Opinión

Autoservicio

Uno ve los datos de empleo en España al cerrar el año 2023 y lo segundo que hace después de alegrarse con esas cifras (21.246,900 ocupados) es preguntarse dónde está tanta gente contratada. Lo digo porque mires a donde mires, todo va dirigido al autoservicio, es decir, al hágalo usted mismo que me ahorro empleados.

De las fusiones bancarias, los cierres masivos de oficinas y el «vaya usted el cajero», no hace falta escribir ni una palabra más. De las grandes superficies con las cajas de pago automático, tampoco. De los restaurantes de comida rápida donde tú pones y quitas la mesa, ídem de lo mismo. De las máquinas expendedoras de todo tipo de productos o de control de pasajeros, huelga decir nada. Igual que de todas las cosas que nos hacemos a través de Internet… En España, la industria es poco menos que testimonial, el campo apenas genera empleo y el sector pesquero, tres cuartos de lo mismo. Nos queda la ocupación pública en cada uno de los niveles de la Administración pública, y el sector turístico, que es el que nos salva. Y no busquemos más recovecos con gente trabajando.

Más a pie de calle y en nuestra isla, encontramos otro claro ejemplo que no sólo ilustra lo que estoy diciendo, sino que es el paradigma de mi tesis: las gasolineras. Aquí se riza el rizo porque estamos hablando de manipular un surtidor que expende un producto peligroso y maloliente. ¿Se imagina tener que utilizar usted mismo el cuchillo para cortar el jamón en la tienda o en el supermercado? ¡¡Pues esto es lo mismo!! Decir primero que no hay las que debiera; y segundo, la mayoría con un único empleado por turno, parapetado detrás de una mampara para cobrarte y punto. Cientos de coches diarios que pasan, se sirven, te pagan y se van. Negocio elevado al cuadrado. Y no voy a recurrir al tópico de que sus dueños son empresarios influyentes, que lo son. Aquí la culpa es de quien legisla y permite esto que lleva pasando desde hace décadas, y no sólo aquí.

El problema se agrava en una isla porque no puedes ir a otra donde un empleado te sirva, como sí se hace en la península, o buscar la más barata. Puedo entender (a medias) que haya gasolineras de autoservicio y pago automático en las que te ahorras unos céntimos por litro, pero en Ibiza no sólo no pasa esto, sino que el litro es como mínimo diez céntimos más caro que en la península. Negocio elevado al cubo. Justificación: hay que traer el combustible hasta aquí.

El tema de legislación y control sobre combustibles y gasolineras es un galimatías que depende de la Administración central. Ellos son los culpables de que esto ocurra, de que seamos rehenes de este complot económico. A lo mejor lo que sí habría que pedirle al Consell d’Ibiza es que informe y denuncie con ahínco lo que está pasando, velando por una competencia que no existe, y por el interés, los derechos y la seguridad de los ciudadanos. ¡Pocas cosas pasan! Aunque algún iluso todavía me dirá que como tienen los días contados en favor del coche eléctrico, ya no merece la pena modificar nada.

Suscríbete para seguir leyendo