Opinión

Una oportunidad perdida para abordar el problema de la vivienda en Ibiza

Un cartel oferta una vivienda en alquiler.

Un cartel oferta una vivienda en alquiler.

La visita a Ibiza de la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, para inaugurar el Congreso Internacional de Arquitectura Técnica, fue una oportunidad perdida para que todas las administraciones implicadas abordaran de forma seria la emergencia habitacional que sufren las Pitiusas. Un problema tan grave, consecuencia de la enorme demanda existente, del masivo desvío de pisos residenciales al alquiler turístico, mucho más rentable, y de décadas de tolerancia con la especulación, requiere una firme voluntad política para sumar esfuerzos y trabajar con una estrategia coordinada y un objetivo común.

En el citado congreso coincidieron con la ministra el presidente del Consell ibicenco, Vicent Marí, y la consellera de Vivienda del Govern balear, Marta Vidal (ambos del PP), pero en vez de aprovechar la ocasión para mantener una reunión a tres bandas, impulsar una colaboración imprescindible y analizar cómo hacer frente entre todos a esta situación límite de falta de vivienda y de precios disparados, el encuentro sólo dejó los consabidos ataques partidistas de unos y otros, que nada aportan a la solución de los problemas y menos aún a la imagen de los políticos y a la confianza que inspiran a los ciudadanos.

Inexplicablemente, la ministra rechazó la reunión que le pidió el presidente de Ibiza para abordar el problema de la vivienda en la isla, alegando problemas de agenda, aunque sí tuvo tiempo en cambio para dar una entrevista a una emisora de radio. Un error de cálculo y de estrategia tanto de ella como de sus asesores, difícilmente defendible, que la deja en muy mal lugar. Si el presidente del Consell hubiera sido de su partido, ¿habría tomado la misma decisión o se hubiera afanado en mostrar interés, colaboración y sintonía institucional? El desaire a un responsable público por razones estrictamente de partido es un desprecio a los ciudadanos a los que representa. Que la ministra viaje oficialmente a Ibiza y rehúse un encuentro con el presidente para hablar del problema más grave y acuciante que tiene nuestra isla, demuestra una injustificable falta de sensibilidad y que las razones de partido han primado sobre el interés general.

Isabel Rodríguez sí aprovechó la visita a Ibiza para expresar su apoyo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y para atacar al PP y a su líder, Alberto Núñez Feijóo, pensando únicamente en la proyección nacional de su mensaje. Sepultado por la dinámica de la política nacional, el problema de la vivienda en Ibiza quedó en segundo plano, cuando tendría que haber sido su principal preocupación.

Rodríguez insistió en que Ibiza debería ser declarada zona tensionada, para poder aplicar un límite a los precios de los alquileres, tal y como permite la ley estatal de vivienda siempre que las comunidades autónomas quieran aplicarla. Pero como era de esperar, tanto el presidente de Ibiza como la consellera del Govern volvieron a rechazar esta fórmula, sin desmarcarse ni un milímetro del argumentario del PP en toda España, que evita cualquier acercamiento con las posiciones de los socialistas. Es una muestra más de la cortedad de miras de las estrategias partidistas que rechazan por principio todo aquello que venga de los adversarios, sea o no razonable.

No hay fórmulas mágicas ni únicas para afrontar el grave problema de la vivienda en Ibiza y Formentera: requiere una combinación de medidas y, por descontado, la actuación conjunta de las distintas Administraciones en sus distintos niveles, desde el estatal al municipal, pasando por el autonómico y el insular. Entre estas medidas deberían estar la declaración de las Pitiusas como zonas tensionadas, para tratar de contener los precios; pero también las que reclama el PP para dar seguridad jurídica a los propietarios y favorecer que pongan en el mercado de alquiler entre 3.000 y 4.000 viviendas vacías que calcula el Consell que hay en la isla de Ibiza, además de luchar activamente contra el alquiler turístico ilegal. Por descontado que es importante construir viviendas a precios asequibles (la consellera anunció que se edificarán 500), pero ya se sabe que el impacto de esos nuevos inmuebles sobre el mercado y los precios será nulo, al contrario que en el caso de las anteriores medidas.

Lamentablemente, la crispación que embarra la vida política de este país y que no tiene visos de apaciguarse -más bien al contrario- hace que la solución a problemas gravísimos como la falta de vivienda asequible, que comprometen de una manera o de otra la vida digna de gran parte de la población, queden relegados y vayan agravándose hasta extremos insoportables.

DIARIO DE IBIZA