez por la proximidad del aeropuerto y el estruendo asociado, que provoca que los aviones pasen tan cerca que parece que puedan rozarse con la punta de los dedos, no ha asentado ningún proyecto de chiringuito. Todo lo contrario que en es Jondal. 

Xescu Prats es cofundador de www.ibiza5sentidos.es, portal que recopila los rincones de la isla más auténticos, vinculados al pasado y la tradición de Ibiza

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