Coses Nostres | Invasión de superorugas

Las larvas de la mariposa esfinge de la correhuela protagonizan este año una espectacular ‘migración’ masiva en busca del lugar adecuado para convertirse en crisálidas

Una oruga de ‘Agrius colvolvuli’
cruza sobre unas hojas caídas
buscando donde pupar. CAT.

Una oruga de ‘Agrius colvolvuli’ cruza sobre unas hojas caídas buscando donde pupar. CAT. / Cristina Amanda Tur

Más que una invasión es una emergencia masiva, que es como se llama al momento en el que un insecto, en alguna de sus fases, emerge en sincronía con el resto de los de su propia especie, provocando fenómenos muy llamativos. En las últimas semanas, esta emergencia la protagonizan las orugas de la abundante esfinge de la correhuela, que antes de llegar el invierno buscan un lugar apropiado en el que enterrarse para pasar a la fase de crisálida. Hay que tener en cuenta que estas orugas son espectaculares, tanto por su tamaño –alrededor de diez centímetros– como por su aspecto, por los ócelos oscuros que tiene cada uno de los segmentos de su cuerpo y por el cuerno negro del que disponen en la parte posterior del lomo, característica que estas larvas comparten con la mayoría de orugas del resto de especies de mariposas conocidas como esfinges; parece ser que la función de este apéndice es centrar la atención de cualquier depredador sobre él para alejarlo de la cabeza.

En realidad, no se trata de una emergencia en el sentido del paso del insecto a una nueva fase, porque estas orugas ya llevan semanas creciendo hasta convertirse en las superorugas que desde el inicio del mes de octubre pueden verse ‘migrando’ prácticamente en masa y cruzando carreteras y campos en busca del lugar perfecto para pupar. En las islas de Ibiza y Formentera se registran algunas emergencia memorables, muy llamativas y que constituyen momentos importantes para los ecosistemas. Y entre las más destacadas están la emergencia en masa de escarabajos de Sant Joan (Polyphylla fullo), que permanecen enterrados como larvas durante largo tiempo para surgir como insectos voladores en junio, la de las hormigas voladoras que salen de la tierra en cuanto caen las primeras lluvias tras el verano y la de las orugas de la esfinge de la correhuela cuando buscan el lugar donde preparar su transformación.

Fuente de proteínas

Estos momentos, además, son bien aprovechados por los depredadores. En el caso de los escarabajos de Sant Joan, su emergencia explica que en junio puedan verse más halcones de Eleonora (Falco eleonorae) sobrevolando zonas del interior de Ibiza cuando sus hábitos son más bien costeros, como indica su nombre popular de falcó marí. En cuanto a las orugas de la esfinge de la correhuela, a juzgar por las migraciones masivas que pueden observarse en años como este, podemos interpretar que es una especie muy abundante en las Pitiusas, y, aunque ello no deja de ser cierto, también hay que tener en cuenta que estas grandes larvas suponen una valiosa fuente de proteínas para muchas aves y otros animales, sobre todo murciélagos que, al atardecer, ofrecen espectaculares escenas lanzándose a tierra para atrapar a los insectos. A ello hay que sumar todas las que pierden la vida en las carreteras; es decir, una parte de la población no llegará a la siguiente fase de su ciclo de vida.

La esfinge de la correhuela (barrinol de corretjola; Agrius colvolvuli) es una mariposa nocturna, del mismo grupo que la famosa esfinge de la calavera (barrinol de la mort; Acherontia Atropos) y que la esfinge colibrí (barrinol carter; Macroglossum stellatarum). Todas ellas son grandes, tanto como larvas como en su fase de imago, de mariposa adulta.

Preparando el invierno 

Tanto las orugas como las adultas de muchas especies de lepidópteros se están preparando para detener su actividad (la diapausa) durante los meses más fríos. En muchas otras especies, además de la oruga de Agrius colvolvuli, el insecto también aprovechará el cambio de estación para convertirse en crisálida y pasará buena parte del invierno en forma de capullo. 

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