El efecto ser humano

Miguel Ángel Riera

Miguel Ángel Riera

El efecto ser humano’ ha sido el lema elegido por Manos Unidas este año. Esta institución de la Iglesia, que inició su andadura hace tantos años para erradicar el hambre en el mundo, nos recuerda año tras año que todos tenemos derechos que nadie puede, ni debe, ignorar. Es increíble que en un mundo tan rico en recursos naturales haya gente que muera de hambre. Más bien, no es increíble, es injusto.

Y las soluciones pasan por el «ser humano». En nuestras manos está la posibilidad de seguir destruyendo nuestro planeta o parar todos aquellos efectos que dañan nuestro entorno y hacen inviable que todos puedan vivir dignamente.

La capacidad de destrucción del ser humano supera la capacidad que tiene la naturaleza de regenerarse. Los meses en los que todos estuvimos recluidos por el covid ayudaron a la naturaleza a recuperarse momentáneamente, pero rápidamente hemos vuelto a salir a la calle con un afán de destrucción más atroz.

La amenaza climática que se extiende por todas partes no nos afecta por igual. Ya que los más vulnerables son los que primero viven las consecuencias de estos fenómenos. Muchos se ven tan afectados por la destrucción de las masas forestales, por la tala indiscriminada de árboles o por los incendios, que se ven obligados a salir de sus países. Y nosotros, además de seguir destruyendo sus fuentes de riqueza, les llamamos delincuentes cuando quieren cruzar la frontera para mejorar su calidad de vida.

Invertir en el cuidado del planeta es invertir en el bien de los que lo habitamos. Se nos quiere recordar con esta jornada que está en nuestras manos, en las manos de cada ser humano, hacer de nuestra Casa Común, como le gusta llamar al Papa Francisco al planeta, un verdadero paraíso o convertirlo en un cementerio, como ya estamos haciendo con nuestro preciado mar Mediterráneo donde cada día hombres y mujeres mueren intentando mejorar su calidad de vida. Que nuestras acciones sean siempre signos de esperanza y vida y no de destrucción y muerte está en las manos de cada uno de nosotros, antes de que la situación sea irreversible. Todavía estamos a tiempo.