Coses Nostres: La leyenda del gran cuervo de mar

El ‘corb marí gros’ es la segunda especie de cormorán que puede verse en Ibiza y Formentera, aunque solo está presente durante los meses de invierno

‘Corb marí gros’ secandosus plumas en la costades Caló des Moro.

‘Corb marí gros’ secandosus plumas en la costades Caló des Moro. / CAT

Cristina Amanda Tur

Cristina Amanda Tur

Cuenta una leyenda originaria del norte de Noruega que las almas de los muertos en el mar cuyos cadáveres jamás son hallados pueden visitar sus otrora hogares en forma de cormoranes. Es la leyenda de la isla perdida de Utrøst, donde viven esas almas ya marineras para la eternidad.

El cormorán de la leyenda se identifica con el cormorán grande (Phalacrocorax carbo), una especie que no nidifica en las Pitiusas pero que puede verse en las islas pasando el invierno, principalmente desde el mes de octubre y hasta marzo, cuando empieza a variar su plumaje –negro como el carbón durante todo el invierno– para alejarse de las islas e iniciar la época reproductora. Este año, en el recuento de las aves invernantes en las Pitiusas, se han visto 30 ejemplares.

En las Pitiusas recibe el gráfico nombre de corb marí gros, mientras que en Mallorca también pueden escucharse las denominaciones corpetassa y corbassa. La especie es considerada invernante escasa en Ibiza y Formentera y migrante rara en Ibiza, a pesar de que algunos años se observan concentraciones importantes en es Codolar, en los estanques de sa Sal Rossa o en s’Estany Pudent y los recuentos pueden aportar la cifra de hasta un centenar de individuos, según puede leerse en el libro ‘Nacida para volar. Aves de Ibiza y Formentera’.

El cormorán grande, al contrario que el cormorán moñudo, es un ave muy ligada a las zonas húmedas de las islas, aunque también puede verse en áreas portuarias, en bahías o en el río de Santa Eulària; de los treinta ejemplares contados este año, nueve se avistaron en la bahía de Sant Antoni, y el de la imagen está fotografiado en es Caló des Moro.

Al atardecer, las bandadas que se reúnen en los estanques sobrevuelan el parque natural con la típica formación en V, un patrón de vuelo que usan muchas especies porque, de esta manera, el ave que sigue a otra, ligeramente desplazada a su lado, se beneficia de los torbellinos ascendentes que la primera genera al volar y así disminuye la resistencia del aire y, por tanto, ahorra energía. Al atardecer, muchos de los cormoranes que invernan en ses Salines se alejan hacia s’Espardell, un islote que suelen escoger como dormidero.

LAS DIFERENCIAS

El cormorán grande puede distinguirse del moñudo (habitual y nidificante en las islas) por su mayor tamaño y aspecto más robusto, por su pico más grueso y la mancha blanca de la garganta. Además, el grande no presenta la cresta que da nombre al moñudo (Gulosus aristotelis).

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