Sanidad

Poner orden en la cola de los análisis de sangre del Hospital de Ibiza

Virginia Jiménez Hernández, Carlos Gustavo Martínez Cervera y Sandra Cuadrado García en Extracciones.

Virginia Jiménez Hernández, Carlos Gustavo Martínez Cervera y Sandra Cuadrado García en Extracciones. / M. T.

Marta Torres Molina

Marta Torres Molina

«No te cueles, que me toca a mí». «Yo iba antes». «Tengo cita a las ocho y diez, ¿y tú?». Son algunos de los comentarios más escuchados a primera hora de la mañana (primerísima, en realidad) en la entrada del edificio de consultas externas del Hospital Can Misses. Poco antes de las siete y media de la mañana comienzan a llegar los primeros pacientes citados para extracciones de sangre y otros análisis. Y todos tienen prisa. Unos están nerviosos porque temen llegar tarde al trabajo, a otros no les ha sentado bien el madrugón y a ninguno le apetece el pinchazo. Eso por no mencionar que llegan en ayunas o con sed. Paradójicamente, están deseando que les pinchen y reiniciar el día.

«La gente se ponía nerviosa», reconocen Carlos Gustavo Martínez Cervera (coordinador de técnico de Laboratorio) y Virginia Jiménez Hernández y Sandra Cuadrado García (supervisoras de enfermería de Consultas Externas), que asistían cada día a ese caos. Hablan en pasado porque todo eso ha empezado a quedarse atrás desde las medidas que comenzaron a adoptar poco antes de Semana Santa. Pequeñas actuaciones, pero que, según explican, ha mejorado bastante el ambiente y el orden. En unos 70 minutos están citados cada día alrededor de cien pacientes, a los que hay que sumar los que llegan de urgencia, a los que se atiende de forma inmediata y sin cita.

Una cola larguísima

«Aunque los pacientes se citan en tramos de diez minutos, unos doce cada diez minutos, y llegaban de forma escalonada, se formaba una cola larguísima», explican los supervisores. Y eso que «hace ya muchos años» se había instalado, al igual que para consultas el turno automático: llegar al hospital y, en unos pedestales, introducir la tarjeta sanitaria o la petición y sacar un ticket con un número por el se llama a los pacientes. Una medida, sin embargo, insuficiente en el caso de extracciones ya que hay ocho puntos de toma de muestras desde los que se iba llamando a los usuarios. En ocasiones se daba la situación, dada la velocidad a la que atienden, que a un mismo paciente se le llamaba desde varios de estos puntos de forma simultánea, lo que generaba confusión y malentendidos, por lo que había que recurrir a la forma «arcaica, manual», reconocen. Muchos de los pacientes, además, tenían que esperar de pie, ya que apenas había unas pocas sillas en la entrada del hospital.

«La nueva dirección insistió, aunque fuera complicado, en que debía hacerse de forma automática, como con cualquier consulta externa», explican los supervisores, que señalan que para solventar el problema de las llamadas simultáneas desde varios puntos de extracción recurrieron al servicio de Informática del Área de Salud pitiusa: «Son maravillosos y buscaron una solución». Y la buscaron: una aplicación integrada en el programa que ya usan los profesionales del Hospital Can Misses y que permite llamar a los pacientes sin que estas llamadas se solapen. «Una vez que se ha llamado a un paciente para que acuda al punto de extracción otra compañera ya no puede llamarle», explica una de las supervisoras. «Se hace desde el propio ordenador, se abre la app y se llama al paciente al que le toca», continúan. En ese momento, el paciente ve su número en la pantalla y, como en el caso de las consultas externas, se le indica la consulta a la que debe acudir para el análisis.

Esto se ha complementado con otras medidas. Aumentar el número de sillas de la sala de espera, ubicada en la entrada principal del edificio de consultas, para evitar que los usuarios aguarden su turno de pie. Y colocar las sillas orientadas hacia el monitor en el que van apareciendo los números y la consulta. «Facilitamos que la gente no se marche de aquí con tortícolis, porque estaban colocadas mirando hacia otro lado», bromea un portavoz de la gerencia. También se han colocado unos carteles con los números de las consultas en grande «para que la gente no tenga que andar buscando».

«Se nota la mejora. Hay hasta momentos de silencio», comentan los supervisores, que recuerdan que hasta hace poco no era raro que tuviera que intervenir, incluso, el personal de seguridad. A pesar de esta mejora, aún faltan algunas cosas que, están convencidos, podrían ayudar más. Entre ellas, contar, por ejemplo, con un segundo pedestal para sacar el número, por si el que hay falla y para evitar acumulación a primera hora.

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