Sant Josep

Los propietarios que cortaron el paso por la costa en Caló d’en Real, obligados a reabrirlo

Tras la inspección del Ayuntamiento de Sant Josep, quienes vallaron la zona de servidumbre de paso se comprometen a reabrirla

La valla que cierra la franja de paso que es de uso público.

La valla que cierra la franja de paso que es de uso público. / D.V.

David Ventura

David Ventura

Los propietarios de las villas de Caló d’en Real (Sant Josep) que han ocupado irregularmente el espacio público de la primera línea de costa —lo que se conoce como zona de servidumbre de tránsito— se han comprometido ante el Ayuntamiento de Sant Josep a realizar las obras pertinentes para dejar nuevamente libre la zona de paso, tal y como les obliga la ley de Costas.

Esto es lo que asegura el Consistorio josepí que, el mismo día en que se publicó en este diario que unas villas infringían la ley y obstaculizaban el paso a los transeúntes, envió a la zona a un celador del departamento de Urbanismo para comprobar in situ la veracidad de esta información. «El Ayuntamiento visitó la zona y se pudo comprobar que, en efecto, el paso estaba cerrado», confirma un portavoz del Consistorio.

Inmediatamente, se procedió a contactar con los propietarios de esas villas quienes, según este mismo portavoz «comunicaron tanto al Ayuntamiento como a Costas que dejarán el paso abierto».

Sobre los plazos de actuación y sobre la posibilidad de que se abra un expediente sancionador a los infractores, desde el Consistorio señalan que «se les dejará unos días de margen»: «Iremos a comprobarlo y los técnicos decidirán si hay que llevar a cabo alguna tramitación y en qué sentido. En cualquier caso, eso ya no será una decisión del equipo de gobierno», indican.

La situación de Caló d’en Real se dio a conocer a través de un queja de un residente en la isla que quiso acceder a una zona de baño situada cerca de los acantilados y se encontró con que la zona de servidumbre de paso estaba cortada y que la zona de baño, de facto, se había privatizado.

«Sufrimos una experiencia muy desagradable», explicó Adrián Navarro, la persona que denunció esta ilegalidad: «Nos encontramos con una valla de madera que nos cerraba el paso». Al saltarla, apareció una mujer que nos gritó que nos largáramos de allí, que eso era su casa y que llamaría a la policía, que éramos unos pobres y unos piojosos, y que nos largáramos. Le respondimos que si nos quería denunciar, que lo hiciera, que la razón la teníamos nosotros ya que había construido el jardín en zona de servidumbre». No obstante, la incomodidad de la situación, así como el hecho de encontrarse con una segunda finca que seguía cortando el camino, hizo que desistiera de su propósito.

La zona de servidumbre de tránsito es una franja de seis metros de anchura medidos desde la línea interior de la ribera del mar. Forma parte de la servidumbre de protección de costa, pero al ser la más directamente situada sobre la primera línea de mar, sus limitaciones son más estrictas.

En esta franja de seis metros, según se estipula en el título II de la ley de Costas, no está autorizada la construcción de ninguna instalación. Así mismo, esta franja deberá dejarse «permanentemente expedita para el uso público peatonal y para los vehículos de vigilancia y salvamento».

Pese a que la ley es muy clara, muchos constructores y propietarios, con la impunidad que otorga el dinero, aplican una política de hechos consumados y extienden las vallas y los jardines de sus propiedades hasta el borde mismo de los acantilados o de la playa, privatizando de facto estas zonas que son de dominio público.

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