Opinión

No está en venta

«No estamos en venta. Nadie se merece ser víctima de una sociedad de consumo donde parece que todo se compra y se vende»

Estos días leemos cómo en el mercado inmobiliario no hay casas asequibles, solo quedan mansiones de precios impagables para cualquier persona que necesita tan solo de una vivienda digna. No hay en venta pisos ni apartamentos, ni en plena temporada ni en estos momentos prenavideños.

Tampoco esta en venta la Navidad, unas fechas que en su origen eran una invitación a la austeridad y se han convertido en un mercadeo que han vaciado de contenido su mensaje de desear para todos una vida mucho más digna.

Tampoco debería estar en venta ninguna persona. No hace mucho se acercó a hablar conmigo una chica. Ha sido víctima de trata de mujeres. Ha perdido su dignidad. Me cuenta cómo recibe ayuda psicológica, ayuda material, ayuda jurídica… pero necesita ayuda espiritual. Quizás me pone en evidencia una ayuda que todos necesitamos pero que no somos capaces de expresar ni de descubrir. Quizás una ayuda que tan solo los que lo han perdido todo son capaces de verse con dicha necesidad.

No estamos en venta. Nadie se merece ser víctima de una sociedad de consumo donde parece que todo se compra y se vende, donde el que más tiene puede hacer lo que quiera con su dinero. El dinero lo desvirtúa todo. Lo destruye todo. Perdón, más bien, el mal uso que se puede hacer con el dinero lo destruye todo. Poner nuestros vienes al servicio de los demás, trabajar no como un fin sino como un medio que dignifica a las personas. Luchar por unos sueldos dignos. Fomentar la cultura del encuentro, la cultura de la igualdad es lo que verdaderamente llena de sentido las fiestas para las que nos estamos preparando, la Navidad.

Nos hacen creer que la campaña navideña irá bien si se consume mucho. Si las tiendas están llenas de clientes que vacían las estanterías. Si los restaurantes son capaces de poner el cartel de completo. Pero no se nos recuerda que verdaderamente la campaña navideña tendrá éxito si conseguimos que todos seamos un poco más solidarios, un poco más respetuosos los unos con los otros, con nuestro entorno. Todos necesitamos un poco más de humildad, de austeridad, de hermandad, es lo que Jesús quiso transmitirnos al nacer en Belén. Dios siendo Dios se hizo hombre, se hizo uno de nosotros para que fuéramos capaces de valorar al hombre, a cada uno de nosotros y nunca tuviéramos que sentirnos objetos de mercado, ni del mercado inmobiliario, ni del mercado de la prostitución ni del mercado navideño.

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