Solidaridad

La segunda salvación de Alfredo Fiorito, un dj de Ibiza en apuros

La campaña de recaudación de fondos para el popular dj logra en una semana 29.000 euros, cuatro mil más de los que preveía | «Me he emocionado al ver la respuesta de la gente y que incluso ayudan personas que también pasa por apuros en estos momentos»

Alfredo Fiorito sufrió un ictus y lleva un año sin ingresos, ya que aún no ha obtenido ninguna de las prestaciones que ha tramitado.

Alfredo Fiorito sufrió un ictus y lleva un año sin ingresos, ya que aún no ha obtenido ninguna de las prestaciones que ha tramitado. / Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

Josep Àngel Costa

El legendario Alfredo Fiorito, el gran pionero de la escena musical en Ibiza, pasa por los mismos apuros que muchos trabajadores de su sector por la crisis y, además, sufrió un ictus hace cinco meses. Tras un año sin ingresos, se decidió a iniciar una campaña de recogida de fondos para mantener a su familia, con una hija aún pequeña, y pagar el alquiler. Tras una semana, se siente abrumado al ver superadas sus expectativas.

Alfredo Fiorito admite que jamás imaginó que volvería a pasar por un trance similar al que le obligó a dejar Argentina. Solo tenía 23 años y convicciones de izquierdas cuando huyó del golpe de estado de 1976. Se embarcó 22 días, junto a su exesposa, para cruzar el Atlántico. Pero, aún en Uruguay, también bajo dictadura, un grupo de militares interceptó el buque para buscar a diez montoneros.

«El capitán les dijo que no podían pasar, porque el interior del barco ya era territorio de Italia. No solo amparó con la nacionalidad italiana a los milicianos, sino que fue tal la alegría del pasaje al llegar a aguas internacionales, que acabó oficiando «la boda de cien parejas, aunque luego se separaron casi todas». En Barcelona, empezaban a oír a hablar de la isla, por cartas de sus amigos, cuando en un paseo por el puerto se toparon con el barco ‘Ciudad de Ibiza’. Esa misma noche, en una pensión de Las Ramblas, decidieron seguir la corazonada y tomaron sus bolsos.

«Al llegar a la isla nos dimos cuenta de que este era el lugar que estábamos buscando». Tuvieron su época hippy, elaborando velas con el molde de una payesa que obtuvieron de una botella de hierbas . «Hacía mucho sol en el mercadillo de es Canar y se fundieron todas». También regentaron una tienda de ropa tres años en la calle de la Mare de Déu y Fiorito podía seguir con su pasión por el rugby en el antiguo campo de Sant Francesc, junto a los estanques.

La segunda salvación de Alfredo | D. I.

El dj en su época de Amnesia, donde se erigió en el padre del ‘balearic beat’ en la segunda mitad de los ochenta. / D. I.

Un francés que iba a ver los partidos advirtió un carisma especial en él, por su forma de jugar. Le propuso poner copas y música en el bar que le había dejado un americano, el Be Bop, en el puerto. Fue a verlo aún ataviado con el equipaje de rugby. «Me enseñó el equipo de música y me dijo ‘si subes este cursor se oye el disco de la derecha y, con este, el de la izquierda».

Ya era melómano. Había podido escribir de música como periodista de La Capital, en Rosario, y organizar algún concierto durante la eclosión del rock argentino, con figuras como Luis Alberto Spinetta o Sui Generis. Pudo disfrutar de «una colección buenísima de discos que dejó el americano», con mucho funk y reggae.

La segunda salvación de Alfredo

El dj durante una sesión en Melbourne en 2015. / D. I.

El Be Bop fue el bar de moda ese invierno y al año siguiente ya era fijo en Amnesia. En el 85, ya como profesional de la música, pinchó en invierno en un after de Madrid, «en la época de Tierno Galván».

Allí, la música de otro americano le volvió a cambiar la vida. «Trajo unos discos del sello Trax en una bolsa, descubrí el house y en verano lo llevé a Ibiza». El resto es historia. Alfredo se erige como padre del balearic beat, pasa también por Pacha, Privilege y Space y se convierte en leyenda. Llega el covid, sufre un ictus y se queda sin ingresos. «Todavía no me han concedido ninguna prestación».

Así que la semana pasada lanzó la campaña, con la que ha superado los 25.000 euros que pretendía para subsistir con su familia hasta que pueda volver a pinchar. No tiene total confianza en el verano ibicenco, pero ya tiene sesiones en Inglaterra a partir de julio. Lo primero que hará es pagar los diez meses que le debe a su casera de Jesús, «que se ha portado de maravilla». «Es muy importante que se ayude y se tenga en cuenta a la gente del sector de la noche por todo lo que ha aportado a Ibiza», reclama.

No oculta su emoción por la respuesta de la gente, que le ha permitido sortear este apuro. «Fue aún más fuerte el golpe de Argentina, porque puedes morir por covid, pero tienes mecanismos para protegerte. Allí nos mataban».

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