Opinión

Estrategia y errores en las ferias turísticas

La World Travel Market (WTM) ha confirmado que el sector turístico pitiuso ha dejado atrás definitivamente el parón provocado por la pandemia, un hecho que ya se había puesto de manifiesto esta temporada, que ha igualado a la de antes del covid. La feria de Londres es clave para pulsar la situación de uno de los principales mercados de Ibiza y Formentera (durante años, el británico ha sido el primero y, tras el coronavirus, se sitúa en segundo lugar, tras el español) de cara al próximo verano: las previsiones son muy buenas, incluso de mejorar la temporada de este año, pero a pesar del optimismo generalizado entre turoperadores, empresarios y representantes políticos, hay sombras que conviene tener en cuenta, pues introducen un alto grado de incertidumbre y de factores cambiantes que pueden dar al traste con los buenos pronósticos. La coyuntura económica y geopolítica, cuyo epicentro es la guerra en Ucrania tras la invasión rusa y una de las principales consecuencias, la crisis de la energía que afecta de pleno a toda Europa (aunque en mayor medida a los países del norte, como Reino Unido o Alemania), tendrá sin duda un impacto sobre la industria turística pitiusa, aunque falta por ver en qué medida. Por lo pronto, los paquetes turísticos ya han incrementado sus precios un 10%, arrastrados por la inflación disparada en todo el continente. La buena noticia para la industria pitiusa es que los británicos vuelven a su costumbre de reservar sus vacaciones con antelación, después de que el año pasado esperaran al principio de la temporada debido a las restricciones relacionadas con el covid, y se encontraran con precios más altos y parte de la oferta ya agotada.

Las previsiones son tan buenas que tanto turoperadores como cadenas hoteleras han anunciado que adelantarán el inicio de la actividad en las islas a marzo o abril, lo que siempre es una buena noticia para la economía (y por lo tanto, para el empleo) de las Pitiusas. No obstante, dentro de dos meses, en Fitur, la feria de turismo de Madrid, podremos comprobar si estas tendencias se afianzan en otros mercados, y cuál será el comportamiento del visitante español, que durante la pandemia ocupó el hueco que dejaron libre turistas procedentes de otros países que no podían viajar; ahora que ya hemos recuperado la plena normalidad, habrá que ver si se mantiene la misma cuota del mercado español o si se resitúa en los niveles prepandemia.

Pero si hay algo que no cambia es la (mala) costumbre de políticos e instituciones de las islas de aprovechar la WTM para lanzar mensajes de consumo interno, dirigidos a los medios y ciudadanos de las islas; no cambian ni el formato ni el uso del español para promocionarse en Londres, algo que carece de sentido si lo que se quiere es promocionar en el mercado británico la oferta turística de las islas, especialmente la menos conocida, e intentar atraer visitantes fuera de la temporada alta. Sigue faltando un planteamiento estrictamente profesional de la presencia institucional en las principales ferias turísticas, donde sobra postureo político para el electorado doméstico y falta estrategia comercial.

DIARIO DE IBIZA