Nuestra atención se desploma un 70% en dos décadas

La capacidad de atención de los adultos cae en picado: solo aguantamos 45 segundos en una misma pantalla

Nuestra atención se desploma un 70% en dos décadas

Nuestra atención se desploma un 70% en dos décadas / Pixabay

Olga Pereda

¿Cuánto tiempo, de media, se mantiene un trabajador en una misma pantalla antes de desviar su atención a otro dispositivo o estímulo? En el año 2004, la media era de 150 segundos (dos minutos y medio). En 2012 bajó a 75 segundos. Y en 2021 cayó a 45 segundos. Es decir, la capacidad para concentrarnos ha caído un 70% en dos décadas. Así lo sentencia uno de los muchos estudios llevados a cabo entre trabajadores intelectuales de 25 a 50 años por la investigadora estadounidense Gloria Mark, doctora en Psicología con tres décadas de experiencia estudiando la relación entre el cerebro y la tecnología digital. Sus experimentos ponen números a una realidad palmaria: estamos perdiendo capacidad de atención. Esa es la mala noticia. La buena es que se puede recuperar.

Lejos de ser vasta, la atención es un bien escaso. E importante dado que está considerada “el corazón de la inteligencia”, según explica la catedrática de Psicología Charo Rueda, responsable del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva del Desarrollo de la Universidad de Granada. La investigadora recuerda que hay dos tipos de atención: la automática (algo que responde a nuestra biología y que consiste en reaccionar, por ejemplo, ante el pitido de un coche o la alarma de incendios) y la ejecutiva, que depende de nuestro esfuerzo y que es sinónimo de estar concentrado. Es fundamental para leer y comprender un texto.

La atención está muy cotizada

El imparable desarrollo de la tecnología digital y el bombardeo de webs, notificaciones, alertas, mensajes, correos, llamadas y reclamos publicitarios está provocando que cada vez sea más difícil concentrarse. “Hay muchos estímulos compitiendo, hay muchas empresas que luchan por captar tu atención, que está muy cotizada. Eso hace que perdamos capacidad atencional, que es lo que regula la entrada de información en el espacio mental de trabajo”, subraya la profesora Rueda.

El “profundo deterioro de la capacidad de atención” es uno de los motivos que ha llevado a más de cien personalidades del mundo de la universidad, la cultura, la educación y la empresa a firmar el Manifesto OFF, presentado oficialmente hace unos días en Madrid. “Estamos asistiendo a un desaprendizaje alarmante de ciertas funciones consustanciales al ser humano, como la memoria, la orientación, el razonamiento o la capacidad crítica”, reza la declaración.

¿Hay alguna escapatoria al bombardeo digital o estamos condenados a vivir así? Diego Hildago, empresario de origen francés y promotor del Manifesto OFF, se revuelve ante esta pregunta. “Lo vivimos como una fatalidad, como si no hubiera salida. Pero sí que tenemos opciones de escapar, el problema es que la batalla es muy difícil”, responde.

Deterioro de la capacidad cognitiva

Autor del ensayo ‘Anestesiados, la humanidad bajo el imperio de la tecnología’, el divulgador pide a la sociedad que tome conciencia de la gravedad del problema que “todos estamos viviendo” de la mano de una relación “descontrolada” con la tecnología. “Hay herramientas digitales muy sofisticadas y potentes que tienen una misión: explotar las vulnerabilidades humanas. Una clara manifestación de todo esto -concluye Hidalgo- es la pérdida de atención y el deterioro de nuestras capacidades cognitivas”, que se suma al consabido y demostrado deterioro de la salud mental, especialmente entre los más jóvenes.

Hidalgo no tiene ‘smarthone’ ni WhatsApp. Sí tiene correo electrónico, un teléfono tonto (sin acceso a internet, solo para llamadas) y firma una newsletter semanal en la que hace divulgación científica sobre el impacto de la tecnología. Asegura que si tuviera un móvil inteligente y mensajería instantánea carecería del nivel de concentración que requiere, por ejemplo, la escritura reposada de un libro. “No estamos en contra del modo on, pero reinvindicamos la función del off”, destaca el divulgador, que insiste en la importancia de tener momentos de desconexión.

“Es ilusorio pensar que solo haciendo un pequeño esfuerzo y apagando nuestros dispositivos de vez en cuando vamos a ganar una batalla contra una tecnología puntera que está diseñada para tomar el control”, concluye Hildago.

¿Es el ‘multitasking’ un mito?

El estrés -que no solo proviene del bombardeo digital sino de otras angustias, como la inestabilidad laboral o los problemas económicos- “empeora nuestra capacidad para prestar una atención profunda”. Así lo sentencia el divulgador Johann Hari, autor de ‘El valor de la atención. Por qué nos la robaron y cómo recuperarla’, una ‘biblia’ sobre las capacidades cognitivas. En su ensayo, Hari cita las investigaciones de Ear Miller, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts, que ha constatado que la distracción tecnológica (recibir simples correos y llamadas) durante la jornada laboral provoca una caída de la capacidad intelectual de los empleados. “Nos hemos inventado un mito. Y ese mito es que podemos pensar en tres, cinco o diez cosas a la vez”, sentencia el investigador.

