Manolo García, cantante: «Me ha gustado que, de cada dos catalanes, uno no ha ido a votar»

El cantante barcelonés ofrecía ayer en el Palau Sant Jordi un concierto en el que combinaba el material de los dos álbumes que lanzó en 2022, ‘Mi vida en Marte’ y ‘Desatinos desplumados’, con canciones de toda su trayectoria, incluyendo clásicos de su etapa con El Último de la Fila.

«Me ha gustado que,  de cada dos catalanes, uno no ha ido a votar» | MARC ASENSIO

«Me ha gustado que, de cada dos catalanes, uno no ha ido a votar» | MARC ASENSIO / Jordi Bianciotto

Jordi Bianciotto

Cuando reemprendió los conciertos tras la pandemia, dijo que quería hacer conciertos con canciones que la gente reconociera y pudiera cantar. ¿Sigue siendo ese el espíritu?

Yo quiero que la gente cante, no cantar yo solo. Me gusta compartir el placer de soltar unos alaridos, que salga el aire, decir alguna sandez o alguna certidumbre. Creo que es bueno para la salud. En el Sant Jordi, un espacio grande, tienes que levantar a miles de personas que vienen a eso, a que los levantes, no a estar sentados. Vienen a evadirse de las cuitas mundanas.

Un Sant Jordi hoy y otro el 30 de noviembre. Nunca había hecho un doblete así. ¿Qué ha pasado?

Después de la pandemia, todo el mundo está en la calle. Hay razones que obedecen a la sensación de jaula, de miedo, que sufrimos todos hace muy poquito tiempo. Hay ganas de comérselo todo, porque la precariedad de la existencia se ha hecho patente.

¿Piensa también en el influjo de los conflictos internacionales, del clima político, de la incertidumbre?

No tanto. Eso siempre ha pasado, desde la prehistoria. Somos muchísimos y queremos muchísimas cosas, demasiadas para mi gusto. Nuestras vidas se alargan, y eso es encomiable, pero habitamos el planeta de una manera voraz, asfaltándolo todo. Yo me agarro a intangibles que me dan un poco de calma y me devuelven a mi sitio. Eso lo consigue la cultura.

Y los conciertos.

Son algo directo, un golpe emocional al corazón. La música, por algún misterio, te provoca un buen sofocón, te eleva y te hace más espiritual. Volvemos a ser tribu por un rato. Nunca debimos dejar de serlo, porque cuanto más pequeñitos y divididos, menos daño hacemos.

¿Pero no ha pasado siempre eso de pensar que lo que ocurre ahora jamás había sucedido y que estamos en la cresta de alguna ola?

Ahora vivimos a una velocidad que el mundo nunca había experimentado. Tenemos la inteligencia artificial, que no será tan inteligente cuando viene de los humanos. Si viniera de algún dios…

Se puede hacer una canción «que suene a Manolo García».

Es repugnante. Una máquina nunca podrá hacer Yesterday, ni Angie. Pero hay alguien que piensa: ‘invento una máquina y me llevo toda la pasta’. Así no llegaremos a ningún sitio. Eso va a crear mala leche y violencia.

En su gira defiende cero emisiones contaminantes desde ya. Coldplay presentó su última gira como sostenible. ¿Es posible un gran tour que lo sea?

No, imposible. Toda la cantidad de vatios que necesitamos viene de algún sitio. Puedes cuidar ciertos detalles, pero son tiritas en el cáncer que sufre el planeta.

¿Le crea eso una contradicción?

Yo no tengo la culpa. Lo haría todo de otra manera: me gusta más Mujica que Biden o Trump. Pero vivimos en un sistema que utiliza unos métodos que son lesivos. Yo haría una gira completamente ecológica en la isla Perejil. Me iría con una guitarra en una barca de remos, aunque para hacerla ya habría tenido que cortar algunos árboles.

¿Hay entonces lavado verde en estas operaciones?

Me sabe mal por Coldplay, que es un grupo que me encanta, con puntería con las melodías, amablemente rockero, pero yo les diría: ‘chicos, no podéis, eso es una quimera’.

Tras reunirse con Quimi Portet para grabar las nuevas versiones de Desbarajuste piramidal, es pertinente volver a preguntar por el regreso de El último de la fila. Si dicen que tan bien se lo pasaron grabando el disco, ¿por qué no estirar esa felicidad con nuevas canciones e incluso conciertos?

No es imposible, pero es improbable. En principio, que dos personas que tienen puntos de vista en común se lo pasen bien delante de una botella de vino y de un buen arroz, es fácil. Otra cosa implica ya formar un equipo de trabajo donde entran en juego 50 personas. Ya eres una empresa, y organizar empresas da pereza. Eso solo se hace por un afán monetario, y no es mi carácter.

En los días previos al 1 de octubre de 2017 hizo público un comunicado en el que llamó al diálogo y a trabajar para «encontrar soluciones». Tras el 12M, ¿cree que los resultados van encaminados hacia esas soluciones?

Hay una cosa que me ha gustado de estas elecciones: que, de cada dos catalanes, hay uno que no ha ido a votar. Me hubiera gustado que fuera 0,2 catalanes.

¿Defiende la abstención?

Defiendo que hay que hacer las cosas mejor. Cuando veo sus alegrías, sus abrazos, cómo visten…, entiendo que no piensan ‘ahora podré arreglar la vida de las personas para que Catalunya tire adelante’. Como país independiente, como estado de una federación, como una comunidad… Me da igual. Yo soy uno de los que no han ido a votar, y no votaré mientras vea al payés jodido, y que en plena sequía no se hable de que el agua hay que dársela a todos, y que Rodalies siga yendo como el culo después de tantos años. Es un castigo para la pobre gente que va arriba y abajo, ¡a trabajar, a generar impuestos! ¿La culpa es de Madrid? Pues cobráis para ir a Madrid y cogerlos de los huevos, que han tenido años y años para arreglarlo.

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