Imaginario de la isla: Los valles en marzo con los almendros en flor

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Aunque oficialmente la primavera empieza mañana, pasado el día de Sant Josep, en Ibiza siempre parece despuntar en invierno, con dos meses de antelación, gracias al espectáculo de los almendros en flor. Este año, sin embargo, su estallido de copos blancos y asalmonados ha progresado a trompicones, alargándose en el tiempo hasta más allá de los límites conocidos. En los valles de Benimussa, donde su fruto se recolecta desde tiempos inmemoriales, hemos encontrado almendros en el apogeo de su floración, relucientes de pétalos, hasta antes de ayer. Un fenómeno insólito que, en determinadas variedades, se ha replicado por otras muchas vegas isleñas.

La imagen que ilustra esta página fue tomada hace exactamente nueve días, el 10 de marzo, desde la ladera del monte que corona una finca próxima a Sant Josep. En ella destacan, en primer término, varias hileras de vides que parecen trazadas a escuadra y cartabón, meticulosamente podadas. La tierra arenosa roturada a sus pies contrasta con el campo de olivos y el verdor de la hierba salpicada de amarillo por las flores de vinagrillo (acedera). En mitad de la plantación de arbequinos y alineados con idéntica simetría, una línea albugínea y florida de almendros, a modo de empalizada.

Cuentan algunos vecinos de estos valles que la floración no experimentó un excesivo retraso, pero que sólo impregnó las ramas bajas, quedando las copas desnudas durante semanas. De pronto, cuando los cultivadores ya anticipaban una cosecha escasa y fácil de recolectar, a tiro de caña, de pronto brotaron los vástagos en las alturas y los almendros por fin se cubrieron de un blanco níveo en su totalidad. Hay quien dice que nunca se había visto una floración tan prolongada y que llegara a acariciar la primavera, como este año, pero, ¿quién sabe? La memoria es frágil y caprichosa.

Inquietud

El espectáculo, por magnético que resulte, también provoca extrañeza e inquietud, como si fuera otro síntoma de ese cambio climático que dicen que se está produciendo, al igual que las lluvias torrenciales, que este invierno se han ido alternando por el mundo con calimas casi veraniegas; las inesperadas y reiteradas floraciones de la posidonia, antaño mucho más esporádicas; el deshielo en polos y glaciares, y los cada vez más frecuentes desastres naturales que se suceden por todos los continentes.

¿Son sucesos aislados o una conjunción de rarezas vinculadas a un mismo fenómeno? Nadie lo sabe con absoluta certeza, pero todos estos desajustes a algunas personas del campo les resultan cada vez más más inquietantes.

Aun así, qué maravilla huir estos días de las autovías y las calzadas principales, y refugiarse sin rumbo en los entresijos que atraviesan valles, ascienden los montes transitando entre un mar de pinos y bordean fincas labradas, con cuadrículas que alternan el verdor de la hierba con el bermellón de los campos.

La agonía de la canícula veraniega y la humedad que cala en los huesos en invierno quedan sobradamente compensados por este espectáculo de flores silvestres, bosques relucientes y hierba en los bancales. Solo cabe gozarlo, aunque sea a destiempo.

Xescu Prats es cofundador de www.ibiza5sentidos.es, portal que recopila los rincones de la isla más auténticos, vinculados al pasado y la tradición de Ibiza

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