Turismo

Los hoteleros coinciden en que la actual temporada «será calcada a la de 2023»

Las reservas se siguen «concentrando» en los meses más fuertes, desde finales de junio a comienzos de septiembre, así como en los fines de semana n La única diferencia: este año hay «contención de precios»

Turistas pasean por Dalt Vila.  | VICENT MARÍ

Turistas pasean por Dalt Vila. | VICENT MARÍ / José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

José Miguel L. Romero

Esta temporada será como la de 2023, igualita, auguran los principales responsables económicos y turísticos de Ibiza. Si otros años sobrevolaban en el ambiente dudas y temores, más o menos fundados, en este hay plena seguridad de que, salvo imponderables, nada afectará a las cuentas de resultados de los hoteles.

«Va a ser una réplica de la temporada de 2023. Ya lo está siendo», señala la ibicenca Alicia Reina, presidenta balear de la Asociación Española de Directores de Hoteles. Las reservas se siguen «concentrando en los meses más fuertes: finales de junio, julio, agosto y comienzos de septiembre». Entre semana, las reservas van de momento «flojas, con puntas de ocupación los fines de semana». Para evitar esa situación, los hoteleros utilizan «políticas o estrategias de mínimas estancias para evitar al cliente que sólo permanece un día o dos para ir a la discoteca». Sólo aceptan una mínima cantidad de noches.

A comienzos de 2024, «sobre enero y febrero, hubo una tendencia bastante fuerte de reservas anticipadas», explica Reina: «Pero en cuanto llegó finales de abril y principios de mayo, ese ritmo decreció. Se ha ralentizado. Entran ahora a goteo, como en 2023, cuando también hubo inicialmente mucha reserva anticipada». Lo dicho: calcado al año pasado, que finalmente fue excepcional.

«Las perspectivas para junio y para julio son buenas, muy similares a las de 2023», coincide Juan Miguel Costa, director ibicenco de Turismo: «Agosto está un poco tranquilo todavía, como lo estaba en 2023 por estas alturas. De momento, eso no me preocupa. Los hábitos de consumo han cambiado y los clientes reservan cada vez más en el último momento. Y si en agosto viniera un poco menos de gente, tampoco pasaría nada».

Absoluta tranquilidad. Costa, como los demás, no ve ningún peligro en el horizonte: «Será una temporada muy similar a la del año pasado», insiste.

Abril, señala Costa, «empezó bien: el pastel es más pequeño ese mes, de manera que se reparte entre menos gente. Así, las ocupaciones son buenas. En mayo siempre hay un valle de unos 10 días, lo cual es lógico porque no viene tanta gente como para llenar todos los hoteles que abren».

Y respecto a los precios, algo sí ha cambiado, a su juicio, en comparación con 2023: «No he detectado una gran subida de momento. Y de producirse, seguro que no será con la virulencia del año pasado. Ya estamos en una posición de precios muy elevada, que debe ir aparejada a una calidad de servicio excepcional».

En ese sentido, José Antonio Roselló, vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB) estima que hay «una cierta contención de precios». El ibicenco, que también opina que «la situación es bastante parecida a la de la temporada de 2023» y que «no se prevé ningún retroceso», recuerda que las tarifas dependen de un par de factores: «Primero, que tengas demanda: si la tienes, te puedes permitir esas subidas. Y hasta ahora ha habido demanda. Además, depende de la relación entre la calidad y el precio. Las tarifas en aumento, en general, están ligadas a un incremento de la prestación del servicio y de la calidad. Si la relación sigue siendo buena y la gente está dispuesta a pagar esos precios, seguirán al alza». Pero siempre existe «un límite, por lo que la tendencia será hacia la moderación. Eso no quiere decir que caigan, pero sí que no se verán los guarismos de aumento del año pasado. No se seguirá aquella tónica tan exagerada, en el sentido de que llamaba la atención».

Vuelos muy caros

Ana Gordillo, presidenta de la Federación Hotelera de las Pitiusas, tampoco ve nubarrones en el horizonte turístico pitiuso. Calma chicha en una temporada en la que habrá buenas ocupaciones «los fines de semana» y en la que los meses centrales, julio y agosto, «están muy bien vendidos». Los precios se mantendrán moderados, con ligeras subidas en las épocas de mayor demanda, pero menos propensos a incrementos que, como ocurrió en 2023, tengan que ser luego «corregidos» para no quedar fuera del mercado.

Lo que más preocupa a la presidenta de los hoteleros pitiusos es el precio de los vuelos, que asegura que están por las nubes. Pone el ejemplo de un par de billetes para venir a la isla desde la Península: 300 euros por cabeza. Eso, advierte, puede perjudicar la llegada de viajeros con un poder adquisitivo medio.

Otro asunto en el que todos coinciden: alargar más allá de octubre la temporada es casi misión imposible. «Nos está costando poco iniciar la temporada, pero cuesta mucho que los turistas lleguen a finales de octubre. El problema es la conectividad, que se para en seco», indica Juan Miguel Costa. «Hay factores climatológicos y sociológicos que impiden alargar aún más la temporada en su tramo final. Sobre todo climatológicos, que no nos favorecen. En octubre el tiempo ya viene justo. No hay siquiera vuelos suficientes para mover gente», señala José Antonio Roselló, quien advierte de que «ni siquiera se consigue del todo empezar la temporada en abril. No hay tanta demanda como para ampliar mucho más en los extremos».

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