Opinión

Pepe Roselló

Regalos de Reyes

«Las licencias de música obtusas han acabado martilleando desde los hoteles, las playas, la costa y las calas, desde Platja d'en Bossa por el sur llegando a Cala Gració»

La puesta en marcha de la vacuna contra la pandemia provocada por el covid-19 abre una nueva esperanza a la humanidad. En Ibiza las vacunaciones ya han comenzado y mi hermano Juan, de 80 años, recibió su primera dosis el día 7. No se me ocurre mejor regalo de Reyes para él y las demás personas que viven en la residencia Reina Sofía, acompañados por un batallón de valientes enfermeros, médicos y demás personal que resiste con disciplina y sacrificio.

Esa misma jornada pudimos leer en los periódicos el asalto al Capitolio de Washington que se produjo el Día de Reyes, después de que el todavía presidente Trump arengara a sus seguidores a ocupar este simbólico edificio, cuna de la democracia, para sortear con violencia su derrota en las urnas. Un regalo envenenado que se produjo contemporáneamente a otro: el control de la Asamblea Nacional de Venezuela por parte de Maduro, siguiendo el predicado de la ley de la fuerza, tras unas elecciones muy cuestionadas.

Ambos dirigentes, aunque ideológicamente en las antípodas, emplean la misma receta: grandilocuencia, autoritarismo y la mentira descarada, mil veces repetida, que acaba convenciendo a colonias de adeptos y creando un cisma social (divide et impera, divide y vencerás).

A este recurso continuado del argumento falso estamos muy acostumbrados en Ibiza. Es la misma estrategia que practica el colectivo del ocio diurno. Desde que una parte de la sociedad les recrimina la dudosa legalidad de sus actividades musicales en las playas y el abuso que estas representan, multiplican sus apariciones para decirnos que sin ellos la economía de Ibiza se arruinaría y que todo lo que hacen está ajustado a derecho. La realidad es bien distinta. La ley turística de 2012 no proporciona cobertura jurídica a estas actuaciones desproporcionadas, que al amparo de una licencia de música al exterior se conviertan en un "tótum revolútum" y fiesta continua tarde y noche.

El conseller responsable del desaguisado, Carlos Delgado, ante la marea de denuncias que se produjeron, emitió a través de sus servicios jurídicos una resolución con fecha 5/7/11 que avalaba la confluencia de los dos públicos (alojados y externos). El primero de estos establecimientos abrió al público el 28 de mayo de 2011 y dos meses después ya necesitó del oxígeno del conseller para amparar el pelotazo pactado y aprobado posteriormente mediante la ley de 12 de julio de 2012.

Una ley cloaca del PP que ha seguido funcionando sin parar, hasta que el Tribunal Superior de Justicia de Baleares ha puesto blanco sobre negro, a una situación engañosa en su origen y alevosa en su realización y ejecución. El tribunal afirma en sentencia de 28 de noviembre de 2020 que el hotel no puede ofrecer un espectáculo musical al que asistan tanto sus clientes alojados como público exterior. La mentira y ocultación, por tanto, han llegado a su fin.

En este contexto de abuso sistemático para beneficio de unos pocos, llama la atención la actitud del Ayuntamiento de Ibiza, tenedor y cuidador del patrimonio histórico, con la Marina y las murallas como emblema. El consistorio se ha dejado arrebatar por el municipio vecino su más valioso y emblemático tesoro: la gente, el cuerpo y alma que da vida a estos barrios. El puerto es el mayor perjudicado, el lugar de encuentro donde iniciar la aventura de unas vacaciones, que, como ha quedado demostrado este verano, con su revitalización, volverá a perder a sus clientes si vuelve a arrancar la maquinaria diurna de Platja d'en Bossa.

El alcalde de Sant Josep también ha recibido un regalo inesperado. Nos referimos al premio 'Formigó' que le han obsequiado los ecologistas por su lamentable gestión urbanística y medioambiental. También la colección de mentiras habituales del colectivo del ocio diurno, siempre aliñadas con alabanzas al Ayuntamiento de Sant Josep ciertamente habrán tenido su influencia. Al final, las licencias de música obtusas han acabado martilleando desde los hoteles, las playas, la costa y las calas, desde Platja d'en Bossa por el sur llegando a Cala Gració.

Como ejemplo de estas licencias de música obtusas, el acta número 04/16 del Pleno de Sant Josep (de 31/3/2016), en la que se concede permiso a un hotel de Platja d'en Bossa para la instalación de una actividad secundaria de música al exterior de un edificio en su última planta cubierta.

La justicia consiste en promover con armonía la distribución de los bienes y servicios, así como garantizar la paz social y la efectiva protección de los derechos de todos los ciudadanos. Habrá que ver ahora cómo queda el conflicto con esta sentencia del TSJB. Lo decía muy bien José Luis Sampedro: «Para construir sobre ruinas es preciso empezar retirando los escombros que impiden iniciar la obra».