Entrevista | Óscar David Pons Belda facultativo especialista del Servicio de Análisis Clínicos de Can Misses

Óscar David Pons, especialista de Análisis Clínicos de Can Misses: «El FGF23 puede detectar la enfermedad renal crónica de forma precoz»

El bioquímico del Hospital Can Misses acaba de publicar un artículo en el International Journal of Molecular Sciences sobre la relación entre la vitamina D y la hormona FGF23 en el metabolismo de los niños

Óscar David Pons Belda,en el laboratorio de análisis clínicos de Can Misses.  asef

Óscar David Pons Belda,en el laboratorio de análisis clínicos de Can Misses. asef / Marta Torres Molina

‘Metabolismo mineral en niños: Interrelación entre la vitamina D y el FGF23’ es el título de un estudio que Óscar David Pons Belda, facultativo especialista del servicio de Análisis Clínicos del Hospital Can Misses, acaba de publicar en el International Journal of Molecular Sciences. Un, estudio que entronca con su tesis, que está a punto de depositar este bioquímico murciano que se ha incorporado a la sanidad ibicenca hace unos meses. Pons Belda, que llegó a la isla acompañado de su pareja, especialista de Can Misses, comenzó a interesarse por el metabolismo mineral, la vitamina D y la hormona FGF23 mientras hacía la residencia en el Hospital Universitario Central de Asturias. «El metabolismo mineral incluye muchas hormonas, podríamos dedicarle una entrevista a cada una de ellas», bromea el experto, que asegura que este sistema es «de los más complejos que existen». «De ahí que sea uno de los menos estudiados, algo más en adultos, pero poco en pediatría», indica.

Empecemos por lo básico. ¿Qué es el metabolismo mineral de una persona?

El metabolismo mineral es el que comprende al calcio, el fósforo... En este metabolismo mineral participan diferentes hormonas, como la PTH, la famosa vitamina D, que está ahora en boca de todos, y una nueva hormona, la FGF23, el factor de crecimiento fibroblástico. Digo que es nueva porque es relativamente reciente, se descubrió el año 2000. Esta hormona es el objetivo principal de mi tesis doctoral. Esta hormona, fosfatonina, tiene un papel muy importante en el metabolismo mineral y hasta ahora no ha sido muy estudiada. Además, casi todos los estudios que se han hecho están focalizados en población adulta.

¿Y eso?

Pues porque es más fácil tener muestras de los adultos que de los niños. Hay que señalar que la adulta y la pediátrica son poblaciones muy diferentes y esta última es más complicada. Además, dependiendo de la etapa en la que esté el paciente, si es adolescente o preescolar o escolar, entre otras, los valores de sus metabolitos y de sus minerales son diferentes. También son distintos de los de los adultos. Así que hay que cogerlos por subgrupos, por subpoblaciones. Por eso está muy estudiado el metabolismo mineral en adultos, pero muy poco en niños.

¿Qué hace esta hormona FGF23?

Se sabe que la FGF23 es la hormona contrarreguladora de la vitamina D, es decir, es la que, junto con la PTH, controla los niveles de vitamina D. Además, para que se entienda, es la principal encargada de mantener los niveles de fosfato en concentraciones normales. Regularlo cuando hay alguna alteración del fosfato para que se mantengan sus valores de referencia, normales.

Un inciso para los de letras: ¿cuál es la función del fosfato?

El fosfato es muy importante, sobre todo para la mineralización del hueso, para su formación. El fosfato está muy presente en el ADN, en diferentes encimas, en muchas partes de nuestro organismo. Pero este estudio se centra, sobre todo, en la formación del hueso.

A las familias les suele preocupar mucho el crecimiento de sus hijos. Sí, ahí interviente otra hormona, la del crecimiento. Es un proceso en el que participan muchas hormonas. Es un metabolismo muy complejo.

Volviendo a la hormona contrarreguladora en la que se centra el estudio… ¿Qué pasa si la concentración de fosfato no está en los valores normales?

Hay una serie de enfermedades que se asocian a alteraciones del FGF23, sobre todo por incremento, cuando sus valores están elevados de forma anormal. Una de las más famosas en niños es el raquitismo hipofosfatémico. Creo que la población, en general, asocia raquitismo con una deficiencia de vitamina D, pero existen unos subtipos de raquitismo que se deben a alteraciones del FGF23. A un aumento de sus niveles. Eso es algo novedoso. No se sabía hasta hace poco. Las bajas concentraciones de fosfato son la causa de estos tipos de raquitismo.

Entonces, ¿conocer bien cómo funciona esta hormona facilita la detección precoz de estas enfermedades y mejoraría los tratamientos?

Sí, sí. Y no sólo para este raquitismo hipofosfatémico. Se ha visto que el FGF23 es muy importante como marcador precoz de la enfermedad renal crónica, tanto en adultos como en niños.

¿Cómo se detectan los niveles de esta hormona?

Se están viendo ahora las diferentes implicaciones del FGF23 y su utilidad en la clínica. Sobre todo está muy demostrado, en los casos de raquitismo hipofosfatémico, la importancia de medirla para poder dar un tratamiento biológico. Y también para un tipo de tumor, el tumor inductor de osteomalacia, que es el raquitismo en adultos, la misma enfermedad, pero en diferente población. En este tipo de tumores se sabe que la FGF23 está muy elevada porque estos tumores excretan esta hormona. La última implicación que se ha visto tiene que ver con la enfermedad renal crónica. La Sociedad Española de Nefrología recomienda esta prueba y está a la espera de que en los laboratorios se pueda medir de forma rutinaria. Que los médicos puedan pedir este análisis. Se ha visto que el FGF23 es la primera hormona que se eleva cuando existe esta enfermedad, el primer marcador, junto con el klotho, que necesitaría otra entrevista aparte. Son los primeros indicadores, suben sus niveles mucho antes que los de cualquier otro marcador. Sirven para conocer de forma precoz qué pacientes van a desarrollar una enfermedad renal crónica más severa que otros, para detectar los pacientes maladaptativos y, efectivamente, empezar las terapias mucho antes.

