Golbol para la inclusión escolar

Los estudiantes realizan cuatro juegos distintos con los ojos vendados o sentados

‘Golbol’ es la palabra de la mañana en el CEIP Santa Eulària. «Yo quiero empezar ya». «¿Cuándo nos va a tocar?». «Es como los bolos, pero al revés». Alrededor de 100 niños de quinto y sexto curso de Primaria se apiñan junto a la jugadora de la selección nacional Raquel Rico para escuchar las normas del «único deporte que hay de ciegos que no viene de una una adaptación de otro», explica ella. La segoviana afincada en Madrid les explica que emplearán un balón especial para los que se inician en el juego.

Después de las explicaciones, una de las clases se queda con Rico, mientras que las otras tres se dirigen a realizar las otras actividades de la jornada con la atención puesta también en los que se quedan con el golbol. A lo largo de la mañana, todas las clases se alternarán para que todos los alumnos pasen por todos los ejercicios. Dos equipos de tres estudiantes están dispuestos frente a frente y los componentes de uno de ellos se tumban en el suelo para cubrir el mayor espacio posible entre dos conos que sirven de portería. Un jugador del equipo de enfrente, también rodeado de dos conos, lanza el balón para intentar anotar un gol. Los seis participantes llevan antifaces para no ver nada.

El CEIP Santa Eulària acoge una sesión práctica del programa ‘Deporte Inclusivo en la Escuela’ (DIE), que es una iniciativa nacional que fomenta la práctica deportiva inclusiva en los colegios. «Se trata de que los chavales puedan experimentar y empatizar con posibles personas que vayan a conocer a lo largo de su vida que tengan una discapacidad visual. Serán ciegos por un espacio corto de tiempo y conocerán las dificultades con las que nos podemos encontrar cuando no vemos», explica Rico.

La atleta fue paralímpica en natación en las olimpiadas de Barcelona 1992, en atletismo en Atlanta 1996 y fue convocada para la competición de Sídney 2000. «No pude participar por motivos laborales», recuerda.

Alumnos practican atletismo con discapacidad visual. | MARCELO SASTRE

Alumnos practican atletismo con discapacidad visual. | MARCELO SASTRE / Miguel González

Este curso es el tercer año que el plan llega a las escuelas de Ibiza. Toni Suñer, el coordinador de Deportes del Consell Insular, apunta: «En las dos pasadas ediciones estuvimos con más de 3.440 alumnos repartidos en 20 centros escolares y este año estaremos en otros diez». Indica que el objetivo es que todos los colegios de la isla hayan realizado estas actividades en un plazo de cinco años.

«En el ámbito escolar, es mucho más importante dar la mayor difusión posible al deporte inclusivo porque es una manera de integrar a los niños con necesidades educativas especiales en el día a día y de hacer que tengan una relación más sana con sus compañeros», reflexiona Rico. David Zafra, el profesor responsable del área de Educación Física del centro, señala que en casi todas las aulas de los grupos que participan en estos juegos hay algún alumno con discapacidad.

Raquel Rico muestra a unos niños cómo deben defender la portería en golbol. | MARCELO SASTRE

Raquel Rico muestra a unos niños cómo deben defender la portería en golbol. | MARCELO SASTRE / Miguel González

También valora que la atleta paralímpica haya dado una charla a los estudiantes sobre su condición física, su trayectoria deportiva y el golbol: «Yo llevo tiempo trabajando estas cosas con ellos, pero el hecho de que venga una persona con estas características y explique cómo es su vida en el día a día, hace que les llegue más». Según comenta, los alumnos se mostraron entusiasmados durante la exposición: «El alumnado se ha portado bien. Tenían muchas preguntas para Raquel». Además, explica que el programa DIE facilitará a la escuela material adaptado para que los profesores realicen más actividades de este tipo.

Otro de los juegos es el fútbol con discapacidad visual. En él, dos monitores preparan un ejercicio en el que un alumno que lleva un antifaz debe conducir un balón con otro a su lado como guía. Después, los estudiantes se ponen en fila para chutar a una portería y se turnan para ocupar los roles de portero y jugador de campo.

Rico con un balón de golbol. | MARCELO SASTRE

Rico con un balón de golbol. | MARCELO SASTRE / Miguel González

En uno de los extremos del patio, otros niños juegan al voleibol sentado. Primero se pasan la pelota en corros de cinco o seis estudiantes y, cuando cogen soltura, utilizan una larga cinta atada a dos postes de baloncesto para jugar un partido. «Gana el que llegue a cinco puntos», indica uno de los monitores.

La última actividad es el atletismo con discapacidad visual. En este ejercicio, unos niños con los ojos tapados han de recorrer un camino marcado por conos con la ayuda de un compañero que le indica por dónde ir. Al principio, los guías pueden ayudarse con las manos, pero luego solo pueden utilizar la voz.

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