Urbanismo

Villas privadas impiden el acceso público a la costa en Caló d’en Real

Los propietarios de las casas construidas junto a la línea de costa, en Sant Josep, han cortado el espacio de servidumbre de tránsito e impiden el acceso a una zona de baño, que la ley de Costas estipula que debe ser público

La valla que cierra la zona de acceso público. | D.V.

La valla que cierra la zona de acceso público. | D.V. / david ventura

David Ventura

David Ventura

El acceso público a la zona de servidumbre de tránsito de la costa en la zona de Caló d’en Real, en el municipio de Sant Josep, permanece cortado a causa de unas vallas que bloquean el paso, y que han sido instaladas por parte de los propietarios de unas viviendas de lujo construidas en la zona.

Esta situación ha sido denunciada por varios particulares que querían acceder a una zona de baño recóndita situada junto a los acantilados donde se construyó esta urbanización. Una información que ha podido ser confirmada in situ por este diario.

Hasta ahora, para acceder a esta zona situada en la vertiente norte de la punta de Caló d’en Real, era necesario llegar hasta la costa a través de la calle Sn 201, gracias a la cual se alcanza la punta sin problemas y se rodea la Villa del Sol, para luego seguir por un camino de seis metros de anchura -el que marca la zona de servidumbre de tránsito- por detrás de una hilera de chalets de lujo hasta alcanzar un sendero que conduce hasta la zona de baño. Ahora, este zona de tránsito público está cortada por una valla protegida por una acumulación de setos, tras la cual hay una pequeña edificación en forma de pagoda. La valla se puede saltar, aunque eso supone asumir el riesgo de sufrir un accidente grave, ya que está en el borde mismo del acantilado.

La línea verde marca la zona de servidumbre que debe mantenerse de libre acceso, y la flecha indica el punto donde se ha instalado la valla.

La línea verde marca la zona de servidumbre que debe mantenerse de libre acceso, y la flecha indica el punto donde se ha instalado la valla. / Ministerio de Transición Ecológica y elaboración propia

«Sufrimos una experiencia muy desagradable», explica Adrián Navarro, quien hace pocos días, en compañía de unos amigos, intentó alcanzar la zona de baño sin éxito. «Nos encontramos una valla de madera y detrás unos cactus para cortarnos el paso», explica, «salté la valla y, al acceder al jardín, me salió al paso un hombre diciéndonos que eso era propiedad privada y que nos fuéramos».

Después de responderle que el jardín de esa finca invadía un espacio público, el hombre marchó, pero poco después apareció una mujer gritando y, según los testimonios, «hecha una furia». «Nos gritó que nos largáramos de allí, que eso era su casa y que llamaría a la policía, que éramos unos pobres y unos piojosos, que eso era suyo y que nos largáramos. Le respondimos que si nos quería denunciar, que lo hiciera, que la razón la tenemos nosotros porque había construido el jardín en zona de servidumbre».

No obstante, ante la incomodidad de la situación, y por el hecho de que una segunda finca también había cerrado el acceso a la zona de baño con un candado, Navarro y sus acompañantes decidieron dar media vuelta y abandonar la zona: «Fue una situación muy incómoda».

Sant Josep enviará un celador

La ley de Costas establece una franja de 6 metros de anchura medidos desde la línea interior de la ribera del mar, que se conoce como de ‘servidumbre de tránsito’ y que debe ser de acceso público. «En esta zona no está autorizada la construcción de ninguna instalación, y deberá dejarse permanente expedita para el uso público peatonal y para los vehículos de vigilancia y salvamento», señala.

Adrián Navarro ha denunciado esta situación a Costas, aunque desde esta instancia le han señalado que, al ser una zona urbana, a quien corresponde tramitar la denuncia es al Ayuntamiento. En este caso, el Ayuntamiento de Sant Josep ha informado de que no tiene constancia de que se hayan producido denuncias por esta situación pero que, una vez advertidos de ello, «se ha puesto el asunto en conocimiento del celador de Urbanismo con el objetivo de inspeccionar el área y llevar a término las acciones pertinentes».

«Lo que reclamamos es que se cumpla la ley», explica Adrán Navarro: «Me gusta ese sitio para bañarme y deben habilitar un acceso». Navarro pone como ejemplo en positivo una situación parecida que vivió en la zona de Caló des Porcs, en el municipio de Sant Joan: «Para bañarse en esa zona había que atravesar un jardín particular, y la propiedad habilitó un camino para que hubiera un acceso peatonal y pudiéramos pasar».

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