Javier Arranz: «Tengo personas cercanas que no han querido vacunarse de la covid»

Portavoz del comité de enfermedades infecciosas en Baleares durante la pandemia de covid-19 y médico de familia que regresa a un centro de salud

Javier Arranz B. RAMON

Javier Arranz B. RAMON

Matías Vallés

Matías Vallés

El médico de familia Javier Arranz (Barcelona, 1962) fue la voz de la sanidad balear durante el covid, como portavoz del comité de enfermedades infecciosas. Ahora está efectuando la rotación previa a su reincorporación al centro de salud de Escola Graduada de Palma, y en alerta por si debe viajar a Turquía

Para que se haga cargo del tipo de entrevista: «¿Cuánto envejeció en dos años de portavoz covid?».

Poco, justo después he empezado a hacer boxeo y he rejuvenecido. Lo practico en un club de barrio, es una actividad muy exigente y recomendable.

¿En algún momento pensó que esto se hundía?

En absoluto. Vivíamos una situación nueva, con dificultades en la gestión y en decisiones nunca adoptadas antes, pero en ningún momento me sentí desbordado.

Tal vez porque usted es flemático.

No, pero en algún grupo de WhatsApp en que los colegas decían que «no podemos más», les respondía que «quizás hemos estudiado una carrera para estar aquí en este momento».

¿Al portavoz le tocó de cerca el covid?

No especialmente entre familiares, que evolucionaron bien. Lo más negativo fue la muerte de un médico de edad próxima a la mía.

¿Sintió usted miedo?

No por mí, pero tuve miedo por mi mujer, que también es médico de familia y estuvo en primera línea. Cada mañana le repetía que se mostrara vigilante y cuidadosa.

Los menores de 50 años no debieron ser confinados.

Sí debieron ser confinados, fue una medida positiva cuando se estableció. En cambio, tengo la sensación de que el desconfinamiento o desescalada pudo acelerarse en los tramos más jóvenes.

¿Esto del covid se ha acabado?

Todavía no, porque la OMS ha sido precavida al retirar la emergencia. Pero se nota en el ambiente que el covid se ha acabado tal como la hemos conocido. Ha perdido intensidad y carga negativa. La vamos asumiendo como otra enfermedad, aunque preocupan los cuadros desencadenados por el coronavirus a largo plazo.

¿Le molestaba que le llamaran el Fernando Simón mallorquín?

Mis compañeros bromeaban que a Simón acabarían llamándolo el Javier Arranz nacional. Lo conocí en la epidemia del Ébola y trabajamos juntos. Es un honor que nos comparen, aunque él tenía funciones más amplias, de coordinación y dirección.

Usted pregonó el «activismo guerrillero» para convencer a los mallorquines reacios a vacunarse.

Los sentimientos sobre la vacuna evolucionaban muy rápidamente, algún profesional se vacunó cuando no tocaba. Tengo personas cercanas que no han querido vacunarse, y pensaba que ese «activismo» individual podía ser más valioso que el impulso de un Gobierno.

¿Los pediatras desaconsejaron bajo mano la vacunación de los niños mallorquines, a la cola estatal?

No tengo información, pero era un asunto más difícil que en una vacuna contrastada, sobre todo cuando se decía que los niños no se infectaban, que no contagiaban a otros o que padecían una enfermedad leve. Plantearse dudas es una pregunta muy legítima como padre o madre, al margen de la opinión reservada de algún médico. Los progenitores no veían en sus hijos el mismo riesgo que en su padres.

Y luego, la acusación de que usted no era epidemiólogo.

Es cierto, y no me causa ningún problema. Tampoco lo soy ahora, tengo mucho respeto por la gente que se forma, pero la salud pública está muy ligada a la atención primaria.

¿Influirá el covid en las elecciones de mayo?

Es una pregunta interesante. Influirá, pero no sé en qué sentido. La tendencia a olvidar lo malo incluye la desmemoria de las cosas buenas en situaciones dolorosas. La queja puede más que el análisis, especialmente si has tenido el covid cerca.

¿Siempre es usted tan conciliador?

Al contrario, soy temperamental, pero mis amigos coinciden en que acostumbro a estar tranquilo en situaciones complicadas. Esta experiencia con el covid me ha enseñado a consensuar con otros, a rebajar la tensión.

¿Los médicos son los únicos seres humanos que no quieren vivir en Mallorca?

No creo que haya más problemas que para encontrar a otros profesionales. De hecho, tengo amigos que querían venir a Balears y en ningún momento señalaban el idioma como un obstáculo, les preocupaban más los precios de la vivienda.

¿Es más difícil soportar a los políticos que lidiar con los periodistas?

De entrada, me gustan menos los políticos, aunque tienen buenas intenciones y solo puedo hablar bien de ellos, porque no intentaron modificar mi discurso y en Balears respetaron las directrices técnicas. Lidiar con los periodistas también es difícil, pero me habéis tratado bastante bien y no voy a quejarme ahora.

¿Cuál será la próxima gran amenaza?

Me preocupa el salto de especie de la contagiosa gripe aviar, que ha pasado de aves a mamíferos.

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