¿Es el ‘multitasking’ (multitarea, hacer o pensar varias cosas al mismo tiempo) un mito? “No sé si tanto como mito. Lo que sí es cierto es que una tarea sale mejor cuando ejecutamos una sola en lugar de varias”, responde la catedrática Rueda.

La profesora de la Universidad de Granada, autora del ensayo ‘Educar la atención con cerebro’, muestra su preocupación por el hecho de que la tecnología pueda sustituir la capacidad cognitiva del ser humano. “Hay alumnos que no ven la necesidad de elaborar trabajos universitarios porque, total, ChatPGT lo hace por ellos”, se lamenta.

YouTube en Harvard

Algunos profesores de Harvard -la universidad más prestigiosa del planeta- reconocen que les cuesta que sus alumnos y alumnas lean libros, incluso cortos. “Cada vez más les ofrecen la posibilidad de escuchar pódcast y ver vídeos de YouTube. Y hablamos de Harvard”, sentencia Hari. “Antes se leía más en papel y ahora, en pantalla. Pero se lee igual”. Ante este argumento, la ciencia responde que no. No es lo mismo, y tiene nombre: inferioridad de pantalla. “Leer en papel fomenta la concentración y la atención. Hacerlo en una pantalla implica más estímulos”, concluye la doctora Rueda.

Recetas para recuperar la atención

Lee en papel

Dos grupos de personas. Unos leen un libro impreso. Los otros, la misma información, pero en una pantalla. Pasado un rato, se les pregunta sobre lo que acaban de leer. La conclusión de esta investigación, llevada a cabo por la profesora de la Universidad de Stavanger (Noruega) Anne Mangen, es que “la gente entiende y recuerda menos lo que absorbe a partir de pantallas”. La ciencia ha bautizado este fenómeno con un nombre: inferioridad de pantalla.

El divulgador Johan Hari, autor de ‘El valor de la atención’, sentencia que leer libros nos adiestra en un tipo de lectura muy concreto porque nos centramos en una cosa durante un periodo sostenido. “Leer pantallas nos habitúa a leer de una manera diferente, tenemos más probabilidades de seleccionar y descartar”, explica en su ensayo.

La catedrática de Psicología Charo Rueda confirma que leer en papel “fomenta la concentración y la atención”, y que hacerlo en una pantalla “implica más estímulos”.

Pasea y para

Es una obviedad, pero parar es fundamental. Tener el cerebro en modo de relajación es algo que podemos conseguir, recuerda la catedrática Rueda, con un simple paseo. A ser posible, por la naturaleza, entrenando la distancia larga (la corta es mirar una pantalla o un libro) y con un estado de ánimo de calma. «La lentitud alimenta la atención. Y la velocidad la destruye», sentencia en el libro ‘El valor de la atención’ Guy Claxton, profesor de Ciencias del Aprendizaje en la Universidad de Winchester (Inglaterra).

“El móvil hay que dejarlo en el bolso y no sacarlo”, apunta la experta, que invita a ser consciente del valor que tiene divagar, dejar que la mente divague. “Algunos lo llaman aburrirse, pero no es eso. Es conocerse a sí mismo”, sentencia. Rueda también invita a apartar el móvil cuando se entabla una conversación con otra persona. “No dejes que los dispositivos digitales invadan los momentos de relación con los demás o los momentos en los que estás contigo mismo, pensando”, insiste.

No des de comer a tu hijo con el móvil

La catedrática de Psicología Charo Rueda es investigadora del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva del Desarrollo de la Universidad de Granada, donde trabajan con un programa de entrenamiento para reforzar el circuito cerebral que permite la atención. Acostumbrada a investigar con niños y bebés, la profesora reprocha a los padres y las madres que, en mitad de un restaurante, sacan el móvil para que sus hijos se distraigan durante los 10 minutos que tarda el camarero en servir la comida. Otras familias utilizan las pantallas para hacer que sus bebés coman todo el puré. “Es un error porque están sacando la atención de su tarea principal, que es comer”, cuestiona.

Tampoco te pases de concentrado

Del mismo modo que no podemos correr a ritmo de maratón todo el día, tampoco podemos experimentar la elevada carga mental de la atención concentrada durante periodos largos ininterrumpidos sin que nuestro rendimiento se deteriore y aumente el estrés». Así lo recuerda Gloria Mark en su libro ‘Cómo recuperar la capacidad de atención’. En lugar de obligarnos a largos periodos de concentración sostenida, con la presión de optimizar la productividad, la doctora en Piscología nos invita a encontrar nuestro ritmo de uso de diferentes tipos de atención, «teniendo en cuenta que hay momentos en que también necesitamos algo fácil y atractivo».

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