Opinión | Tribuna

Antonio Márquez,un orgullo para Ibiza

«Antonio lleva ya 26 años con su propia compañía, que es la más grande de todas las privadas que hay en España»

Hace unos días, recibí un par de entradas para asistir al espectáculo ‘Medea’, que el pasado sábado clausuró el ciclo ‘Nits de Tànit’ que organiza el Consell Insular. Me las envió su protagonista, el extraordinario ‘bailaor’ criado en Ibiza Antonio Márquez, al que conozco desde que era un niño. El espectáculo me sorprendió por su grandeza y majestuosidad, así como por el vestuario y la raza exhibida por todos los bailarines, incluido el propio Antonio. A sus 58 años, sigue con una forma física impresionante. No resulta extraño que se agotaran las entradas y me siento muy agradecido de haber podido disfrutar esta maravilla, que espero le siga deparando muchos éxitos, a pesar de las difíciles circunstancias que nos está tocando vivir con el covid y que han perjudicado especialmente a los artistas.

Aunque Antonio nació en Sevilla en 1963, se crió en la isla, formándose en la academia que crearon en Sant Antoni Paco Torres y María Martín, a los que tuve bailando en múltiples ocasiones en la discoteca Capri-Playboy, que abrí en 1965 junto a la playa de s’Arenal. Antonio ya destaca desde niño, cuando actuaba en esos recitales inolvidables que Paco y María preparaban con sus alumnos y que luego nos regalaban a todos los vecinos, desde el escenario del Cine Torres. Creo recordar que coincidieron en la academia, en la misma época, Antonio y el famoso decorador y artista Toni Riera, que se inspira en la propia isla para las bodas de grandes personalidades y otros eventos que organiza, que siempre destacan por su originalidad. También él pasea el buen nombre de Ibiza por el mundo.

También disfruté intensamente viendo a Antonio debutar en Madrid en el Ballet Nacional, donde durante años ejerció como primer bailarín. Se trata, sin duda, de una de las figuras de la cultura más importantes de cuantas tenemos en Ibiza y es un embajador de la isla de primer nivel.

Los padres de Antonio, su hermano y demás familiares son gente estupenda, que sigue viviendo en la isla y que, como casi todos los ibicencos, se han dedicado a la hostelería y al turismo. Andaluces en origen, ya ibicencos de corazón, que como tantas otras familias llegadas de la península para trabajar han acabado conformando una sociedad multicultural extraordinariamente rica, evolucionando aquella Ibiza endogámica que permanecía encerrada en sí misma.

‘Medea’, del maestro José Granero, es la obra cumbre de la danza española y Antonio Márquez nos la ha servido a todos los ibicencos que pudimos asistir, en forma de ambiciosa superproducción, que ha llevado adelante con su propia compañía, sin financiación pública. El espectáculo requiere del trabajo de 30 personas, con 23 bailarines en escena; un montaje que, en la isla, lamentablemente, estamos muy poco acostumbrados a ver.

Antonio lleva ya 26 años con su propia compañía, que es la más grande de todas las privadas que hay en España, y explicaba hace unos días a través de las páginas de este diario lo difícil que ha sido mantenerse en pie en el transcurso de la pandemia y los muchos sacrificios que todo su equipo ha tenido que afrontar para que el telón siga subiendo. Recordaba Antonio cómo las administraciones públicas invierten en el fútbol, bien lo sabemos los ibicencos, y lo poco que dedican a las artes que, como la danza, componen la esencia de nuestro patrimonio cultural.

Al mismo tiempo, lanzaba un grito de ayuda, para rescatar a su compañía de esta travesía en el desierto a través de algún patrocinio, a cambio de pasear el nombre de Ibiza por todos los escenarios a los que acuda. Sinceramente, espero que alguien recoja el guante. Su condición como uno de los más reputados artistas de la isla, sin duda, lo merece.

Gracias por el maravilloso espectáculo que nos has brindado, Antonio, y mucha suerte para el futuro.

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