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Exposición

Del legado arquitectónico de Erwin Broner en las Pitiusas a su faceta de ciudadano comprometido con Ibiza

La demarcación pitiusa del Col·legi d’Arquitectes de les Illes Balears inaugura una exposición dedicada a la vida y obra del pintor y arquitecto alemán, que dejó una huella profunda en Ibiza

Inauguración de la presentación de la exposición dedicada a Erwin Broner, ayer. Vicent Marí

Con la voluntad de seguir divulgando el importante legado que Erwin Broner (Múnich, 1898-Kreuth, 1971) dejó en las Pitiusas y aprovechando que se cumplen 125 años de su nacimiento, el Col·legi Oficial d’Arquitectes de Balears (Coaib) ha decidido dedicar a su figura la quinta edición del Projecte 100/10. La exposición se inauguró ayer en la sala que lleva su nombre en la Demarcació d’Eivissa i Formentera del Coaib, que custodia todo el fondo documental del reconocido arquitecto y pintor, legado por su viuda, Gisela Broner. Lo que se puede ver en Can Llaneres es una pequeña muestra de todo el material que conserva la demarcación, lo suficientemente significativa para hacerse una idea de la vida y obra de Broner y, sobre todo, de la huella que dejó en las Pitiusas. «Su legado en conjunto es de lo más valioso que hay en Ibiza en cuanto a arquitectura contemporánea», asegura Martí Lucena, asesor de cultura de la junta directiva del Coaib y una de las personas que han trabajado en la selección del material para esta muestra junto al equipo del Archivo de esta entidad.

Este arquitecto mallorquín fue uno de los coautores del número que ‘D’A. Revista Balear d’Arquitectura’ dedicó a Broner en 1994, un monográfico que, por cierto, el Coaib ha reeditado este año y que se puede adquirir en la exposición.

Precisamente esta publicación ha servido de guion para dar forma a la muestra que acoge el Espai Broner, formada por una veintena de paneles explicativos y cuatro vitrinas con materiales originales del archivo guardado en la sede de los arquitectos pitiusos en Dalt Vila. Entre ellos hay fotografías, artículos de prensa, planos y dibujos de este creador con un trayectoria vital y profesional en cambio constante y tan polifacético que lo mismo diseñaba muebles y casas, que pintaba cuadros o trabajaba en animación.

La exposición arranca con un resumen biográfico, que se divide en seis periodos con los capítulos más significativos de la vida de este alemán perteneciente a una familia judía acomodada. La primera etapa, la de su juventud en Alemania, llega hasta 1933, año en el que Broner decidió dejar su país tras llegar al poder Hitler. La segunda, entre 1934 y 1937, se centra en gran parte en su primera estancia en Ibiza. Descubrió la isla en una corta escala que hizo tras visitar Mallorca y quedó deslumbrado por la belleza de sus paisajes y por la arquitectura popular, tanto que le dedicó un artículo, ‘Ibiza (Balears. Las viviendas rurales’, que salió en la revista AC de 1936. En ese mismo número también se publicaron los dos proyectos que Broner realizó en esa época en Ibiza: unas casas en hilera en una playa, que no se llegaron a construir, y el Establecimiento de Baños en Talamanca. Como resalta Lucena, «este balneario y una casa en Sant Antoni proyectada por Germán Rodríguez Arias son las primeras muestras documentadas de arquitectura moderna construidas en Ibiza».

Un hombre polifacético

La tercera etapa que se recoge en esta muestra va de 1938 a 1951 y corresponde fundamentalmente con su estancia en Estados Unidos, donde para ganarse la vida ejerció empleos diversos, como fotógrafo en una agencia inmobiliaria o como diseñador de decorados y escenografías de la Feria Mundial de Nueva York. En los Ángeles trabajó en la industria cinematográfica en distintos oficios, como el de jardinero o de carpintero. Además, colaboró en despachos de arquitectura y fue operador de animación. Fue en ese periodo también cuando conoció a su tercera esposa, Gisela, con la que se trasladó a vivir nuevamente a Ibiza en 1952. Aquella etapa isleña se prolongó hasta 1956. Durante ese tiempo, en el que la pareja vivió de alquiler en una casa en el barrio de sa Penya, Broner se dedicó casi por completo a dibujar y pintar, pasando del realismo inicial a una progresiva abstracción. Sus obras se expusieron en varias ocasiones en Ebusus, en Vara de Rey.

En la exposición se ilustra su faceta como pintor con una gran obra, un díptico, que los Broner donaron a la demarcación pitiusa del Coaib, y que data de 1965, durante la tercera y última estancia del arquitecto en Ibiza. Antes, entre 1957 y 1958, Broner estuvo de nuevo en Estados Unidos y luego en Londres, para dirigir los nuevos estudios de animación TV Cartoons.

Obra de Erqwin Broner donada a la demarcación pitiusa del Coaib. Vicent Marí

El último periodo comienza en 1959, cuando Broner y Gisela regresaron a Ibiza y se establecieron allí de forma definitiva. Por fin, él, con 60 años, se pudo dedicar de forma continuada a la pintura, pero sobre todo a la arquitectura. Fue entonces cuando participó con otros artistas en la creación del Grupo Ibiza 59. Un año después fue cuando construyó su vivienda definitiva, en sa Penya, la que ahora, remodelada, es el Museo Casa Broner.

Entre 1959 y 1971, año de su fallecimiento, Broner trabajó como arquitecto haciendo una cincuentena de proyectos en las Pitiusas, de los que se construyeron unos 30 y de los que «se conservan en buen estado una veintena». El resto han desaparecido o están irreconocibles después de reformas. Se trataba de encargos la mayoría de amigos o extranjeros relacionados con el mundo de la cultura. En la exposición se dedica espacio a trece de estos proyectos. En Formentera hizo la Casa de Vries y la Casa Marcet, que aparecen en la muestra junto a otras edificaciones levantadas en Ibiza como la Cas aBroner, la Casa Strauss o el Aparamento Laabs, Se habla también, entre otros, de los Apartamentos ‘Sandic’, el único edificio de viviendas de varias plantas que construyó Broner; o de la casa de Rafel Tur Costa. También se incluyen edificaciones ya desaparecidas como la casa Pàniker o modificadas, como la Casa Schmela.

Compromiso con Ibiza

La exposición del Coaib, que viajará luego a Mallorca y Menorca, retrata, por otra parte, el fuerte compromiso que Broner demostró con Ibiza. «Era un ibicenco más y, además, un ibicenco comprometido», resalta Lucena, que recuerda, entre otras cosas, que el alemán contribuyó a la creación del Cine-Club Ibiza y que se sumó al movimiento ciudadano que se oponía a que el Ministerio de Obras Públicas levantara un edificio delante de las casas del muelle de la Marina. La construcción se hizo, pero gracias a las protestas se redujeron sus dimensiones y años más tarde se demolió. Otro detalle curioso que recoge esta exposición es que el arquitecto participó en una encuesta de Diario de Ibiza sobre la posible reforma del paseo de Vara de Rey y envió una propuesta de peatonalización parcial que se puede ver en el Espai Broner.

Martí Lucena menciona, además, un texto titulado ‘Reflexiones sobre el futuro de Ibiza’, que el alemán escribió en 1965, en el que, ya por entonces, expresaba su preocupación por el progresivo deterioro de la isla. Habría que ver qué diría si levantara la cabeza ahora, cuando ya no queda ni rastro de esa Ibiza que le enamoró en los años 30.

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