Mayores de Ibiza ante las elecciones: «Mi pensión es de unos 750 euros y pago 700 de piso»

Los mayores tienen claro que irán a votar este 28M, pero no son pocas sus peticiones a los políticos. Muchos piden pagas más elevadas y alguno que otro asegura que la gente de la tercera edad está «olvidada»

Usuarias de la Llar Eivissa en una imagen de este jueves.

Usuarias de la Llar Eivissa en una imagen de este jueves. / Vicent Marí

Toni Escandell Tur

Toni Escandell Tur

Las quejas de las personas mayores. Usuarios de la Llar Eivissa reflexionan, a pocos días de las elecciones municipales, insulares y autonómicas, sobre sus principales problemas y demandas. La mayoría confirman que las pensiones no son suficientes para afrontar el coste de la vida y muestran su preocupación por el estado de las calles.

Las elecciones municipales, insulares y autonómicas están al caer y los mayores de Ibiza tienen muy claras cuáles son sus necesidades. Reivindican, cómo no, que sus pensiones no bastan para hacer frente a todos sus gastos, y más teniendo en cuenta el alza generalizada de precios en los últimos tiempos.

También piden mejoras en sanidad o en los espacios dedicados a la tercera edad, así como en cuestiones más cotidianas como el estado de algunas aceras o el incivismo de quienes ensucian las calles. Asimismo, solicitan más presencia policial y viajes del Imserso a un precio razonable para la gente de la tercera edad que reside en la isla, entre otro tipo de cuestiones.

Otro grupo de mayores posa para este diario. | VICENT MARÍ

Carmen Martín y Francisco Martínez no tienen pegas con su pensión. / VICENT MARÍ

Este diario escucha sus reivindicaciones en una visita a la Llar Eivissa este jueves (día en que se sirvieron más de 120 comidas en el local) y la mayoría de ellos (a diferencia de lo que respondieron los encuestados para un reportaje reciente de jóvenes y elecciones), tienen clarísimo que irán a votar.

«Mi pensión es de unos 750 euros y pago 700 de piso»

Otro grupo de mayores posa para este diario. / VICENT MARÍ

Rosario Clausell tiene 75 años y explica que su pensión se va casi toda a costear la vivienda: «Cobro unos 750 o 770 euros, vaya, 700 y pico, y pago 700 por el piso. ¿Qué haría yo si no tuviera algún hijo?». Clausell, valenciana arraigada en Ibiza, trabajó limpiando en casas, pero sin contrato: «Ibas a limpiar, te pagaban las horas que querían pagarte y se acabó. Hemos trabajado toda la vida, pero sin cotizar».

Es el caso, también, de Josefa Espigares, de 85 años: «Tengo una pensión de viuda, pero no una paga mía, porque yo he trabajado echando horas [también sin cotizar a la Seguridad Social]. ¿Y con eso qué puedo hacer? Tengo que pagar alquiler, luz, comunidad, teléfono, agua, ¡todo! Y tener dinero también para que, si me muero, me puedan enterrar», comenta entre las risas de sus compañeras en una mesa de la Llar Eivissa.

«Esta isla es para ricos»

Espigares ha criado a siete hijos y en su momento trabajó en el campo: «Yo he trabajado como los hombres: escavillando, segando, arrancando. He hecho de todo en el campo… Luego vine aquí y estuve trabajando por las casas». Con todo, Clausell concluye que «esta isla es para ricos»: «A ver quién tiene las casas buenas y las villas buenas... Todo extranjeros».

Con estas pensiones, también resulta muy complicado irse de viaje con el Imserso. Josefa Espigares se pregunta cómo podría pagar un viaje «de 400/500 euros» cuando cobra «600 o 700».

No obstante, ambas confirman que las pensiones han subido [un 8,5%] este año, tras el incremento aprobado por el Gobierno central. Aunque no hay milagros para esta espiral de inflación. Esta situación incluso hace más difícil poder pagar las comidas en la Llar Eivissa, cuyo servicio de comedor reabrió este jueves por primera vez tras el covid: «Ahora aquí la comida vale 7,50 euros. ¿Quién puede pagar eso todos los días?», se preguntan varias mayores entrevistadas.

En la misma mesa que las anteriores encuestadas, se sienta Ana Rodríguez, de 63 años, quien hace hincapié en los elevados precios de las residencias: «Las personas mayores tienen una paga muy pequeña y las residencias son muy caras. Y eso que hay personas que lo necesitan bastante porque no tienen a nadie. Hay mucha gente en esta situación».

