El consumo de agua desalada en Ibiza aumenta un 11,4% en 2022 y alcanza otro máximo histórico

En verano no se pueden explotar más las desaladoras, pero sí en invierno

Parte de las instalaciones de la desaladora de Santa Eulària. | VICENT MARÍ

Parte de las instalaciones de la desaladora de Santa Eulària. | VICENT MARÍ / eugenio rodríguez. eivissa

Eugenio Rodríguez Martos

Eugenio Rodríguez Martos

Ibiza alcanzó el año pasado su mayor registro en el consumo de agua desalada, con un total de algo más de 12 hectómetros cúbicos, un 11,4% más que en el anterior, en el que, con 10,830 hectómetros cúbicos, se alcanzó el segundo máximo histórico. El suministro de agua desalinizada se ha disparado más del doble (un 146% en concreto) en los últimos 15 años, desde 2007.

Ese año fue el que, en comparación con toda la serie desde el año 2000, se alcanzó el mayor consumo de agua de pozo, con un total de 12,225 hectómetros cúbicos. A partir de entonces, se ha ido reduciendo el uso de agua de los acuíferos. Desde 2007, un 45% menos, según los datos completos de 2022 de la Agencia Balear del Agua (Abaqua), empresa pública de la conselleria balear de Medio Ambiente.

El punto de inflexión se produjo en 2019, cuando por primera vez se consumió más agua desalada (10,740 hectómetros públicos, la primera vez, además, que se alcanzaban los dos dígitos) que subterránea (8,105 hectómetros cúbicos). Hay que tener en cuenta que, ese año, empezó a funcionar a pleno rendimiento la desaladora de Santa Eulària (se puso en marcha, pero parcialmente, en julio del año anterior)

Desde 2019, el suministro de agua desalada supera a la de pozo por la política implantada por la conselleria balear de Medio Ambiente de incentivar (en los convenios con los ayuntamientos) el uso de agua desalinizada en los meses de invierno con la finalidad de reducir la presión sobre los acuíferos y reservarlos para las puntas de verano, cuando el agua desalinizada (el caudal máximo de las tres plantas de la isla) es insuficiente para atender la fuerte demanda.

Tope de agua desalada en verano

De hecho, Abaqua no puede suministrar más agua desalada a los ayuntamientos en los meses de verano, lo cual genera problemas, como en el caso de Sant Josep, que la pasada temporada tuvo que cortar el abastecimiento de agua desalinizada en la zona de sa Caleta y sustituirla por agua de pozo con una alta concentración de sal. Siguiendo la política de Medio Ambiente, en los meses de invierno, Vila sólo consume agua desalada y Sant Josep el 90% de su demanda. El resto de municipios ha aumentado el uso de agua desalinizada, pero aún explotan más los acuíferos. De hecho, los planes de gestión sostenible del agua de Sant Antoni y Santa Eulària contemplan la compra de más agua desalada para reducir la extracción de las masas sobreexplotadas, pero no lo hacen. Hay que tener en cuenta que, para incentivar el consumo de agua desalada en invierno, el precio se reduce, pero todavía se sitúa por encima del de agua de pozo.

Precisamente, el Plan Hidrológico de Balears obliga a los municipios que se abastecen de masas en mal estado cuantitativo a utilizar agua desalada. En el caso de Santa Eulària, cuatro de las seis masas subterráneas están sobreexplotadas.

La dirección general de Recursos Hídricos ya ha advertido a los ayuntamientos que, ante la situación de prealerta de sequía y un escenario muy similar al de la crisis por la falta de agua de 2015, que adopten de inmediato medidas para contener el consumo y evitar posibles cortes en plena temporada.

Pérdidas de la red

Otro problema son las pérdidas de agua de la red (o caudal no contabilizado). Según las cifras de Abaqua del año pasado, un total de 4,848 hectómetros cúbicos de agua, el 25,4% del caudal suministrado a la población, no se consumió. De hecho, el volumen de lo que se pierde en un año, según los datos de 2022, supera a la producción anual de la desaladora de Santa Eulària.

La situación ha mejorado sustancialmente. Por ejemplo, en 2007, cuando se produjo el techo de consumo de agua subterránea, las fugas del agua del sistema se situaba en cerca del 35%. En Sant Josep se ha producido la mejoría más notable en los últimos años al pasar del 48,7% hace 15 años, al 32,3% en 2022, la más alta, de todos modos, de la isla. En Sant Joan, las pérdidas se sitúan en el 17,4%, la cifra más baja.

Suscríbete para seguir leyendo