Día de las Islas Baleares en Ibiza: "Soy europea antes que balear"

Este 1 de marzo la autonomía de las Illes cumple 40 años, aunque muchos ibicencos no se sienten baleares, tal y como se desprende de esta encuesta realizada a pie de calle

Toni Escandell Tur

Toni Escandell Tur

A pesar de que cada 1 de marzo, coincidiendo con el Dia de las Illes Balears, se habla de la necesidad de fomentar un sentimiento común en todo el archipiélago, lo cierto es que a día de hoy gran parte de los isleños no se identifican con el gentilicio ‘balear’, sino que, al ser preguntados por su identidad, se definen como ibicencos, formenterenses, mallorquines o menorquines y, además, como españoles.

Estos 40 años de autonomía no han sido suficientes para cambiar este paradigma. Sin duda, este es un hecho diferencial con respecto a las islas Canarias, donde sí hay un sentimiento común de pertenencia a un mismo territorio.

Lejos queda aquel lema que el Govern balear ideó en 1999: Quatre illes, un país, cap frontera [Cuatro islas, un país, ninguna frontera]. Sin embargo, hay quien no se siente nada incómodo definiéndose como ‘balear’, aunque sea solo a nivel administrativo o accidental: "Soy balear porque soy residente en Balears", respondía este miércoles por la mañana uno de los entrevistados para este reportaje. Las personas consultadas hicieron alusión también a los roces entre islas, aunque tomándoselo con humor.

Además, la isla cuenta con una gran cantidad de ibicencos con raíces en Andalucía y una parte de ellos se siente a la vez isleño y andaluz. También hay quien prefiere no encasillarse. En conclusión, una gran riqueza de identidades que se ha intentado reflejar en este reportaje tras realizar una encuesta en la calle.

IBICENCAS Y ESPAÑOLAS

"Ibicenca, española, europea y, al final, balear" (por este orden)

Por la avenida Isidor Macabich pasean un grupo de ibicencas: Lina Yepes, Judit e Ingrid Cárdenas y Rosa Aracil Cárdenas. Se definen como ibicencas y ni Lina ni Judit se sienten representadas con el gentilicio ‘balear’: "Soy ibicenca, española, europea y luego, al final, balear", comenta, entre risas, Lina Yepes.

Este sentimiento es ampliamente compartido por muchos ibicencos. Preguntada por el posible motivo, Yepes apunta, medio en broma, medio en serio, que "seguramente es por lo que nos hace Mallorca".

A modo de anécdota, cuenta que tiene familiares que residen en Mallorca desde hace años y que no han perdido su identidad original: "Una tía vive desde hace más de 30 o 40 años en Mallorca y se sigue sintiendo ibicenca". En este sentido, añade: "Una vez le pregunté que por qué no tenía acento mallorquín y simplemente me respondió que ella es ibicenca". Tan sencillo como eso.

Además, Judit Cárdenas opina, mientras Yepes asiente, que en algunos casos "la gente de aquí es más abierta y un poco más libre" que en Mallorca, aunque ha tenido experiencias de todo tipo con personas de la mayor de las islas. Rosa Aracil, por su parte, se define como ibicenca, pero tampoco tendría problemas en usar el gentilicio ‘balear’: "Yo he ido mucho a Palma y me han tratado bien", explica.

De hecho, estas ibicencas subrayan que no se trata de tener prejuicios sobre los mallorquines y que el conflicto (si se puede llegar a calificar de esta manera) se debe a cuestiones de carácter más bien político.

UN BALEAR ANDALUZ

Hay quien no se siente nada incómodo con la etiqueta ‘balear’

Diferente es la respuesta de Juan Antonio Tirado, un jubilado ibicenco de origen andaluz. Nació en la localidad cordobesa de Rute, aunque hace ya 60 años que vive en Eivissa: "Cuando tienes la vida hecha aquí, donde has tenido hijos y nietos, te sientes más de aquí que de allí, porque en Córdoba ya eres como un extranjero", cuenta este residente,, que este mes cumplirá 80 años, mientras pasea por el Parque de la Paz. Preguntado por si se siente balear, responde: "Soy balear porque soy residente en Balears". Así, Tirado no se siente incómodo con esta etiqueta, aunque reconoce que si le preguntan por su identidad, antes que nada se definiría como "español".

