"Fui a Ibiza hace veinticinco años y nunca regresé a casa"

Andy Maunders visitó la isla en la década de los 90 con la intención de disfrutar de un par de semanas de vacaciones que se prolongaron hasta hoy

Á.T

El británico Andy Maunders, de 42 años y oriundo de Norwich, decidió hace veinticinco años reservar unas vacaciones en Ibiza. Entonces tenía tan sólo 18 años y ganas de fiesta. Así que en plena década de los 90, cuando la isla era la viva representación del descontrol, viajó desde Reino Unido para conocerla y pasar varios días de playa, aventuras y alcohol.

Cuando llegó el final de las dos semanas de vacaciones que había organizado en la isla, Maunders no quería volver. "Siempre me quedaba una semana más", cuenta al periódico online The Sun. "Luego eran un par de semanas y nunca llegué a regresar", relata. Hasta el día de hoy, dice que nunca se ha parado a reflexionar sobre la decisión de vivir en Ibiza. "Nunca me he sentado y me he dicho, voy a pensarlo", asimila. Simplemente, fue un impulso que le surgió al disfrutar de una primera instancia "enamorarse" de la isla.

El británico tenía trabajo, su núcleo familiar y novia en su ciudad natal, situada en el condado de Norfolk, en Inglaterra. Sin embargo, dejó todo atrás para prolongar unas vacaciones que se convertirían en algo permanente.

Todavía no es consciente de vivir en la isla, ha declarado a The Sun. Aunque sí percibe los cambios que se han dado en el último un cuarto de siglo desde que llegó con 18. Ahora, explica que la tranquilidad ha ganado terreno en su vida en detrimento al "apogeo de la bebida de finales de los 90 y principios de los años 2000".

Maunders encontró un trabajo en la isla cuando las discotecas eran protagonistas del panorama turístico y salir de fiesta era una rutina diaria. La música electrónica, las drogas y el sexo, narra al tabloide británico, eran la atracción de muchos turistas europeos que viajaban a Ibiza para trasnochar en clubes que cogieron fama rápidamente.

También recuerda las fiestas en Sant Antoni, donde el turismo de borrachera británico ha sido hasta hoy una de las principales fuentes de ingresos del municipio. El inglés echa la vista atrás y recuerda los trabajos "estúpidos" que tuvo a lo largo de sus primeros momentos en la isla. "Mi favorito fue en mi primer año; mi trabajo consistía en dar cerveza y sangría gratis", confiesa. Actualmente regenta un bar en Sant Antoni y explica que el ambiente se ha transformado en algo más exclusivo. "Hay menos gente que venga a beber, beber y beber", detalla. "Ahora vienen clientes que piden la carta de vinos, siguen siendo divertidos, pero más respetuosos", prosigue en declaraciones a The Sun.

A pesar de que en su relato hay cierta nostalgia por esa Ibiza de los noventa, este británico reafirma que le sigue encantando el ambiente de la isla y que, sobre todo, "nunca se le ha pasado por la cabeza volver al Reino Unido".