El escorpión vegetal

Cuenta una leyenda que si se traza un círculo con un tallo de verrucaria alrededor de una serpiente, el reptil no podrá salir de la trampa mágica. Y si el tallo se le echa encima, la serpiente morirá. Tal vez alguien quiera probar soluciones de brujo para una invasión de culebras que parece imparable en una isla donde —al igual que los ofidios y más peligrosas que ellos—proliferan las pseudociencias.

Más allá de mitos, la verrucaria es una planta que florece en verano y principalmente desde agosto hasta octubre, y algunas zonas de la costa pitiusa, como es Codolar, se han llenado de sus peculiares conjuntos florales. Sus diminutas flores de garganta amarilla y pétalos soldados —que no suelen superar los cuatro milímetros— se alinean en una inflorescencia que se curva como una cola de escorpión, lo que confiere a esta planta el descriptivo nombre de cua d’escorpí, en catalán, y antiguamente scorpiuros. Esta cima escorpioide no es rara en la familia de las boragináceas, y los ramilletes de la verrucaria la combinan exhibiendo todas sus flores en un mismo lado, en dos hileras y mirando al cielo. El hermoso nombre científico de esta planta, Heliotropium europaeum, procede del griego Helios (sol) y tropein (volver), por lo que hace referencia al movimiento que realiza la planta, que, como un girasol, busca la luz solar.

Esta planta se ha usado para eliminar verrugas, de ahí su nombre

Respecto al nombre de verrucaria (también herba berruguera y girasol), parece ser que proviene del hecho de que esta planta se ha usado para eliminar verrugas. H. europaeum, la especie tipo del género de los heliotropos, tiene, de hecho, algunas propiedades medicinales que se conocen desde la antigüedad; se conserva un edicto de Carlomagno en el que el rey pide a los gobernadores de sus dominios que cultiven ciertas hierbas beneficiosas entre las que se encuentra esta herba berruguera, que se usó también para tratar úlceras.

En el libro Plantas medicinales. El Dioscórides renovado, de Pío Font Quer, se señala que «bebido con vino, y aplicado en forma de emplastro, es útil a las puncturas del escorpión», una creencia derivada, probablemente, de la forma escorpioide de la inflorescencia de la verrucaria, presente en las cinco islas mayores del archipiélago balear.

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