Coses nostres: Los islotes espejismo

La diferente temperatura entre el mar y el aire explica un efecto óptico que eleva sobre el mar islas y barcos y que antaño era, para los marineros, presagio de catástrofes

Puesta de sol con efecto fata Morgana
el pasado 8 de octubre. CAT.

Puesta de sol con efecto fata Morgana el pasado 8 de octubre. CAT. / Cristina Amanda Tur

@territoriocat

Con más de 60 islotes, miles de barcos surcando sus aguas y una habitual inversión térmica entre las capas de la atmósfera más cercanas al agua, Ibiza y Formentera devienen en buenos lugares en los que observar lo que se denomina efecto fata Morgana, un espejismo que nos traslada a la leyenda del rey Arturo.

Con relativa frecuencia, los islotes parecen quedar practicamente suspendidos en el aire, sobre el mar, produciéndose al mismo tiempo un efecto de cristal esmerilado en el agua, en el horizonte, contribuyendo al aspecto fantasmagórico de la imagen. En la fotografía se observa el efecto fata Morgana en dos islotes del conjunto de ses Bledes, na Gorra a la izquierda y es Vaixell a su derecha. En el primer caso, los vértices laterales del islote parecen estar separados del agua, dando la impresión de que la roca estuviera surgiendo de ella, dispuesta a levitar; en el segundo caso, el efecto es más pronunciado, y el inconfundiblle islote de es Vaixell parece irreal, el espejismo de un castillo en el mar. En este caso, la isla no sólo parece elevarse sobre el horizonte, sino que el efecto también ha conseguido que uno de sus dos picos (el picacho de la derecha) parezca completamente separado del islote, como si fuera otra isla.

A menudo, este efecto puede contemplarse en embarcaciones que parecen volar –más que navegar– sobre el agua. Y el estrecho de Mesina, entre Sicilia y la península de Italia y hogar mitológico de los monstruos Caribdis y Escila, se ha hecho famoso por sus espectaculares barcos flotando en el aire. La relación con Italia se extiende al nombre de este espejismo, que hace referencia al hada Morgan (fata Morgana en italiano), Morgan Le Fay, la hermanastra hechicera del rey Arturo y que era lo que se denomina un hada cambiante, que podía variar su aspecto. De hecho, parece ser que fue en Sicilia donde se bautizó a esta forma de espejismo con el nombre de fata Morgana.

Hoy la ciencia ya tiene una explicación para este fenómeno, pero, antiguamente, los marineros consideraban que los espejismos eran hechizos que presagiaban alguna tragedia. Esta espectral ilusión que distorsiona lo que se encuentra en el horizonte se debe a una inversión de temperatura. Para explicarlo, podemos recurrir al libro Descubriendo la luz, de la física María Viñas, editado por el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y con interesantes experimentos pensados para alumnos de secundaria. En este libro se señala que «los espejismos son fenómenos asociados a la propagación de la luz en medios no homogéneos, donde el índice de refracción varía continuamente con la altura y, por tanto, la luz describe trayectorias curvas. Dichas curvas presentan una concavidad en la dirección del índice de refracción». En el mar, el agua está generalmente a menor temperatura que el aire y enfría las capas de aire más próximas, que tienen, así, una densidad mayor. Las diferentes densidades hacen que varíe la forma en la que los rayos de luz se refractan; los rayos se desvían.

Los expertos suelen señalar que el efecto fata Morgana es más habitual en los mares árticos y en las mañanas que suceden a las noches frías, pero lo cierto es que puede verse en muchos lugares del planeta y no es raro observarlo en zonas templadas como las islas, tanto a primera hora de la mañana como al atardecer, cuando cae el sol y sus rayos inciden sobre el mar en un ángulo menor.

LA DISCÍPULA DE MERLÍN

El fenómeno óptico o espejismo conocido como fata Morgana lleva el nombre de uno de los personajes más famosos de las crónicas artúricas, el de la hermanastra del rey, una hechicera que podía cambiar su aspecto y que algunos relatos convierten en discípula del icónico Merlín. Ponerle a un fenómeno como este espejismo un nombre mitológico ha contribuido, sin duda, a hacerlo fascinante. 

Suscríbete para seguir leyendo