Transporte

Cabreo en el aeropuerto caótico de Ibiza

Conductores de taxis, autobuses y microbuses se quejan del colapso circulatorio que afecta a la instalación del aeropuerto de Ibiza a diario, consecuencia, dicen, de una mala señalización, de las obras del aparcamiento y del estrechamiento del vial principal: «AENA sólo piensa en el dinero»

Dicen los taxistas y los conductores de autobuses que los lunes son peores, pero entre las nueve y las 10 horas de la mañana del domingo, el aeropuerto se sume en un caos circulatorio. «Las infraestructuras se han quedado pequeñas», indica Secundino Fernández, taxista, que aguarda en la bolsa de taxis, atestada, a que llegue su turno. «A AENA [responsable de la instalación aeroportuaria] sólo le importa el dinero», comenta, a la vez que señala el bar instalado en medio de lo que hasta hace unos años era un tramo de carretera que transcurría en paralelo a la terminal y del que aún se conserva el asfalto y las señalizaciones pintadas en el suelo.

Cabreo en el aeropuerto caótico |

Cola para el taxi. / V.M.

Critica, como sus compañeros, que, para «hacer negocio», AENA haya estrechado ese vial: podrían ser cuatro carriles, incluso cinco, pero han quedado sólo uno para circular y otro para los taxistas. Ya en el tramo final hay tres: uno para circular, otro para aparcar en batería y otro para descargar o cargar clientes. Cuando, como entre las nueve y las 10, se juntan decenas de taxistas, minibuses, autobuses de línea, coches de alquiler y particulares despistados, el follón que se monta allí es espectacular.

Cabreo en el aeropuerto caótico |

Un guardia de seguridad intenta poner orden. / V.M.

"La entrada ha quedado pequeña"

«Demasiada densidad de vehículos para una entrada que se ha quedado pequeña», clama Cristina Marí, también taxista. «Sólo le importa [a AENA] la pasta», añade su compañero. Junto al bar, en una zona libre de tráfico, está el cartel con las letras gigantes de la palabra ‘Ibiza’ y las cerezas enormes de Pacha, uno de los lugares, junto a es Vedrà, preferidos por los turistas para hacerse selfis. Los taxistas miran ese lugar con cara de que, si por ellos fuera, hoy mismo lo arrasarían con un buldózer: «En lugar de preocuparse tanto por el dinero, AENA debería primar los accesos», apunta Secundino. Les preocupa más eso que los taxistas piratas, que «actúan cuando pueden. Y pueden a menudo».

«Demasiada densidad de vehículos para una entrada que se ha quedado pequeña», clama Cristina Marí, también taxista. «Sólo le importa [a AENA] la pasta», añade su compañero

Cabreo en el aeropuerto caótico | FOTOS DE VICENT MARÍ

Accesos precarios. / V.M.

Momentos puntuales

«Mira ese autobús [de línea]. Lleva cinco minutos intentando salir del aparcamiento [en batería]. Está todo hecho mal. Eso no debería suceder ni en broma», añade. Pero sucede, entre otras cosas porque el flujo de vehículos que llega a esas horas es incesante. Un trabajador de una empresas de seguridad, que lleva porra, es el único encargado de poner algo de orden, pero poco puede hacer, salvo cabrearse y hacer aspavientos, cuando le desobedecen o cuando ve pasar, constantemente, turismos de particulares que se cuelan por un acceso sólo permitido para transportes públicos. Echa broncas hasta a los taxis que paran donde no deben a descargar clientes, taponando los ya atestados viales. «AENA dice que son momentos puntuales», menciona con sorna Alejandro Rubio, taxista. Momentos puntuales, asegura, que suceden desde hace dos años sin que se ponga remedio.

Cabreo en el aeropuerto caótico

El lugar con más selfis de Ibiza. / V.M.

José Luis, conductor de autobús, califica de «lamentable lo que pasa. Hay mucha circulación y demasiados taxis. Y sólo hay una entrada, que se colapsa enseguida. Tienen que mejorar esto, ya». «Es un caos. El acceso se atasca cada dos por tres porque hay poco espacio para circular», detalla Miguel Ángel Balaguer, conductor de un microbús: «Muchos compañeros han tenido que parar lejos para que los pasajeros bajaran y llegaran, corriendo, a la terminal para no perder su vuelo». «Para entrar y para salir, esto es insufrible, sobre todo los lunes», subraya otro taxista, que suspira cuando piensa que lo peor está por llegar. Julio está a la vuelta de la esquina y ya está cabreado.

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Acceso entre vallas a la terminal. / V. M.

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