Coses Nostres | La polilla que imita a un colibrí

La mariposa ‘bufaforats’ es una de las pocas esfinges que pueden encontrarse en Ibiza y Formentera, y vuela de día a pesar de estar clasificada en el grupo de las nocturnas

Una esfinge colibrí liba de una buganvilla.

Una esfinge colibrí liba de una buganvilla. / CAT

A los entomólogos siempre les resulta incomprensible, pero no son pocas las personas capaces de confundir una polilla con un pájaro. La polilla en cuestión –un lepidóptero con muchas sorpresas– ya recibe el nombre común de esfinge colibrí, así que la relación viene de antiguo. Y, de hecho, la confusión es tan habitual que si alguien, en una zona en la que no existen los colibríes, como Ibiza y Formentera, te dice que cree haber visto uno, hay muchas posibilidades de que haya contemplado una polilla colibrí. O un martín pescador. Curiosamente, estos son los dos animales que más suelen confundirse con colibríes; y si lo que ha visto no era azul, entonces hay que apostar por la polilla.

La esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum) debe su nombre –y el equívoco– a su forma de alimentarse, ya que, igual que un colibrí, liba de las flores mientras se mantiene suspendida en vuelo, desenrollando su larga trompa o probóscide y batiendo sus alas pardas y naranjas. Tiene la costumbre de repetir su visita a algunas flores y a plantas concretas, y a las mismas horas de cada día, un hábito que es bueno saber si se quiere fotografiar a este insecto inquieto.

Además de su forma de volar similar a un colibrí –un grupo de pájaros que no existe en Europa–, esta polilla mide más de tres centímetros con una envergadura alar de cinco (el colibrí más pequeño mide entre cinco y seis) y su zumbido es muy característico y similar al de los colibríes.

En el libro Biogeography and ecology of the Pityusic Islands, un amplio informe sobre geología, geografía, botánica y zoología de Ibiza y Formentera, de mediados de los 80, se señala que la especie Macroglossum stellatarum es una de las cinco especies de esfinges de las Pitiusas, un grupo de lepidópteros nocturnos que destacan por su tamaño y su especial belleza y entre los que también se encuentra la esfinge de la calavera, el borinot o barrinol de la mort (Acherontia Atropos). «Todas estas especies pertenecen a una sola familia que tiene una gran capacidad de vuelo y una larga trompa en espiral (succionan mientras flotan en el aire)», según puede leerse en el capítulo sobre lepidópteros, escrito por el biólogo Josep Cuello Subirana, del citado libro. Se calcula que puede superar los 60 kilómetros por hora y su velocidad y su fortaleza le permiten realizar grandes migraciones.

Activa de día

Y aquí hay que especificar algo importante y es que, aunque esta familia de mariposas se encuentra en el grupo de las nocturnas, la esfinge colibrí es activa durante el día. No es raro observar algún ejemplar visitando las flores de todas esas plantas que –como la buganvilla de la imagen– tienen flores tubulares, con forma de trompeta y cuyo néctar no es fácilmente accesible para todos los insectos, pero que las esfinges alcanzan sin problemas con su larga trompa. Y en esto también se parece esta mariposa a los colibríes, unas aves con lenguas muy largas y elásticas que buscan flores tubulares.

La esfinge colibrí hiberna como adulto y ‘despierta’ en días templados para salir a alimentarse. No es raro descubrir que alguna de estas polillas ha buscado refugio de invierno entre las carpetas guardadas en un almacén, en alguna grieta en el garaje o entre las mantas que no se usan apiladas en algún armario. Y aunque es un insecto que prefiere el campo, su distribución es tan amplia –tanto en el mapa del mundo como en su selección de hábitats– que las ciudades y pueblos más avanzados, aquellos que han decidido no eliminar las hierbas de jardines y alcorques para favorecer la biodiversidad, pueden disfrutar de la presencia y del frenesí polinizador de este pequeño imitador de colibríes.

EL BORINOT CARTER

En catalán, esta esfinge, muy abundante en las islas, recibe los nombres populares de bufaforats y borinot o barrinol carter. Al parecer, el segundo nombre se debe a la antigua creencia de que ver a uno de estos insectos era señal de la inminente llegada de noticias importantes.

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