Desde la Mola

Horizonte oscuro

Han pasado los Reyes Magos, con algún que otro desengaño sobre los deseos de unos pocos. No han traído todo lo que les pidieron en sus cartas chicos y grandes. Han cerrado las casetas y ya estamos inmersos en la normalidad de un enero que no mira atrás, ni a las vacaciones cumplidas, aunque algunos tengan pendiente una escapada a Lanzarote, por ejemplo. Ahora el horizonte, ciertamente con borrones, está en la nueva temporada, en lo que queda por hacer hasta las aperturas (especialmente las de Semana Santa que está a la vuelta de la esquina). Cuenta el gracejo popular que don Rafael Guerra, Guerrita, torero, II califa entre los califas de Córdoba, dijo aquello de “lo que no pue ser, no pue ser y además e’imposible”. Algo parecido, metidos en harina, sucede con el problema surgido en el Consell de Formentera con la disputa en el seno de Sa Unió. De sobras es conocida la postura de uno y otros. Lo que tenía que ser una placida travesía con un barco de lujo (mayoría absoluta) se está convirtiendo en un vía crucis camino de algún Gólgota imaginario. Mientras, seguimos sacudiendo el saco del “hoy sí, pero mañana no”. Hay ciertas cuestiones que precisan en el menor tiempo posible soluciones prácticas para resolver cuitas que vienen de lejos y que fueron decisivas en los resultados electorales. Kioskos, Estany des Peix y otros temas de menos repercusión mediática, pero con influencia en el día a día de los ciudadanos de esta isla, necesitan una atención prioritaria, que me da a mí que no se está prestando por aquello de negar la mayor. Cuentan los que saben, secretario del Consell incluido, que resolver la cuadratura del círculo (yo no dimito, dimite tú) es casi imposible en la legislación local en la que nos movemos.

Dejar fuera de juego al presidente y pasarlo a la “categoría” de no adscrito tiene más inconvenientes que los contemplados en la simple voluntad de los electos. Abogar por romper la baraja, ni está, ni se le espera que dijera Sabino. Por lo tanto, debemos entrar en un entorno posibilista y dejarnos de posturas maximalistas que hoy, no conducen a nada. Todos sabemos que la Administración pública (aprobados los presupuestos del 24) no se puede parar. Nadie pretende aquello de “pelillos a la mar” porque las posturas son (a mi entender) irreconciliables después de lo dicho y aireado en los medios de comunicación. De “amigos para siempre” hemos pasado a “ni saludados”. Mucho me temo que esta “eternidad” va a ser larga.

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