Para empezar

Ibiza y las excursiones mortales

Lo ven en Instagram. O en Tik Tok. Y no pueden resistirse a esa belleza. Un stendhalazo digital. Un entorno impresionante. El mar en su estado más salvaje. Piscinas naturales. Agujeros de roca con vistas al horizonte. Senderos minúsculos que discurren por acantilados. Columpios que se mecen sobre las olas. Chapuzones buscando la salida de una cueva. La luz colándose entre la penumbra de una gruta submarina. Y para allá que se van. Quieren sentir el viento en la cara, el rugido del mar dejándoles sordos y esfuerzo de llegar, sin aliento. Quieren ver en persona lo que han admirado en miles de fotos colgadas en redes. La isla está llena de rincones tan maravillosos como peligrosos. Los caminos para llegar a ellos son complicados. Hay que saber a dónde se va, cómo llegar, que el camino es exigente, que no todo el mundo está en condiciones de afrontarlo y que hay que ir equipado. Los bomberos se han pasado el verano en s’Ullal de na Coloms, uno de los puntos más instagrameables de la isla. Todas las administraciones buscan soluciones para prevenir extravíos, accidentes y, por desgracia, también muertes. Sólo hay dos soluciones. Ponerle puertas a los puntos de partida de estas excursiones mortales, vallar nuestra costa. O aplicar el sentido común, el menos común de los sentidos cuando hablamos de las redes.

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