Tribuna | Nuria del Río Pinto | Comisaria de la exposición

Eznarriaga y García-Alix, juntos en Sant Josep

García-Alix fotografía una de las esculturas en madera de Gustavo Eznarriaga.

García-Alix fotografía una de las esculturas en madera de Gustavo Eznarriaga. / NRP

Nuria del Río Pinto

El viernes 26 de mayo a las 19:30 se inaugura la exposición de Gustavo Eznarriaga, ‘De un bosque enaltecido’, de esculturas, de tallas, donde colabora el fotógrafo Alberto García-Alix a través de una selección de fotografías de estas obras en madera. Será en el Centre Cultural de Can Jeroni. También se presenta el catálogo de la muestra, con una selección personalísima de las esculturas fotografiadas por García-Alix. No todos los días se combinan eventos culturales de tan gran magnitud.

No todos los días, se tiene la oportunidad de conocer el trabajo intrépido e intenso de un gran artista como es Gustavo Eznarriaga. La ocasión se materializó en aquella exposición colectiva ‘5 expresiones’ de septiembre de 2022, en el Club Diario de Ibiza, donde se mostraba el trabajo de cinco artistas de Ibiza. En una parte de la sala exponía Eznarriaga un maravilloso imago mundi tallado en madera. Fue el primer contacto con su trabajo.

Eznarriaga y García-Alix, juntos en sant josep

Eznarriaga y García-Alix, juntos en sant josep / Nuria del Río Pinto

El siguiente paso, no menos importante, fue el contacto con la sala de exposiciones: el Centre Cultural Can Jeroni. De la voluntad del Ayuntamiento de Sant Josep, de su ánimo por apoyar a los artistas locales, de sus ganas de producciones propias, se dio la oportunidad de esta exposición y su catálogo.

Para conocer la obra con profundidad no hay como conocer el lugar donde se ejecuta. Es un privilegio poder ver una obra a medio hacer, ver el lugar donde trabaja el artista y donde crea. Visitar las entrañas del proceso creativo. Lo que se vislumbraba en la exposición colectiva se mostraba diseminado por su casa y por su taller, que invitaba a ver un esplendoroso bosque, que brotaba entre el sofá y la mesa de estar, o en las estanterías y entre las sillas, aquellas piezas convivían en armonía en aquel hogar, formaban parte del día a día del artista. Darle un espacio expositivo era compartir ese universo con el público y creo que es uno de los mayores gestos de generosidad que sólo un artista puede ofrecer.

‘De un bosque enaltecido’

Lugar: Centro cultural Can Jeroni de Sant Josep.

Fecha y hora: Inauguración, viernes 26 de mayo a las 19.30 horas.

Entradas: Entrada libre.

No sin algo de inquietud, se conformaba la exposición, con árboles, plantas y animales únicos, seres ingeniosos, pavorosos, pero también bellos, de los que pueblan las leyendas. Aunque este bosque rezumaba esplendor y genialidad no dejaban de habitar en él algunos seres monstruosos. En ese punto Eznarriaga le había puesto rostro a aquello que todos en el fondo arrastramos, es como si le diera aliento a los monstruos con los que convivimos pero que pocas veces mostramos a los demás. Realismo mágico le llaman.

Y como colofón a aquella visita, como cuando el sol se cuela en las nubes, o mejor, cuando atraviesa las ramas de los árboles, unas fotografías colgadas en la entrada de la casa, instantes de una belleza excepcional. Éstas no son las fotos de un aburrido álbum familiar ¿De quién diablos son estas fotos Gustavo? No todos los días, el diablo mira hacia otro lado y te deja hacer, sin contratiempos, bueno, casi sin contratiempos, y en lugar de escarpados acantilados, sopla un viento a favor: «Son de un amigo mío, de toda la vida, Alberto. De Madrid».

De aquella pregunta y la generosidad de Alberto García-Alix, nació la colaboración en la exposición, el catálogo de la misma y su título: ‘De un bosque enaltecido’. Del lirismo crudo y sin tapujos del Premio Nacional de Fotografía García-Alix, del amor que le tiene a su amigo y de la admiración y comprensión que le tiene a su trabajo: basta mirar las fotos, observar el catálogo, entender que el título de la exposición se lo puso Alberto.

No todos los días se forma parte de un equipo donde la sinergia crea una armonía especial, en el sentido que distintos medios artísticos se aglutinan, se coordinan para crear una obra total. Este catálogo, su proceso creativo, su nacimiento, sus fotos, su ser en conclusión.

Privilegio de ver a Eznarriaga en su taller, con las gubias entre las manos sobre la talla, con gran seguridad sobre la madera, las distintas maderas, sus historias, forjadas por el conocimiento y el trabajo, contando por dónde iban los cortes y el objetivo a alcanzar, hablar de sus tropiezos y de sus aciertos, de los vacíos y de los llenos. De la mudanza del tiempo en la obra. De cómo la madera está viva, y transforma su exterior. Privilegio de poder fisgar en el objetivo de la cámara de García-Alix mirando instantes previos al sonido en que él paralizaba el tiempo y la luz. En estas fotos muestra un conocimiento de la obra de su amigo, generoso y abierto. Poder ver el ritual del fotógrafo, la pauta a seguir, como en una ceremonia sagrada, las decenas de fotos que se hicieron con la fe del momento único, mágico de máxima comprensión. Escribe García-Alix: «la construcción de una imagen requiere siempre una parada obligatoria terriblemente necesaria, que por fuerza nos lleva a la comprensión de lo que tenemos enfrente. O, por lo menos, a buscarla. Por todo ello, para mí, el acto de crear una fotografía va más allá de poner un carrete, enfocar y apretar el disparador. Es una manera de intentar hacer un uso consciente, lúcido y sensible de la cámara, que es un poderoso artilugio capaz de generar un campo magnético donde fotógrafo y modelo sostienen siempre un singular pulso».

Este acto de comprensión muestra el trabajo de Eznarriaga, el realismo mágico de este escultor nos enseña retratos de las tallas, humaniza estos trozos de madera, estas obras de arte, parece ser heredero del género inaugurado por Valle Inclán, del esperpento, donde se humanizaba a los animales, y a las cosas. La fotografía de García-Alix, esa comprensión profunda que nos desvela el secreto íntimo que tiene cada escultura, magnetiza al espectador que comprende este singular pulso de honestidad, espejo romántico. Tenemos que recalcar la idea del casticismo de sus obras. Hay algo muy auténtico, cuya procedencia hunde las raíces en la cultura creada por la generación del 98.

Por último, hablar del trabajo de Héctor Melchor, otro testigo cómplice. Diseño y maquetación. De los pormenores de llevar al papel esta exposición de esculturas y estas fotografías, los textos... él podría contar otra historia. Supongo que, lógicamente, él me entiende: del blanco al negro, del negro al blanco pasando por el gris, pero solo un instante. La ópera surgió para disfrute de los enamorados a la fotografía, a la escultura y al diseño y por supuesto, al bosque.

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