Cruzar el puente de Brooklyn para recordar el nacimiento de Don Isidor

El festival Lluna de Juny recuerda al escritor ibicenco con un recital a la sombra del porche de la iglesia de Sant Jordi y ‘ball pagès’

«A ver si el año que viene podemos seguir celebrándolo y en nuestra lengua. Que no tengamos que decir buenas noches blanca rosita llena de buenos olores o fuimos a San Miguel una colla de gente buena». La ironía de Joan Murenu pilla por sorpresa a los asistentes al homenaje a Isidor Macabich. A la sombra del porche de la iglesia de Sant Jordi, escuchando algunas de las composiciones más populares del escritor ibicenco, la ironía reivindicativa del cantautor congela la sonrisa. Despierta las neuronas. Algunos ríen. Otros se ponen serios. El galope de los abanicos se frena en seco. Pasados unos segundos, el público aplaude, se levanta de sus sillas y sale a la solana de la plaza de la iglesia, donde la colla de Sant Jordi pone el punto final al homenaje que el festival de poesía Lluna de Juny rinde a Isidor Macabich.

Cruzar el puente de Brooklyn para recordar el nacimiento de Don Isidor |

Àngels Martínez y Joan Murenu, en su mano a mano poéticomusical con versos del escritor. / Vicent Marí

«En el 140 aniversario de su nacimiento», apunta Carles Fabregat, uno de los organizadores, al inicio del recital, cuando aún no se han ocupado todas las butacas y el banco que rodea el porche del templo está casi vacío. Las campanas, que anuncian el mediodía, silencian su voz. «El año que nació el futuro escritor e historiador, los garbanzos costaban 90 céntimos de peseta el kilo, el arroz 58 y el aceite a 1,17 pesetas», explica Fanny Tur, historiadora y responsable del Arxiu Històric Municipal, encargada de que todos los presentes conozcan un poco más a Don Isidor. A él y a su época. La Ibiza en la que nació, en 1883. Y la Ibiza de 1973, el año en el que murió, en Barcelona.

VÍDEO | Así ha sido el homenaje a Isidor Macabich en el festival Lluna de Juny

M.Torres

Casualidades de la historia, el año en que llegó al mundo Isidor Macabich nació también el semanario La Isla, que en su primer número «publicaba una noticia sobre el administrador de Correos, el señor Fajarnés Tur, a quien años después sustituiría Macabich como cronista oficial de la ciudad», detalla Tur, que recuerda que ese 1883 fue también el año en el que se inauguró el puente de Brooklyn a Manhattan: «Si algún día vais a Nueva York y pasáis por él, pensad que tiene la misma edad que Isidor Macabich».

Personaje imprescindible

«Se cumplen 140 años del nacimiento de un personaje imprescindible de nuestra historiografía. Polivalente, fue eclesiástico, periodista, escritor, historiador, canónigo archivero, folclorista, cronista oficial de la ciudad y, finalmente, hijo ilustre», explica la historiadora, que menciona también que a pesar de nacer en una familia acomodada «no tuvo una infancia fácil». «La separación de sus padres le afectó profundamente y marcó su carácter», continúa la experta antes de detallar que la pasión de Macabich por la historia la despertó un pariente suyo: «el historiador y militar Josep Clapés i Juan».

Cruzar el puente de Brooklyn para recordar el nacimiento de Don Isidor

El público, durante el recital. / Vicent Marí

«Escribió libros muy interesantes, entre ellos, la ‘Historia de Ibiza’», indica Joan Murenu antes de iniciar el recital poéticomusical. Mano a mano con la actriz Àngels Martínez. Ella se convierte en la voz de Macabich. RecitaBona nit blanca roseta. Y hace que muchos de los presentes caigan, de repente, en la cruda historia de ‘La presó de Nàpols’. Mil veces cantada y, seguramente, pocas siendo conscientes del drama que contaban los versos. «Hay otra versión en la que ella roba las llaves, abre las celdas de la prisión y se escapan. Una versión con final feliz», comenta el músico antes de volver a acariciar la guitarra para ponerle música a ‘La mort del rei’. I a ‘S’aufabeguera’. «...Mantellines blanques, mantons virolats, balons blancs, justets afiligranats...» canta Murenu dirigiéndose al público, entre el que destacan, precisamente, varios mantons virolats, como los que tenía en la cabeza Macabich cuando escribió el poema.

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