Un millonario anda suelto en es Pratet

El despacho de lotería de la calle Pere Francès de Ibiza reparte un millón de euros en la Bonoloto

Nancy Muñoz atiende sonriente a la clientela.

Nancy Muñoz atiende sonriente a la clientela. / D.V.

Desde el pasado lunes por la noche, el barrio de es Pratet de Vila cuenta con un millonario nuevo. Es el afortunado que tiene en su poder un billete de la Bonoloto premiado con 960.247,46 euros, y existe el convencimiento de que se trata de un vecino del barrio. ¿Cómo distinguirlo? ¿Será alguien que últimamente se muestre extrañamente esquivo? ¿O ese vecino que cuando sale el tema de la lotería en una conversación silba distraídamente como si la cosa no fuera con él?

«Yo seguro que no soy, porque si me llega a tocar un millón de euros me desmayo», comenta Francisco, un cliente del despacho receptor de lotería de la calle Pere Francès 22-24 donde ha caído el premio. «Una vez me tocaron 4.000 euros y me temblaba todo el cuerpo», recuerda. Si le toca un millón, no lo supera de la impresión.

«¿Fuiste tú?», le comenta Nancy Muñoz, la dependienta del despacho de lotería, a Miguel Ángel, un cliente habitual: «Mírame bien. ¿Tengo cara de millonario?», le responde con una risa. La trabajadora tiene claro que el premiado es del barrio: «Los turistas lo que compran son billetes para el Gordo de Navidad. La Bonoloto, en cambio, es un juego de los fieles a esta oficina, de los que vienen cada semana. Le ha tocado a alguien del barrio, no tengo duda».

El anuncio del premio, en la vitrina del despacho. | D.V.

El anuncio del premio, en la vitrina del despacho. / D.V.

La primera en enterarse

Una impresión que confirma Lidia Arabí, gerente del despacho de lotería, que asegura ignorar la identidad del millonario, «y aunque la supiera no te lo diría, por supuesto». Explica que el ganador pasará por la oficina tarde o temprano, aunque su teoría es que todavía desconoce que es millonario: «Normalmente, a la semana siguiente el cliente llega con el billete para jugar de nuevo y ver si le ha tocado algo. Es probable que el ganador todavía no lo sepa».

¿Y qué sucede en ese momento? «Al pasar el billete por la máquina, esta nos indica que tiene un premio que excede de los 999,99 euros, que es la cantidad máxima que podemos pagar en metálico. Entonces nosotros le decimos que se dirija a su entidad bancaria». Si a algún cliente con el billete de la Bonoloto del pasado lunes se le indica que debe ir al banco, es que es el agraciado aunque, eso sí, en el despacho guardarán el secreto con celo profesional.

La gerente de la oficina fue la primera en enterarse, ya que el lunes a las diez de la noche recibió un whatsapp informándole de que la combinación ganadora de la Bonoloto -33, 24, 26, 9, 18, 11, complementario 22 y reintegro 4- había tenido dos máximos ganadores: uno en el despacho del supermercado Alcampo del barrio de Moratalaz, en Madrid, y otro en esta oficina del barrio de es Pratet. «Tenemos mucha suerte, porque en el año 2019 ya dimos un quinto premio en el Gordo de Navidad», explica satisfecha Arabí, que también señala otros premios en sorteos ordinarios de la Lotería, todos enmarcados en las paredes del despacho.

«A mí sí me ha tocado», comenta María Luisa, una clienta habitual. Pero no la dirigen al banco y le pagan al momento. Señal de que la suerte le ha sonreído, pero tampoco demasiado: «Veinte euros. ¡No está mal!», dice risueña.

Según explica Nancy López, en el caso de la Bonoloto, prácticamente nadie marca las cifras que cree que tocarán, sino que deja que sea la máquina expendedora la que las escoja de manera aleatoria. Es puro azar. Es, sencillamente, que te sonría esa hada misteriosa. ¿Quién será el afortunado? «Puede que sea esa señora que cruza la calle», fantasea Lidia Arabí, «o ese señor que cambia de acera, o el de más allá. ¡Vete a saber!».

Suscríbete para seguir leyendo