Dominical. Coses Nostres.

Flores azules y daltonismo

La lengua de buey es una planta antaño usada como colorete y que florece ya en el mes de abril en los campos de Ibiza y Formentera.

Flores de buglosa y
polonizadores en los
campos de ses Salines. CAT

Flores de buglosa y polonizadores en los campos de ses Salines. CAT / Cristina Amanda Tur

Cristina Amanda Tur

Cristina Amanda Tur

En campos de cultivo de secano, en los márgenes de los caminos y en las cunetas, el azul intenso de las buglosas destaca desde el mes de abril como purpurina eléctrica en las secas tierras de Ibiza y Formentera. La blugosa (Anchusa azurea) es una planta cuyos tonos, con su intensidad de color, deben ser un universo complicado para los daltónicos; más allá del verde del tallo, toda la planta es una combinación de rojos, morados y azules, desde el granate que adquieren el pedúnculo floral y el cáliz hasta los distintos grados de azul que puede tener la flor. Y es que las flores —con simetría radial, hermafroditas y en ramillete— a veces surgen de los tallos combinando corolas de su característico azul eléctrico con ejemplares que tienden a un violeta amatista. De hecho, esos tonos amatista pueden detectarse en cada flor según la incidencia de la luz en sus pétalos. A veces vale la pena recordar que no todos percibimos los colores de la misma forma. Es más, aparte del daltonismo más conocido, que altera rojos y azules, existe otra variedad menos frecuente denominada deuteranopia que modifica la manera en la que se ven los tonos verdes. En realidad, al final se llega a la conclusión de que el mundo de los vegetales debe ser algo distinto para los daltónicos, que mayoritariamente, por cierto, son hombres.

Siguiendo con las flores de Anchusa azurea, también destacan porque sus cinco pétalos están fusionados de forma que parecen el esbozo de una flor que realizaría un niño. Y, en el centro de la corola sobresale un penacho de estambres transparentes que combinan azules, blancos y morados y que rodean un pistilo rematado con dos bolas.

A la buglosa se la denomina popularmente lengua de buey por su aspereza, porque el tallo, las hojas y el cáliz están recubiertos de una vellosidad blanca muy desagradable al tacto. También es conocida como chupamieles «porque las gentes chupan la flor de esta planta y extraen del fondo de la flor una lágrima dulce como la miel», según puede leerse en el famoso compendio botánico Plantas medicinales. El Dioscórides renovado, de Pius Font i Quer. En la ficha del Real Jardín botánico se señala su consumo como verdura en diferentes lugares de España.

Y aunque en la mayoría de las referencias a esta especie se señala su inicio de la floración en el mes de mayo, ahora mismo las islas disfrutan ya de una intensa floración de blugosas. En los campos agrícolas de ses Salines, en el camino que conduce a es Codolar junto a las pistas del aeropuerto, el violeta de las viboreras se suma a extensiones relativamente grandes de campos de buglosas en los que puede comprobarse que quienes realmente disfrutan de la floración son los insectos polinizadores; en una observación rápida y no muy minuciosa pueden llegar a identificarse seis especies distintas de abejas y abejorros, tres de escarabajos y cuatro mariposas, incluyendo algunas orugas.

«Por los antiguos, las buglosas o lenguas de buey, eran tenidas por muy afines a la borraja, y, en realidad, lo son, y, por consiguiente, con vino o sin vino, se daban por cordiales», lo que significa que, según la medicina tradicional, fortalecen el corazón y reconfortan a las personas enfermas. Lo explica el profesor Pius Font i Quer en el citado libro. Esta planta —de la misma familia, efectivamente, que la borraja (Boraginaceae)— también se usaba en cosmética y de su raíz se extraía un tintura roja que era empleada como colorete. De hecho, la palabra griega ankousa de la que deriva el nombre científico significa precisamente colorete. Azurea, por su parte, significa azul profundo. Esta especie recibe, asimismo, el nombre de Anchusa italica.

LLENGUA BOVINA

En catalán, el nombre común más frecuente de la buglosa es llengua bovina, y, respecto a su área de distribución, hay que señalar que la especie se encuentra en todas las islas del archipiélago balear. 

Suscríbete para seguir leyendo