Al margen de estas demandas, las entrevistadas también se muestran preocupadas por aspectos del día a día. La limpieza no tarda en aparecer en la conversación que mantienen con este diario Clausell, Espigares y también Carmen Álvarez (78 años), María Titos (87) y Mercedes Bayer (83), que se sientan todas en la misma mesa.

Las ¿pequeñas? cosas

Clausell se queja de los problemas de suciedad que, dice, hay en toda la isla, y señala a los incívicos: «Es culpa de los dueños, no de los perros», dice sobre los restos que algunos vecinos no recogen. «¿Es que no tienen vergüenza? Tendría que ir un municipal dando vueltas por ahí. A los que lo hacen mal, les tendrían que poner una buena denuncia», añade.

Bayer, por su lado, valora a quienes cumplen: «Hay gente que lleva su botella de agua con lejía». Por otra parte, pide que la clase política sea capaz de alcanzar más acuerdos. Durante la charla se sucede toda una lluvia de reclamaciones. María Titos pide más presencia policial en las calles, mientras que Rosario Clausell subraya que hacen falta más paradas de autobús: «Ir caminando desde el Cetis hasta donde vives puede ser un buen trozo», señala como ejemplo, pensando sobre todo en quienes tienen problemas para andar.

Espigares aprovecha para comentar que justo delante del edificio en el que vive hay un árbol que ha crecido tanto que prácticamente le impide ver la calle: «No veo nada, el árbol me lo tapa todo. Cuando hay viento, le pega cada ramalazo a los cristales...».

«Creo que nos tienen un poquito abandonadas», contesta esta mujer al ser preguntada sobre el nivel de preocupación por la gente mayor desde el ámbito de la política. «Yo creo que no se presta atención ni a los jóvenes ni a los mayores», lamenta Titos.

Por el lado bueno, todas se muestran satisfechas con el resultado final de la nueva avenida Isidor Macabich y varias valoran positivamente la iniciativa puesta en marcha en Santa Eulària para acabar con los excrementos de perros en las calles.

Antonia Osma, de 83 años, pide que suban las pensiones y que se mejoren las instalaciones para mayores en Ibiza. Coincide con Josefa Espigares en que las personas de la tercera edad están algo olvidadas: «[Desde la clase política] También hablan de la gente mayor, pero hablar es una cosa y hacer es otra».

Espigares tiene clarísimo a quién irá a votar. De hecho, ya tiene el sobre preparado con la correspondiente papeleta dentro. Clausell, en cambio, aunque también acudirá a las urnas, lo hará sin mucho entusiasmo. En la conversación con este diario, esta mujer va descartando a todos los partidos a medida que los va citando.

Quien sí irá a su colegio electoral con ilusión es Francisco Martínez, de 87 años. Él asegura que no se siente olvidado como persona mayor: «Hace años que estoy jubilado y la verdad es que estoy muy bien. Tengo el botón de la Cruz Roja, así que si me pasa algo, llamo. De momento con esto no hay ninguna pega».

Tanto Martínez como su amiga Carmen Martín (75 años), que se sienta a su lado, aseguran que no tienen pegas con su pensión, que van apañándose. De hecho, no necesitan dinero de sus hijos: «Mi pensión no es muy grande, pero me apaño con ella», explica Martín, que ha sido ama de casa y tiene cuatro hijos, con los que dice estar muy feliz.

Francisco Martínez, que tiene cinco hijos y fue albañil, afirma que ya no hay cultura del esfuerzo: «Se necesitan empleados y hay gente que no quiere trabajar. Si quieres vivir bien, tienes que trabajar». «Ahora no quieren trabajar, sólo comer bien y divertirse», llega a decir este pensionista, a lo que su amiga responde irónicamente que la gente no es tonta.

Ambos son habituales de la Llar Eivissa: «Ahora, como han abierto de nuevo, vendremos todas las mañanas a desayunar aquí», comenta Carmen Martín.

Una paciente de oncología en periodo de revisión lamenta que en cada visita al hospital tiene un oncólogo diferente

Otra persona que acude este jueves a la Llar Eivissa, y que prefiere no dar su nombre, explica que ha sufrido un cáncer y que actualmente se encuentra en periodo de revisión. Es por ello que habla de la necesidad de que haya plantillas estables de médicos en Ibiza: «Yo ahora voy al hospital por las revisiones y cada vez tengo a un oncólogo diferente», lamenta.

De hecho, asegura que, si el problema es la vivienda, se debería proporcionar alojamiento a un precio razonable destinado específicamente a estos profesionales de la salud.

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