Curiosamente, en un momento dado de la conversación utiliza el gentilicio andaluz en primera persona. Seguramente porque sus primeros 20 años los vivió en Andalucía. De hecho, Juan Antonio Tirado cuenta que tiene una casa en Rute y que de vez en cuando visita esta localidad. Por otro lado, recuerda, entre risas, que cuando llegó a la isla escuchaba la palabra ‘murciano’ para referirse a la gente de fuera. Tirado explica que ha visitado las cuatro islas: "He estado dos veces en Menorca y conozco Mallorca y Formentera".

CIUDADANA DEL MUNDO

Ibicencas y ciudadanas del mundo en paz con Mallorca

En un bar de la avenida de España toman algo Susana y Marga Ferrer Breuer, dos hermanas nacidas en Alemania que han vivido prácticamente toda su vida en la isla. Ellas no se sienten baleares, sino ibicencas. Preguntada sobre si se siente también balear, Marga Ferrer comenta que no le gusta encasillarse. "Cuando me preguntan de dónde soy, digo que de Eivissa, y si no saben dónde está, porque todavía hay gente en la península que no lo sabe, digo que en las Balears, para que sepan que Eivissa no está en Canarias", añade sobre la confusión que suele haber a la hora de ubicar a cada isla en uno u otro archipiélago. "Me siento ibicenca y española", añade Marga Ferrer.

Susana, por su parte, se define como "ciudadana del mundo": "Ante todo soy ibicenca, y después ciudadana del mundo". Ambas han visitado Mallorca (y Formentera) y explican que la experiencia ha sido muy buena, que la rivalidad entre Eivissa y Mallorca no es tal y que el trato es bueno. Sin embargo, Susana Ferrer habla de la diferencia de trato entre islas por parte de las instituciones: "A mí lo único que me duele es que, por el número de habitantes, cuando se hace el reparto de dinero en cualquier cosa, Mallorca no trata de la misma manera a Eivissa que a Menorca". Esta ibicenca lamenta que "cuando se reparte el dinero, es como si Mallorca quisiera más a Menorca" porque siempre acaba recibiendo más fondos que Eivissa a pesar de contar con mucha menos población. "Esto duele", reitera Susana Ferrer.

IBICENCO ANDALUZ

Muchos ibicencos de origen andaluz sienten como propias ambas comunidades autónomas

En Eivissa, como tierra de miscelánea, también hay quien combina más de una identidad o quien, de alguna manera, no acaba de abandonar nunca su identidad original. Es el caso de Francisco Molina, que nació en Córdoba y con siete años de edad llegó a la isla, donde vive desde hace 49 años: "Yo soy andaluz, pero vivo aquí, en Eivissa, así que soy ibicenco. Ibicenco andaluz", precisa. Preguntado sobre el resto de islas, Molina bromea: "No nos llevamos muy bien con los mallorquines". Precisamente este martes (28 de febrero) se celebró el Día de Andalucía, otra comunidad autónoma en la que, de la misma forma que en Canarias o en los diferentes territorios de la península, sus habitantes no tienen ningún tipo de reticencia a la hora de definirse con el gentilicio general de la comunidad: vasco, manchego, extremeño, aragonés, valenciano, gallego o catalán.

Sin embargo, este ibicenco, como en el caso de Juan Antonio Tirado, no tiene inconveniente en identificarse como balear, por lo que en su caso conviven al menos tres etiquetas: ibicenco, balear y andaluz. "Me siento balear porque vivo en Eivissa, ya llevo muchos años aquí", explica Francisco Molina, matizando, no obstante, que se siente "más identificado con el gentilicio ‘ibicenco’". Con todo, no parece que el gentilicio ‘balear’ sea capaz de generar muchos adeptos en la isla.

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