25 años de Apneef, el gran apoyo a las niños con discapacidad de Ibiza y Formentera

Susi Fresneda no sabía a quién recurrir hasta que, en 2004, entró en contacto con la Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Eivissa y Formentera (Apneef). Su hijo Lucas había nacido con una discapacidad del 98%. «A nivel cognitivo, no ve, ni anda ni habla», detalla. Sí que siente el tacto y reconoce las muestras de cariño por el tono de voz.

Fresneda y su marido, al igual que otros centenares de familias, encontrar en Apneef el apoyo necesario para sacar adelante la dependencia de su hijo. También se han implicado en la lucha para ir consiguiendo más recursos, hasta el punto de que ella misma asumió la presidencia de la asociación hace ya diez años.

Un calendario solidario con los héroes de Ibiza y Formentera

«A mí Apneef me ha cambiado la vida», sentencia con firmeza. Fresneda atiende en la sede de la asociación en Vila, en la calle Sant Cristòfol, junto a la gerente, Carmen Boned. Son las caras visibles al frente de la entidad, pero recuerdan que son una gran familia que llega a englobar a unas 1.600 personas. «El equipo terapéutico y los voluntarios son la auténtica alma de Apneef», subraya Boned. Ella entró en la asociación como administrativa en 2008, también ocupó la presidencia por un tiempo y, en 2019, se hizo cargo de la gerencia.

A lo largo de un cuarto de siglo de historia, Apneef ha ido creciendo progresivamente y profundizando en su profesionalización. Su gran paso adelante llegó al convertirse en una entidad concertada con el Govern balear para prestar los servicios de atención temprana, destinada a los menores de hasta seis años.

En sus 25 años de historia, la entidad ha prestado servicio a 1.225 familias

Para hacerse una idea de las carencias históricas que han sufrido las Pitiüses en materia sociosanitaria, basta recordar que, en 2017, cuando Apneef se convirtió en prestadora de servicios para la Administración, ya hacía 20 años que en Mallorca se disponía de esa asistencia programada para recién nacidos y hasta los seis años. «Tenían siete centros, mientras que aún no había aún ninguno en las islas menores», recuerdan.

Los orígenes

La historia de esta asociación nace por las necesidades que compartían una decena de familias por las carencias asistenciales para sus hijos. Se reunían en sus propias casas cuando se constituyeron, en diciembre de 1998, con Enrique Menéndez como primer presidente. No contaron con un local hasta que pudieron hacer uso de la sede de la Plataforma Sociosanitaria, la entidad que reúne a las ONG de ámbito sanitario y asistencial de Eivissa y en cuya fundación participó Apneef.

A los pocos años, Carmen Villena pasó a la presidencia y «se le dio un gran impulso a la asociación, con reuniones con Educación y los ayuntamientos, además de que ya se empieza a organizar algún evento para recaudar fondos», recuerda Boned.

Los usuarios ya podían recibir alguna atención de los terapeutas de la Plataforma Sociosanitaria, pero, en 2004, Apneef ya contrató a su primera logopeda, Irene Ferragut.

La progresión

Ese proceso de profesionalización para asumir más servicios se incrementó a partir del año siguiente y no ha cesado desde entonces. Ahora, la plantilla de Apneef está compuesta por 33 personas, además de recurrir también a dos especialistas autónomos. Su equipo incluye trabajadores sociales, psicólogos, logopedas, fisioterapeutas, maestros de audición y lenguaje, expertos en psicomotricidad o hidroterapia, técnicos en actividades físicas y deportivas, integradoras sociales y personal administrativo.

Gracias a ellos, cada año reciben atención unas 500 familias de Eivissa y Formentera, a través de los distintos itinerarios terapéuticos que se organizan, de manera individualizada, en función de las necesidades de cada usuario. En total, este año se contempla llegar a un total de 25.000 intervenciones (sesiones terapéuticas de 45 minutos, más quince de atención y elaboración del informe de seguimiento). A lo largo de los 25 años de trayectoria, la cifra se amplía a 1.225 familias beneficiadas.

Apneef cuenta con sedes en Vila, Santa Eulària, Sant Antoni y Formentera

Todos estos recursos han sido fruto de 25 años de dedicación, «mucho trabajo, reuniones y, sobre todo, por la implicación de los profesionales, que va más allá de su trabajo por su compromiso vocacional», destaca Fresneda. Inicialmente, incluso hubo madres asociadas que se encargaron de poner en marcha, con todo su empeño, alguno de esos servicios.

Es el caso de Toñi Cardona, también expresidenta de Apneef, que se hizo cargo de alguna terapia de psicomotricidad. Fresneda y otra de las madres se inscribieron en un curso de piscina adaptada para personas con síndrome de Down y parálisis cerebral y, durante breve tiempo, impartieron unas sesiones para los niños en las piscinas de es Raspallar.

Hace once años, se logró otro hito cuando dieron el paso a su sede propia, en la calle Sant Cristòfol de Vila, a las que se han sumado sus locales en Formentera, Santa Eulària y Sant Antoni.

Pero siempre tratan de no limitarse a sus propias instalaciones. No solo para impartir sesiones de equinoterapia, hidroterapia y actividades físicas o de ocio que requieren de espacios adecuados, sino también para favorecer «la inclusión al máximo posible».

«Nos vamos a los colegios, al parque, a la biblioteca, a comprar o a usar el transporte público, para que se familiaricen con el uso del dinero y sean más independientes», detallan. A pesar de su labor, todavía se topan con demasiados obstáculos para lograr una inclusión real.

Por el contrario, se muestran más que agradecidas con la respuesta ciudadana que ha recibido Apneef en su cuarto de siglo de historia. Tanto por parte de las empresas colaboradoras como los numerosos voluntarios que permiten programas como el de ocio y respiro, en el que los niños disfrutan de un fin de semana de diversión en un hotel y sus padres se toman un descanso de los cuidados.

Igualmente, la gente se vuelca en estas fechas con dos de las iniciativas más populares de Apneef, el calendario, que este año cumple su vigésima edición, y la lotería de Navidad, que ya se han convertido en una tradición local. «¡Se agotan enseguida!».

Como deberes para el futuro, se fijan concertar más servicios con la Administración y mejorar su financiación. La falta de recursos económicos impide que sus terapeutas cobren como en los servicios públicos, un lastre que se suma al endémico problema de la vivienda. «Se forman muy bien y vienen con mucha energía, pero los convenios son bajos y las asociaciones sociosanitarias acabamos siendo un trampolín profesional», se resignan.

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