El pronóstico del paciente mejora con una detección precoz, ¿no?

Sí, mejora. Se hacen dos grupos dentro de la enfermedad renal crónica: los que tienen la FGF23 más elevada y los otros. Si a los primeros empezamos a atajar antes la enfermedad, dando dietas pobres en fósforo y captores de fósforo y calcio, entre otras medidas mejoran. Si podemos hacer eso, gracias a haber detectado antes la enfermedad y hacer comenzado antes el tratamiento su evolución será mejor.

Antes comentaba que la Sociedad Española de Nefrología está a la espera de que medir esta hormona sea algo rutinario. ¿Cómo se hace ahora?

A ver, como es un marcador nuevo, una hormona relativamente reciente, hay muy pocos laboratorios en España y en todo el mundo que la midan. Es cierto que existen métodos para ello, pero los laboratorios, y en ello nos incluyo a nosotros, sólo empiezan a incorporar las técnicas cuando se piden. Es decir, cuando hay una demanda es cuando se implementan en los laboratorios. Si el clínico, los médicos, no solicitan pruebas de FGF23 para diferentes patologías, el laboratorio no lo instala. Debe haber una demanda para que se vaya estableciendo en los laboratorios y que se pueda solicitar. Actualmente, en España, se hace en muy pocos laboratorios.

¿Hay síntomas? ¿Señales de que una persona pueda tener los niveles de esa hormona más elevados de lo que debería?

Sí, sabemos que muchas enfermedades tienen en común muchos síntomas, así que un síntoma concreto que indique que tienes FGF23 alto no lo hay. Nada muy concreto. Este tipo de enfermedades, como el raquitismo hipofosfatémico, son muy poco prevalentes, no son frecuentes. Y los tumores inductores de osteomalacia también. Lo que tendría más utilidad a la hora de implantar la prueba en los laboratorios, lo que haría que en se midiera de forma habitual el FGF23, es como marcador precoz de la enfermedad renal crónica, que es más prevalente. Como síntomas del FGF23 alto podríamos mencionar el dolor óseo. Como esta hormona participa en la síntesis del hueso, pues al tenerla muy elevada generaría dolor. También debilidad muscular y malformaciones. Pero hay que recalcar que no son síntomas específicos de esa enfermedad. Pueden ser de otras.

Antes hablaba de la vitamina D, que está muy de moda. ¿Cuál es su papel, entonces?

[Ríe] El covid ha hecho mucho daño al tema de la vitamina D. Participa en muchos procesos y de ahí que esté en boca de todos y que ahora la recomienden diciendo que es buena para todo. Con el covid se hicieron muchos estudios en los que se vio que los pacientes con niveles de vitamina D más altos tenían menos morbimortalidad. Tenían mejor pronóstico. En el estudio que hemos publicado se resumen todas las asociaciones de la vitamina D con diferentes procesos patológicos: la alergia, las enfermedades respiratorias, el asma… En ninguna de ellas se ha descubierto que, realmente, tener niveles altos de vitamina D nos proteja de estas enfermedades.

¿Entonces?

Sí que hay una asociación entre altos niveles de vitamina D y estar más sano, pero como pasa con cualquier otra vitamina. Siempre tenemos que tener vitaminas en los rangos de normalidad, pero no debemos obsesionarnos con el tema de la vitamina D. Hay muchos estudios que dicen que la verdadera pandemia es la falta de vitamina D, ya que casi todos somos deficientes en ella. Se sabe que casi un 45% de personas de más de 50 años tienen los niveles de vitamina D por debajo de los recomendados. Incluso el 20% de los niños. Pero ese es otro tema porque hay mucha controversia sobre los niveles de vitamina D. Se cree que los que se han establecido como óptimos no son los correctos y que habría que bajarlos. Hay mucha controversia con eso.

¿Cómo llega usted a interesarse por el crecimiento y esta hormona en concreto?

En el Hospital Universitario Central de Asturias, donde hice la residencia, de mano de los pediatras. Hay especialistas allí que le dan mucha importancia al FGF23 y a la vitamina D. Había una línea de investigación sobre ello, me lo propusieron y acepté. Ahí empecé con esto y de ahí viene lo de hacer la tesis, que ya estoy acabando, sobre este tema: ‘Metabolismo mineral en niños con deficiencia subclínica de vitamina D’.

¿No es un nombre muy corto para una tesis?

[Ríe] Bueno, es que sigue después del punto: ‘Implicaciones del factor de crecimiento fibroblástico 23’. Ése sería el título completo de la tesis.

Más allá de la tesis, ¿le gustaría seguir profundizando en esta línea de investigación?

Me encantaría. De momento no sólo se va a quedar en el artículo y la tesis, tenemos pensado publicar dos artículos más. A mí me encantaría, pero todo depende de que se pueda medir el FGF23 en los laboratorios de forma habitual y se pueda seguir con los estudios, no sólo en pacientes pediátricos sino en enfermos renales crónicos, que es donde parece que este marcador tiene mucho futuro. Pero me encantaría siguir esta línea, sí.

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